Las organizaciones criminales extranjeras especializadas en asaltos a comercios y viviendas en nuestras fronteras llevan años haciendo lo que se llama turismo criminal: acuden desde sus países (por ejemplo, del Este de Europa, aprovechando las bonanzas del espacio Schengen) a España y, durante unos meses, revientan objetivos y luego regresan a sus patrias de origen, hasta la siguiente. Es lo que se conoce como delincuencia patrimonial itinerante y para lo que la Policía Nacional tiene un grupo especial en la UDEV. Pues bien, son ahora las mafias de la prostitución las que están operando de una manera similar, en la que, sobre todo en el caso de las mujeres que repiten, queda ensombrecido el hecho de que las víctimas sean explotadas de manera involuntaria, explican las fuentes policiales consultadas por ABC. Grupos de chicas prostituidas aprovechan el permiso de noventa días que tienen los turistas para visitar nuestro país para que las pongan a hacer (lo que vulgarmente se llama) la calle, aunque con ciertos matices. Y luego volver a los lugares de donde son oriundas.El fin de la pandemia trajo muchos cambios en la criminalidad. Y las mafias de la trata se han reinventado para aprovechar la situación de vulnerabilidad económica y social de algunas de mujeres menores de 35 años que residen en lugares complicados de Venezuela, Colombia y la República Dominicana. Hasta ahora, lo habitual era que se quedaran en España, supuestamente, mientras que pagaban una deuda que nunca dejaba de engordar; una maquiavélica rueda de explotación en la que su destino a medio-largo plazo era seguir siendo carne de cañón para las mafias. Esa realidad continúa, pero son cada vez más las que realizan viajes de ida y vuelta. Noticia Relacionada estandar Si La prostitución encubierta a través de los ‘sugar daddies’ Clara Molla Pagán El corto de Cosmo, protagonizado por Carla Campra, plantea la cara oculta del ‘sugar dating’ en los jóvenesFuentes de la lucha contra la trata de personas explican a este diario que el modelo marco de una de estas bandas lo conforma un líder, normalmente varón y de mayor edad, que cuenta con una plantilla de cibercaptadores. Pueden ser hasta decenas. Estos se dedican a navegar por perfiles de redes sociales como Instagram o TikTok en busca de potenciales jóvenes a las que prostituir. «En ocasiones, son ellas las que primero han subido una publicación o una historia a sus cuentas solicitando trabajo, ofreciéndose para cualquier tipo de labor, en principio como cuidadoras de personas, para limpieza de casas u hostelería», desde sus lugares de origen, señala uno de los expertos más veteranos. Lo que ocurre es que cada vez son más los captadores que llegan a ellas por estos perfiles y les ofrecen venir a nuestro país para, directamente, desempeñarse como acompañantes o ‘scorts’, ese anglicismo que no es más que un eufemismo para las personas que son prostituidas. La desesperación económica, en muchos casos; o el deseo de hacer dinero rápido, en otros, las llevan a aceptar. Según un informe de la ONU, «las personas que no gozan de un estatus legal; que viven en la pobreza; que tienen un acceso limitado a la educación; a la atención sanitaria o a un trabajo digno; que sufren discriminación; violencia o abusos; o que proceden de comunidades marginadas son a menudo los principales objetivos de los traficantes».Las organizaciones las asesoran, como en otros asuntos de inmigración ilegal con otros fines y que están ahora bajo investigación, sobre los pasos que deben seguir. El viático necesario y mínimo para ingresar, por ejemplo. Una vez entran por el aeropuerto de Barajas hacia nuestras fronteras, lo hacen como turistas (y así lo explican si son preguntadas por la Policía acerca de ello en los controles de extranjería). No suelen venir solas, sino en grupos de tres o cuatro mujeres y en un mismo vuelo, que puede pagar o no la mafia. Todo depende del ‘acuerdo’ previo. Venezolanas y colombianas hace tiempo que no necesitan visado, a diferencia de las dominicanas. Pero meterse así en España es algo facilísimo. O, como resumen nuestras fuentes, «el país se ha convertido en un coladero impresionante» para este y otros menesteres al borde o directamente fuera de la ley.Investigaciones difíciles«No es que haya más prostitución que antes, sino que la proliferación de estos casos por redes sociales están suponiendo un verdadero dolor