No fue el dónde ni el qué, sino el cómo. La Supercopa era lo de menos. Dos meses y medio después de un 0-4, el Barça redobló el bofetón y le dio un meneo histórico al Madrid que no tendrá consecuencias para Ancelotti gracias a Szczesny. Ancelotti le debe una cena al polaco. Y una tabacalera. Hansi Flick estrena su palmarés y el Madrid sepulta el sueño del septuplete.Dijo Carletto en la previa que para evitar un resultado como el de la Liga, el Madrid tenía que ser equilibrado. Y ser equilibrado significaba ser sólidos defensivamente. Eso es justo lo que el Madrid no fue. Coladero de época ante una tormenta de arena de color azul y grana. El 1-0 de Mbappé fue un espejismo.Marcó el francés en el 5, en un contragolpe iniciado por Vinicius y conducido por Kylian desde campo propio. Carrera de cincuenta metros que finalizó con una bicicleta ante Balde y un golpeo con la derecha frente a Szczesny. Fue el único momento de felicidad blanca.Ya antes del gol del francés, Raphinha obligó a Courtois a sacar su mejor versión para evitar que el Barça se pusiera por delante. Dos guantes de oro ante dos remates que le botaron a medio palmo de la cara.Luego, y tras una lesión de Mbappé en su tobillo izquierdo, que le obligó a jugar vendado el resto del partido, llegó un recital de los que se recuerdan para siempre. El 0-4 del clásico fue engañoso, pero lo de ayer no. Courtois recibió ocho disparos en la primera mitad, y si solo cuatro fueron para adentro, fue gracias al belga.Los cuatro fantásticos ni presionaban, ni ayudaban en defensa, ni corrían hacia atrás. Después de dos meses de mejora, echaron por tierra todo el trabajo en una primera mitad impropia de un equipo como el Real Madrid. Desgana que repercutía en Valverde y Camavinga, dos islas ante un centro del campo culé que se relamía cada vez que el balón llegaba a sus pies. El colmo del caos lo ponían Tchouaméni y Lucas. Es imposible ser un equipo serio y competitivo si de central tienes a un pivote bastante limitado y a un extremo reconvertido a ‘2’.Empató Lamine en el 22. Lewandowski filtró un pase a Yamal, Mendy estaba en su mundo irreal y Tchouaméni bastante hizo con no caerse mientras reculaba a la vez que rezaba para que el traje fuera del tamaño más pequeño posible. Con la conducción fue suficiente para Lamine, que definió a la izquierda de Courtois con un disparo a cámara lenta. Qué clase.Solo tiró entre palos el Madrid una vez más, en el 24, en un remate de cabeza de Tchouaméni que salvó Szczesny bajo el larguero. Otro oasis saudí. Ni siquiera la lesión muscular de Íñigo, que se marchó en el 28, les hizo cosquillas a los de Flick. Ante un Vinicius en modo Hacendado, los cinco meses de baja de Araujo eran una anécdota.El 2-1 llegó de penalti, en el 34. Patada de Camavinga a Gavi que necesitó del aviso del VAR. Imprudencia del francés y picaresca del ‘8’, que agrandó el golpe hasta que el videoarbitraje picó en el anzuelo. El tercero cayó en el 38. Centro de Koundé y cabezazo de Raphinha en el segundo palo. También lo hubiera metido mi hija de 7 años. Tchouaméni y Lucas le defendían desde Riad.En el 45, Camavinga se libró de la segunda amarilla, en un claro agarrón a Gavi en el que Gil Manzano se tapó los ojos, pero el francés no se libró de salir en la foto del 4-1. En el minuto nueve de prolongación de la primera mitad, Rodrygo y Eduardo fabrican un ‘gilicórner’ que acabó en un balón regalado a Lamine y en un dos contra uno que Balde finalizó a la misma esquina que había llevado el balón Yamal en el 1-1. Lo bueno también se pega.El peligro estaba en cuántas plantas tenía el sótano en el que se había metido el Madrid. Un 1-4 con pinta de resultado de mediados del pasado siglo. Lo confirmó Raphinha en el 48, haciendo el quinto. Otra autopista por banda derecha, fabricada en tiempo récord por Lucas y Tchouaméni -en Arabia las construcciones son 24/7-, y otra definición a la esquinita de la portería.En ese momento, Florentino se subió las gafas, desbloqueó el teléfono, se metió en la agenda y se fue a buscar la ‘s’ de Solari. Pero a Ancelotti le vino Dios. Bueno, Alá. En el 58, un balón de Bellingham a la carrera de Mbappé acabó en roja a Szczesny. El polaco derribó a Kylian, fuera del área, y el VAR tuvo que salir de nuevo en el auxilio de Gil Manzano, que se había zampado la zancadilla. Expulsión, libre directo y gol. Rodrygo clavó la falta, ayudado por un Iñaki Peña frío como el hielo.Con 2-5, media hora de juego (más ocho de prolongación) y un jugador más, el Madrid ni siquiera fue capaz de tirar a puerta hasta el 97. Bastante tenía con haberle puesto la tirita a la herida. Cicatrizarla era imposible. Las Supercopas de España no se celebran, pero pueden costar puestos de trabajo. Que se lo digan a Valverde. Paliza del Barça y clemencia de Szczesny.
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