Eder Sarabia (Bilbao, 1981) está contento y así aparece en la entrevista. Se le nota porque se ha recuperado de una lesión en el isquio que le ha impedido practicar ciclismo; deporte que practica para desfogarse de la tensión de los banquillos. «Esta tarde salgo un rato, lo necesito», dice a ABC.-La bici, el ciclismo es su bálsamo para desconectar del fútbol.-Sí, ya es un mes sin ella y voy recuperándome de la lesión. Por aquí hay buenas zonas y somos varios en el ‘staff’ los que practicamos. En Andorra, en vacaciones, la he echado de menos, como también esquiar, pero, bueno, para desconectar es importante.-¿Le encuentra paralelismos al fútbol?-Cualquier deporte, en su máxima exigencia, necesita profesionalidad y rigor en el entrenamiento y en el cuidado. En el ciclismo es algo que se tiene desde hace muchos años, pero en el fútbol de antes no hacía falta ser tan minucioso porque el equipo te protegía. Ahora la evolución de los futbolistas, que son atletas espectaculares, hace que cada vez se asemeje más. Es verdad que como deportes son absolutamente diferentes. El ciclismo no es tan individual como parece porque si falla el líder los objetivos se van al traste y en el fútbol eso es algo que se suple, pero en el ciclismo cada vez es más importante la estrategia, las tácticas y esos ciclistas que no ganan pero que ayudan a que todo lo demás brille. -¿Por eso lo practica?-Subir una montaña, unas vistas, un paisaje espectacular, disfrutar de la bajada con la satisfacción de lo conseguido al subir… Me lo tomo como la exigencia que les pido a mis futbolistas. Si les exijo que den el máximo, yo también me exijo en esos momentos de sufrimiento encima de la bici.-Usted fue jugador, pero no llegó a la élite a la que ha llegado como entrenador.-(Ríe) Me encantaba el fútbol, la pelota, ha sido mi mejor amigo. Era muy iluso y pensaba que iba a llegar a ser futbolista sí o sí, pero es verdad que no llegué a vivir de ello. Con 24-25 años empecé a encontrar un buen nivel y tuve alguna posibilidad, pero ya estaba empezando con el banquillo, que me atrajo muchísimo. Además, tuve un par de lesiones importantes con la rodilla, con la espalda, pero supe mirar hacia adelante y se abrieron otras ventanas. Tuve la suerte de empezar en buenos sitios y de trabajar con buenos medios y me enfoqué hacia eso. Tengo la espinita de no haber sido futbolista porque al final ser futbolista en el campo, con la afición, marcar, esos sentimientos son increíbles, pero desde mi lugar como entrenador también es una sensación preciosa. No he sido futbolista, pero disfruto desde el banquillo.-Clemente, siempre en la polémica con su padre, hizo carrera en los banquillos por una lesión que le retiró del fútbol. Nunca se sabe dónde la vida le lleva.-Una de las cosas que he ido aprendiendo en la vida es una frase que creo que dijo el otro día el entrenador de Las Palmas, Diego Martínez: ‘lo que sucede conviene’; un título de uno de los capítulos del libro de Vicente del Bosque. Eso es lo que he ido transmitiendo. Se me quedó grabada la frase. Si eres inteligente y sabes enfocar las cosas y superar las frustraciones o momentos difíciles, te aparecen oportunidades, y así ha sido en mi carrera. Como entrenador siempre ha sido así, como por ejemplo con Quique Setién, en el Barcelona, donde las cosas no nos salieron como quisimos. Pero aquello me permitió conocer a Gerard Piqué, que me fichara luego para el Andorra, que allí conociera a mi mujer, que estemos formando una familia, que fuera muy feliz, que aquello me permitiera ponerme en un escaparate como primer entrenador… No soy de lamentarme, soy de mirar hacia adelante y de buscar soluciones.-Volviendo a su padre y su reciente libro en el que cuenta la situación vivida con Clemente, la fortaleza mental, mantenerse fuerte, esa fuerza es lo que hace tirar hacia adelante.-Muchas veces solo vemos el lado bueno del futbolista, el glamur, el reconocimiento, el poder adquisitivo… pero no sabemos todo lo que hay detrás; las renuncias, los momentos de dificultad y de incertidumbre están muy presentes. Siempre tienes que tener las maletas medio hechas para irte a otro lado… Todas esas cosas son difíciles y, encima, al futbolista le pasan a una edad en la que todavía ni es maduro ni tiene experiencia. Eso se convierte en algo más complicado de saber llevar. Por eso a veces a los futbolistas les pedimos cosas sin darnos cuenta de todo esto. De ahí que los entrenadores, por un lado, estemos para ayudarlos también en esto. -Con la distancia del tiempo, ¿cómo se imagina que vivió su padre aquella situación?