Del 0-4 en el Bernabéu, una noche de finales de octubre, al clásico de esta noche en Yeda, han pasado 78 días. Algo más de dos meses y medio . No es demasiado tiempo. Ni en la vida, ni en el fútbol, pero eso no quiere decir que puedan pasar muchas cosas. Ahí está el ejemplo de este Madrid. Aquella dolorosa derrota y, seguramente, engañosa, colocó a Ancelotti en la diana. Y cuatro días después, el 1-3 contra el Milan, le asomó al precipicio, aunque ahora nadie lo reconozca. Un contexto que nada tiene que ver con el actual. Hubo conversaciones de alto voltaje en el vestuario, como las que los capitanes mantuvieron con algunos pesos pesados, como Vini o Mbappé , exigiéndoles mayor sacrificio defensivo. Se habló de frente, poniendo sobre la mesa una falta de actitud alarmante que, de seguir así, le iba a costar el puesto a Ancelotti . Y ahí empezó la reacción: «Hemos mejorado mucho desde entonces. Es una evidencia. Así que somos positivos y pensamos en ganar y levantar otro título, pero enfrente está el Barça y el resultado es impredecible. Ahora, en el caso de que fuera otra derrota, no significaría que el equipo fuera a volver a atrás».Noticia Relacionada supercopa | real madrid – barcelona estandar Si Ancelotti: «Si un jugador llega tarde, quiero explicaciones. Y si no son aceptables, se toman medidas» Rubén CañizaresEn estos dos meses y medio, el Madrid no solo ha mejorado como equipo, sino que además le ha hecho un +11 en la Liga. El 0-4 le dejó a seis puntos del Barça y la primera vuelta ha terminado con el Madrid líder (a la espera de lo que haga hoy el Atlético frente a Osasuna) con cinco puntos de ventaja sobre los azulgranas. Además, ha ganado la Copa Intercontinental, el segundo de los siete títulos a los que opta esta campaña, ha encauzado su camino en la Champions y ha recuperado la mejor versión de varios de sus jugadores, entre ellos, Bellingham: «Está en una gran racha y en este periodo ha marcado la diferencia», recuerda Carletto.El inglés lleva nueve goles en los últimos diez partidos, pero no es solo eso. Ancelotti le volvió loco en los primeros tres meses con una serie de cambios de posición que infrautilizaban las virtudes de Bellingham. De hecho, en el clásico jugó por banda derecha, en un 4-4-2 , y firmó uno de sus peores partidos como madridista. Ahí se dio cuenta Ancelotti que o devolvía a Jude a posiciones centrales y más cercanas al área, o iba a jugar con 10 toda la temporada. Los problemas están ahora en Barcelona. Su nivel de juego y, sobre todo, de resultados, han bajado el suflé de Flick . Es verdad que el camino de Champions, de momento, está siendo brillante, pero el equipo se ha venido abajo en el campeonato doméstico y el vestuario anda revuelto. Y no solo por el caso Olmo. La posible marcha de Araujo a la Juventus está haciendo demasiado ruido, aunque Hansi tire balones fuera: «Hemos cuidado mucho a Araujo y ha vuelto a jugar tras la lesión. Es muy profesional y eso es lo que yo quiero de él. No puedo pensar en nada de su futuro, lo importante es que ahora está listo para jugar».Listo también está Iñaki Peña, pero veremos si Flick ya le ha perdonado y le devuelve la titularidad. El portero llegó cuatro minutos tarde a la sesión de activación del miércoles, el día de la semifinal contra el Athletic, y eso le costó caro: «En España hay una mentalidad diferente, pero era la tercera vez que un jugador llegaba tarde». Ancelotti, preguntado por este periódico sobre la decisión de su compañero de profesión, fue también contundente: «El horario es importante. Los jugadores tienen que ser disciplinados, porque no te gusta que todo el grupo esté esperando por un retraso. Si sucede, quiero explicaciones del retraso. Saber la razón por la que ha llegado tarde. Si la razón es aceptable, no pasa nada. Pero si la razón no es aceptable, se toman medidas».Medidas, cautelarísimas en este caso, que ha tomado el CSD para devolverle la licencia a Dani Olmo (y a Pau Víctor, aunque a nadie parezca interesarle). El internacional español podrá jugar su primer partido en 2025, pero para eso Flick tendría que sentar a Gavi. No parece que vaya a ser así. Tanto Hansi, como Ancelotti, tienen en la cabeza repetir los equipos titulares de semifinales. Esto es un clásico y, además, una final, y aunque ninguno de los dos equipos va a ir a Cibeles o a Canaletas para celebrar una Supercopa de España, levantar un trofeo y hacerlo ante tu mayor enemigo es siempre un plus: «Cuando ganamos la Supercopa, la temporada termina siendo buena, ganando la Liga y Champions. Es un título que te da mucha dinámica para seguir bien», dice Carletto. «Ganar la Supercopa sería algo fantástico. Nos puede dar más confianza y sería una gran victoria para el club», sentencia Flick.
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