Doce novelas para ahondar en nuestra historia contemporánea componen ‘Contar España’ (Ladera Norte) un ensayo en el que Jordi Canal reivindica el valor de la literatura en la investigación historiográfica: ‘El 19 de marzo y el 2 de mayo’ de Galdós (la guerra de la Independencia); ‘Paz en la guerra’ de Unamuno (el carlismo); ‘Los pazos de Ulloa’ de Pardo Bazán (el caciquismo rural), ‘Pequeñeces’ del padre Coloma (el Antiguo Régimen); ‘Aurora roja’ de Baroja (el obrerismo anarquista); ‘Imán’ de Sender (la cuestión africana); ‘Los cipreses creen en Dios’ de Gironella (los años republicanos), ‘Campo francés’ de Max Aub (la guerra y el exilio); ‘Veinte años y un día’ de Semprún (franquismo y antifranquismo); ‘Anatomía de un instante’ de Cercas (la Transición); ‘Crematorio’ de Chirbes (las caras de la modernización); ‘Patria’ de Aramburu (nacionalismo y terrorismo).Noticia Relacionada estandar Si Jordi Canal: «Una novela puede iluminar más el pasado que cien documentos» Sergi Doria«La novela constituye una forma de conocimiento del pasado y del presente y su lectura puede ayudar a los historiadores a escribir mejor», señala el historiador. Si tuviera que escoger el mejor narrador de la crónica contemporánea española, Canal opta por Galdós, aunque cada una de las novelas está asociada a un periodo determinado: «Se entiende mejor el carlismo leyendo ‘Paz en la guerra’ de Unamuno que en un libro de Historia», subraya. Canal rescata títulos olvidados como ‘Pequeñeces’ del padre Coloma, un ‘best-seller’ en su época. O ‘Los cipreses creen en Dios’ de José María Gironella, una de las novelas que mejor explican los prolegómenos del 36: «La posteridad ha sido injusta con él: se le ha ignorado por su condición de católico y catalán del bando franquista», apunta. Noticia Relacionada estandar Si Jordi Canal: «El carlismo murió de éxito tras la Guerra Civil» César Cervera Un libro analiza los mimbres de una contienda contra el liberalismo que dio forma a la actual España y sembró el remoto germen de los nacionalismos excluyentesLa conmemoración gubernamental de la muerte de Franco no es la mejor manera de explicar lo ocurrido hace medio siglo: «Es un montaje que conviene a Sánchez para apropiarse del relato», observa. Conmemorar esa muerte –«en 1975 la oposición antifranquista era mínima», objeta- le parece un despropósito: «Las cosas no cambiaron de un día para otro. Lo hicieron a partir del 76, con las elecciones del 77 y la Constitución del 78». A juicio del historiador, «la Transición a la democracia fue posible porque la modernización de la sociedad española había abierto el camino» .
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