-Tuvo que ser un profesional ejemplar. Al margen de una decisión de un entrenador, lo que no entendió es que todo fuera sin argumentos, con faltas de respeto y con un ‘bullying’ como transmite mi padre en el libro. Lo que ha querido dejar claro mi padre es que, en aquel cisma entre uno de los mejores entrenadores y uno de los mejores futbolistas del Athletic, no quería quedar para la historia como copartícipe. Lo vivió de una forma muy dura, no sólo él, sino también mi familia. Eso le afectó para la selección de España, para el Mundial de México 86. Además, no pudo acabar su carrera allí como le hubiera gustado y jugó tres años más maravillosos en el Logroñés. Lo ha querido aclarar, sobre todo también hacia sus nietos que ahora son pequeños, como un legado.-Gracias a esa decisión, aparece Setién en sus vidas. Jugó en aquel Logroñés con su padre.-Lo que decía antes, la vida te lleva por caminos y tienes que saber gestionar y responder a las preguntas y señales que te va ofreciendo. En Logroño mi padre conoció a Quique, uno de sus mejores amigos en el fútbol. De aquella época, con 7-8 años, tengo mis primeros recuerdos de verdad del fútbol. Me acuerdo de ir a Las Gaunas, a los entrenamientos, de estar con Quique, de jugar y de aquella relación que se empezó a crear porque estaban todos los días juntos. He aprendido mucho de él porque Quique es mi segundo padre, sobre todo en lo futbolístico.-Empezó en equipos de Vizcaya, pero lo que fue profesionalizar su labor sucedió en las bases del Villarreal.-En Cruces comencé, con 23 años, luego en el Danok Bat, donde estuve siete años, y luego fue el paso a Villarreal. Allí pude dedicarme 24 horas al fútbol, pero también fue un esfuerzo para mí y para mi familia porque me pagaban 700 euros, tenía que pagarme el alquiler y mi familia me ayudó en aquella aventura. Acababa de sacar la Ingeniería y empezaba en serio con total dedicación. Conocí a Julio Velázquez, a Marcelino y a otros muchos de los que aprendí. Fue una enseñanza, una manera de entrenar, ordenar las ideas que yo tenía… Siempre digo que estoy agradecido al Villarreal porque me dio la oportunidad de saltar al profesionalismo.-Después, otra vez con Quique.-Siempre se mantuvo la relación. Yo había sido monitor de su campus en Santander varios años y a nivel familiar se mantenía el contacto. Luego fuimos campeones de División de Honor Juvenil con el Villarreal; allí Quique vio varios partidos de aquel equipo juvenil y le gustó mucho. Me dijo que estaba en Lugo, pero que cuando saliera, si me parecía bien, podíamos trabajar juntos. Una historia bonita porque, además, estuvo hace unos días en Elche, antes de irse a China, para vernos. Una historia de fútbol puro.-Cuando decide dar un paso al frente y continuar en solitario, ¿qué sucedió?-Él sabía que lo iba a hacer. Yo tenía y tengo alma de primer entrenador, de hecho, siendo segundo era un segundo especial porque así Quique lo quería y entendía que hacíamos una pareja perfecta. Tras acabar en el Barcelona teníamos la idea de seguir juntos y habíamos tenido alguna posibilidad que finalmente no cuajó, pero empezaron a llegarme ofertas que no me atraían en este momento hasta que me llamó Gerard Piqué. Ya me había dicho, en la despedida con el Barcelona, que quería que mantuviéramos la relación hasta la llamada de un par de años después. Después de hablar con mi familia, con la primera persona que hablé fue con Quique. Le comenté que era una oportunidad que me atraía y que tenía que aceptarla.-No acabó entonces mal la relación, asfixiada por la presión vivida en el equipo azulgrana.-No hubo mal rollo para nada, aunque es verdad que teníamos ganas en el ‘staff’ de haber seguido juntos, pero las circunstancias fueron aquellas. La relación hoy en día es extraordinaria; nos queremos y apreciamos mucho. -Y acaba en Segunda B, luego Primera RFEF, la tercera categoría en el escalafón.-Había muchísima exigencia, pese a que en Andorra no era como en España: faltaba mucho para evolucionar, sobre todo a nivel de club. Necesitaba dar pasos a nivel de instalaciones, recursos, el campo de juego -jugábamos en un campo de hierba artificial compartido con rugby-, sabía que, tras salir del Barcelona, lo siguiente sería dar varios pasos atrás, pero estaba muy mentalizado. Lo mejor que supe hacer fue pasar de tener todo; mejores comidas, mejores desplazamientos, a tener que pegarte ocho horas de viaje en bus para jugar en Murcia o cuando fuimos a jugar a Extremadura. Fue lo que mejor hice, adaptarme. A partir de ahí, a rescatar las cosas buenas que hacía el equipo con el anterior entrenador, trabajar el modelo de juego que Gerard quería… Fue un primer año de consolidación. -Categoría más exigente de lo que se piensa.