Economista, técnico comercial del Estado y ex secretario de Estado de Energía en la época de José María Aznar, Nemesio Fernández-Cuesta Luca de Tena (Madrid,1957) también ha sido presidente de ABC y vicepresidente de Vocento. Hoy es probablemente el español con la visión más completa de la transición energética. Y la ha volcado con estilo pedagógico en un libro -‘No se trata de si es verde o no, sino de si elimina o reduce las emisiones’ (Deusto, 2024)- que se ha vuelto imprescindible.Insiste en hablar de transición energética y no de transición ecológica. ¿Por qué?Porque desenfoca el asunto. La biodiversidad es muy importante, si se contamina un río es grave, pero tiene una incidencia local o regional. Pero estamos hablando de la atmósfera. Creo que hay que reducir las emisiones, porque efectivamente es la liberación de CO2 y otros gases de efecto invernadero los que están acelerando el incremento de temperaturas. Ese aumento va a suponer un coste económico para economías situadas en una latitud como la española, mediterránea, pero que está entre zona árida y zona húmeda. Toda esa latitud es la que se va a transformar progresivamente. Pero no creo en el apocalipsis climático, porque eso son otras cuestiones y otras dimensiones temporales. El problema es que, como escribo en el libro, tras la caída del Muro, a principios de los años de 1990, la izquierda empieza a escoger banderas y elige el clima, pero en mi opinión no lo hace para combatir el calentamiento, sino para socavar los principios de la economía de mercado.Y plantear como alternativa el decrecentismo…Eso es en lo que estamos. ¿Por qué se genera el rechazo? Porque la izquierda está pidiendo que renunciemos a todo lo que ha hecho que nuestras economías alcancen estos niveles de bienestar. ¿De cuándo acá el decrecimiento económico ha producido más igualdad, más riqueza, más desarrollo, más educación, más sanidad? La única solución es el crecimiento y lo que procuro explicar es que hay alternativas. En algún caso son más caras, en otro van a necesitar tiempo y en ningún caso, que ese es el problema europeo, se tienen que imponer como norma.Usted es muy crítico con lo que ha hecho Bruselas. Han necesitado cuatro años para pasar de los objetivos del pacto verde a ofrecer un pacto industrial. ¿Por qué hemos tardado tanto en darnos cuenta de esto?La izquierda tiene una tendencia irrefrenable a pensar que son buenos y que por lo tanto todo lo que hacen y todo lo que piensan es bueno, sin necesidad de contrastarlo con la realidad. En muchos casos tienen razón y creo que el modelo que ha triunfado en Europa nos ha permitido disfrutar de unos niveles de bienestar, de igualdad que no eran concebibles hace décadas. Pero no necesariamente la izquierda tiene siempre la razón por el mero hecho de haberlo pensado. El pacto verde europeo es un acuerdo entre socialistas y populares. Y si tienes en cuenta que al centro derecha europeo no le gusta reflexionar en temas ideológicos en general, porque lo que le gusta es gestionar y para eso ya está la economía de mercado que nos lo soluciona todo, entonces cuando un sector no entra en el debate y no reflexiona, pues le deja todo el campo a disposición de una izquierda convencida de que como lo han pensado ellos, pues necesariamente es bueno.¿Qué nos sacó del ensimismamiento?Primero, cuando se constata que muchas de las cosas que queremos hacer significa ponernos en manos de China. Es decir, si queremos desarrollar el coche eléctrico, éste requiere baterías y en todas las tecnologías relacionadas con las baterías, China controla toda la cadena de valor.Perdón, ¿cómo es posible que una idea europea como es el control de emisiones, que se planteó en Copenhague, se refrendó en París, haya sido transformada por China en un elemento de tracción de su modelo hasta el punto de dominar toda la cadena de valor? ¿Cómo hemos permitido eso?Pues lo hemos permitido porque creemos que el simple enunciado o la simple aprobación o promulgación de una norma produce efectos benéficos. Porque, como decía antes, lo hemos pensado nosotros y es bueno. Pero resulta que además hay que arremangarse. Una segunda cuestión es que no solo pensamos en la reducción de emisiones, sino que pensamos en lo verde, que es otro de los problemas. Entonces los europeos dicen que no quieren refinar minerales para producir los metales porque contamina. El resultado es que China controla el 50% de la capacidad de refino, porque los minerales no vienen listos para meterlos en un alto horno.