de cabeza para las autoridades. Nos están matando», resumen expertos consultados: «Llegan a Madrid, donde pueden estar a lo mejor 15 días, para después seguir en Barcelona, Alicante o la Costa del Sol». Las reciben los capos y se las llevan generalmente a pisos, donde el control policial no es que sea más difícil, sino que en pocas ocasiones acaba con éxito. Pese a que estén siendo utilizados como burdeles, la inviolabilidad constitucional de los domicilios es para estas investigaciones un listón demasiado alto. Necesitan, a diferencia de las que son explotadas en la vía pública (que son menos que antes de la pandemia), una orden judicial para entrar en las casas y, además, el testimonio incriminatorio de las víctimas contra sus verdugos, que es casi más complicado de lograr. El procedimiento es similar al desmantelamiento de los narcopisos, ‘protegidos’ por el artículo 18 de nuestra Carta Magna.Además, eso no es impedimiento para que, al día siguiente de una operación que llega a buen puerto, en esa misma vivienda vuelva a montarse un lupanar, como lleva una década ocurriendo en los dos bloques famosos del paseo de las Delicias.La otra opción es la que hasta no hace mucho estaba de capa caída: llevar a las chicas a ejercer en los clubes de alterne de toda la vida. Hasta que se cumplen los 90 días y ya no pueden seguir de manera legal en España; se vuelven a su país, pues las redes de trata son conscientes de que les sale más barato y les provoca menos dolor de cabeza captar a otras víctimas y que la rueda vuelva a girar. «Eso sí, las ‘voluntarias’ de este tipo de organizaciones no mueven droga», señalan nuestros informantes como un punto diferenciador sobre aquellas contra las que se ejerce la violencia.El debate sobre la abolición o la legalización de la prostitución en España aún no ha cristalizado en ley. Los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, son abolicionistas, pero aún no han dado un paso adelante en este sentido. En Suecia, existe una legislación al respecto desde 1999, que se endureció en 2018 con una ley de delitos sexuales que considera que los puteros pueden, en algunos casos, caer en un delito de violación. «Y estamos viendo cómo muchos de estos hombres están viniendo a España a pagar por estar con mujeres, al no estar legislado al asunto», añade un experto policial.La trata y el proxenetismo sí son penalmente perseguibles en España. El pasado 3 de enero, la Jefatura Superior de Policía de Madrid informaba de la ex que estaban siendo obligadas a acostarse con clientes en distintos pisos de nuestra región. Las sometían, además, a un régimen de esclavitud sin piedad: carecían prácticamente de días de descanso, debían camuflar la menstruación con esponjas de baño y las alimentaban lo justo, para que no engordasen. Todo ello, en el contexto de una de las sociedades más avanzadas del planeta, a la vuelta de la esquina de cualquier ciudadano de Madrid.Censo de mujeres prostituidasUna organización criminal en la que tenían vetado acudir al médico y donde los clientes las podían obligar a consumir drogas. Tres organizaciones son las que estaban a los mandos de este serrallo, en el que eran mayoritarias las mujeres o ‘mamis’ (nueve de los doce detenidos). Controlaban, al menos, media docena de pisos burdel en cuyos registros la Policía encontró también pastillas contra la impotencia sexual, cocaína, dinero y pasaportes (teléfono contra la trata, que no deja rastro, 900105090, y correo electrónico: trata@policia.es). Una de las características de esta mafia y, en general, de tantas que operan en Madrid es el uso de las redes sociales e internet para la promoción del deleznable negocio. El anterior Ministerio de Consumo legisló la prohibición de la publicidad del negocio del sexo de pago, en su lucha contra la trata; se han retirado decenas de webs en las que se ofrecen servicios de ‘scorts’ y masajes, términos usados por los explotadores para intentar burlar la legislación al respecto. El pasado mes de septiembre, une estudio del Ministerio de Igualdad concluyó que en España hay 114.576 mujeres en situación de prostitución, aunque esta cifra, como la de que el 80% o el 90% de estas personas están obligadas, es discutida. Es muy complicado conocer el dato verdadero: se analizaron más de 650.000 datos de webs de estos anuncios, al tratarse de una población oculta y de difícil acceso.
Leave a Reply