Uno: Florentino y Laporta . La semana en que muchos madridistas no entendían por qué el Madrid no ha sido beligerante con el Barça con el caso Dani Olmo y otros tantos culminó con el gran espectáculo del mundo que es el Clásico y que para brillar, tener audiencia y ser negocio necesita a los dos equipos en su mejor versión. El Barça arrasó y el Madrid fue ejecutado, pero en el negocio ganaron ambos. Es muy cansado y estéril discutir los asuntos con personas sin mentalidad empresarial. Dos: Flick y Courtois. Flick insistió en su castigo a Iñaki Peña: meticulosidad alemana, disciplina, rigor para los muchachos. Nada que reprochar a Szczesny, ni siquiera la expulsión, pero las pocas opciones que tuvo el Madrid fueron porque Courtois dejó claro que, a pesar de encajar cinco goles, un gran portero marca las diferencias en un gran equipo. El Barça –Iñaki Peña lo demostró con su blanda mano en el gol de falta de Rodrygo– necesita en su puerta algo más de lo que tiene para los milagros que se precisan en los momentos decisivos de la temporada.Tres: Mbappé y Lamine Yamal. Poco a poco el jugador francés despliega su talento, su potencia, su superioridad. No sólo por el gol sino por las constantes acciones de alta fidelidad por dentro y por fuera, yéndose de todos y hasta que un pisotón de Koundé lo dejó fuera de circulación. Con la misma tensión y genio, y con el mérito añadido de tener sólo 17 años, Lamine Yamal no desaprovecha ninguna oportunidad de demostrar que es un superdotado. Por jugadores de su majestad, el fútbol sube de nivel y de precio. Es prematuro decir que es un nuevo Messi pero dispone de las cualidades para serlo. Noticias relacionadas estandar Si Supercopa de España Paliza del Barça y clemencia Szczesny Rubén Cañizares estandar Si supercopa de fútbol Mbappé luce en el desastre madridista José Carlos CarabiasCuatro: la posesión y el vértigo. Las dos maneras de entender el fútbol se distinguieron con absoluta nitidez sobre el lienzo de Yeda. Filosofía contra acción. Método contra velocidad. Con la filosofía y el método se tarda más pero si no renuncias y tienes a bailarinas como Pedri, eres el mar que siempre llega y ganas por inundación. Para la acción y la velocidad se necesita que todos los jugadores y durante todo el partido rindan a un nivel excepcional. Cinco: grandes equipos y equipos menores. El Barça se aburre y pierde contra los equipos menores en la Liga y el Madrid no puede contra los grandes: tanto en el Bernabéu como en Arabia el Barça le atropelló, por no hablar del Liverpool o del Milán. Seis: Gavi y Camavinga. El joven sevillano, todo entrega y pasión, le ganó todos los duelos al angoleño, que hizo un penalti completamente innecesario y mereció ser expulsado por doble amarilla, al hacerle una falta a Lamine Yamal para impedir un ataque del Barça. El árbitro le perdonó y Ancelotti no arriesgó más y lo sentó tras el descanso.Siete: inocencia y entusiasmo. Es conmovedor ver a un público tan contento en la grada, tan ilusionado, en contraste con las aficiones locales, tan resabiadas.Ocho: la madurez y la impotencia. Hasta con uno menos y sin Lamine Yamal en el campo el Barça demostró temple y confianza, y administró con prudencia su ventaja. El Madrid ni estuvo ni se le esperaba.Nueve: derrotas y ejecuciones. El Madrid puede perder pero no puede caer a plomo como le sucedía a veces al Barça de Xavi. Lo de esta primera final de la temporada no fue una derrota, fue una ejecución sumaria.Diez: el club y el equipo. Con la mascarada de victorias como las de ayer, cuya luz ciega al socio ignorante y fanatizado, Laporta conduce al club al colapso, para venderlo a los árabes.
Leave a Reply