¿He leído que en el caso del grafito, fundamental para las baterías, controlan más del 80%?En la tecnología de baterías, el ánodo es de grafito y China controla el 95%. Y no sólo controlan los minerales, sino los elementos subsiguientes de la cadena de valor. Esa es una parte del desensimismamiento y la segunda es que Estados Unidos, que siempre ha tenido un criterio práctico y que entiende cómo funciona la economía, ha decidido dar subvenciones a las nuevas energías en vez de poner impuestos a las antiguas.¿Cómo opera el modelo de Inflation Reduction Act de Biden?Ellos dicen: si usted quiere hacer hidrógeno verde, pues no se preocupe, yo ya sé que es más caro y le doy una subvención. Si tú quieres fabricar hidrógeno en Europa, hala, ponte a fabricar porque en 2030 te voy a obligar a que el 42% del hidrógeno industrial sea verde. ¿Te sale más caro hacerlo? Es tu problema. Lo que sí va a hacer la UE es ponerles un impuesto a los que fabrican con emisiones, lo que eleva todo el coste de la economía europea. Estados Unidos, en cambio, dice «voy a dar una subvención», con lo cual rebajo el coste. Antes ha mencionado el objetivo de llegar a 5,5 millones de coches eléctricos en 2030 fijado en el Plan Nacional Integral de Energía y Clima (PNIEC). Ha llegado a calificarlo de «plan esotérico». ¿Por qué?Porque me parece esotérico. Los coches eléctricos son un 50% más caros que los de combustión. La industria española del automóvil está especializada en el coche pequeño. El eléctrico tiene por necesidad que ser grande. En España, el 70% de los coches duermen en la calle. Desde luego que no vamos a llegar a los 5,5 millones. Los ritmos que tiene el PNIEC de implantación de renovables duplican, en el caso de la fotovoltaica, los ritmos anteriores. En el caso de la eólica creo recordar que los cuadruplican. En mi opinión, todas las cifras se han cuadrado con calzador.Sostiene que el modelo europeo de energía barata rusa, de protección militar de Estados Unidos y de poder comerciar con China no va a funcionar más.No va a funcionar porque Estados Unidos no te va a dejar seguir comerciando con China y qué sentido tiene que todavía un 15% del gas europeo sea ruso con el tema de Ucrania. Trump ya ha dicho que si Europa no quiere aranceles que compre más gas y petróleo americano. Comerciar con China, pues según y cómo. Ya hemos hablado de los coches eléctricos, pero si se trata de vaciar nuestra industria aún más, para que China nos venda, pues yo creo que deberíamos darnos cuenta de que estamos yendo en un camino que conduce a convertir a Europa en un museo. Y Estados Unidos puede seguir protegiéndonos en la medida en que si antes teníamos que invertir el 2% del PIB en defensa, creo que Trump ya está hablando del 5%. De estos tres pilares de lo que ha sido la gran estrategia europea de los últimos años ninguno sigue en pie.¿Qué lecciones nos deja la ruina de Northvolt, la campeona europea de baterías?Una de las más evidentes es que ha presentado la quiebra en Estados Unidos. Las leyes europeas no tienen la capacidad regeneradora que tiene el Chapter 11 en Estados Unidos. Allí está enfocada a que la empresa de alguna manera sobreviva, aquí a que todos los acreedores cobren por igual.EE.UU. ha evolucionado porque es verdad que ya casi no usan el Chapter 10 que era liquidacionista…La segunda lección es que no somos competitivos. ¿Por qué Northvolt no era competitiva? Pues porque no tiene acceso a los materiales, a los minerales, y por lo tanto necesita tiempo y avances tecnológicos. Lo fundamental es darnos tiempo, y que la normativa europea se ponga en función de las tecnologías disponibles. Si yo pongo la normativa y no tengo tecnología pues tengo dos opciones: o me arruino o importo la tecnología si la hay en otra parte del mundo.Alguien ha dicho que el principal valor añadido europeo es la regulación.¿Sí? Pues ya hemos visto cómo nos han hecho caso en el Sur global, en la guerra de Ucrania o cómo nos van a hacer caso en cualquier otra materia. El 60% de la electricidad de China viene del lado carbón, pero es que en la India son tres cuartas partes.¿Tiene sentido que cerremos las nucleares?Ninguno.¿Y alguien hará algo?Pues supongo que ya se han dado cuenta todos y lo están pensando. Creo que Almaraz ya tiene la orden de cierre y hay quien dice que la idea es cerrar Almaraz como un trofeo, pero mantener las otras centrales. Porque más del 50% de la electricidad de Cataluña es de origen nuclear. ¿Vamos a hacer cerrar las dos nucleares que hay en Cataluña donde además por otro tipo de condicionamientos internos, es la comunidad autónoma con menos porcentaje de renovables?
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