-Es tremendamente exigente. El primer año nos elimina en el ‘playoff’ la Real B de Xabi Alonso, un equipo extraordinario. En el segundo, fuimos capaces, con el proceso y trabajo que llevábamos, de estar a 16 puntos del Villarreal B, que iba líder, y acabar en la segunda vuelta primeros y ascendiendo.-¿Estratifican tanto las categorías a los jugadores, a los equipos?-Seguramente muchas veces sea más difícil ascender que mantenerse en la categoría tras lograr ese ascenso. En aquel equipo que ascendió teníamos unos equipazos enfrente tremendos: el Villarreal B con Jackson de delantero, el Albacete, el Real Madrid Castilla con Sergio Arribas, Rafa Marín, Miguel Gutiérrez, Blanco… pero creo que cada vez todo eso se iguala. Creo que pones a muchos futbolistas de Primera RFEF en Segunda y juegan de escándalo. Y muchos de Segunda los pones en Primera y juegan muy bien, pero nos falta atrevernos a eso, y, a veces, los entrenadores y los clubes vamos a lo seguro, pero sin atrevernos a poner al jugador de categoría inferior que tiene talento y hambre… Aunque las categorías se igualen por el análisis, por el aspecto táctico, por el mental, físico, sí que es verdad que todo se juega a un ritmo mayor, que tienes menos tiempo, pero insisto en que un jugador bueno de Segunda lo pones en Primera con un poco de adaptación y juega. Como muestra, el partido que hicimos el otro día en Copa ante UD Las Palmas. -Viviendo siempre en el alambre, como entrenador, ¿es más dios o demonio?-(Ríe) Somos las dos cosas dependiendo del momento. La gente no ve lo que somos como entrenadores, con la maleta medio hecha, y eso condiciona mucho a nivel familiar, sin estabilidad… Hay cosas detrás que la gente no sabe. Cuando sale todo bien, y acompañan los resultados, eres dios y todos te quieren, te invitan, te aclaman, te adoran, pero cuando pierdes eres el que recibes las críticas. Pero ya sabemos cómo funciona esto. Por suerte, he vivido en la élite en sitios de presión y exigencia lo que me ha hecho aprender y saber gestionar muy bien. -Con una idea futbolística como la suya, ¿es más importante vencer o convencer?-Depende a quién. Seguramente para la afición es vencer, porque es difícil explicarles lo que haces, tu trabajo, el proceso, pero al futbolista hay que convencerlo y que ese convencimiento sea el que te lleve a vencer. Hay que demostrarle que, pese a la derrota hay argumentos, que está haciendo cosas bien, que seguimos el buen camino, la exigencia del error y las cosas a mejorar… Pero esa es la pena que tenemos hacia la afición y que no le podemos explicar. Además, el aficionado tampoco va a ver el lunes otra vez el partido ni va a analizarlo, el aficionado se queda con lo que ha vivido en el campo y con el resultado. Nosotros tenemos que ir mucho más a la profundidad para que la consecuencia sea vencer. -Viven con la guillotina de la crítica que le asocia a un modelo. En su caso, al balón, a la posesión, al control…-Es verdad que creo que, de manera absurda, los que son de un modelo y pierden siempre culpan a lo mismo: falta de verticalidad, de que no se tira a puerta, de que se juega para atrás. Dicen ‘uy ¡qué bien! Ha ganado en la posesión’, aunque se pierda 3-0, como si fuéramos tontos. Y se han creado guerras tontas entre los de un lado y los del otro. Se puede ganar y jugar bien de muchísimas maneras y es lo bonito del fútbol. Seguramente yo me haya metido en esas tonterías, aunque de un tiempo a esta parte he aprendido a respetar todo e intentar explicar lo mío, que no tiene que ver con la posesión, a lo que se reduce, al tikitaka y esas tonterías. Hay mucho trabajo detrás de un modelo como el nuestro basado en crear y construir, en mirar más la portería contraria que en defender la propia. Hemos elegido la pelota para defender, para descansar, para desgastar al rival, para presionar rápido tras pérdida, presión muy arriba. -¿Ha hecho daño al fútbol ese modelo?-No, lo que hace daño al fútbol es no entenderlo. Cuando no se entiende algo, se tiene tendencia a desprestigiarlo para no quedar en evidencia. Lo que me gusta es un modelo complejo de muchas cosas a trabajar y analizar, vamos al más mínimo detalle, por eso entiendo que muchas personas que están alrededor del fútbol y que viven del fútbol no tienen ese análisis, estudio y conocimiento y por miedo a quedarse en evidencia existe el desprestigio. Y daña al fútbol la falta de respeto. Eso de que Guardiola haya hecho daño al fútbol, en fin. Lo que ha hecho es dar una riqueza a este deporte mucho mayor. A partir de ahí que cada uno coja lo que le guste, lo que pueda transmitir, lo que sus jugadores desarrollen. Y lo pongo a él de ejemplo porque ha sido en los últimos años el mayor referente, pero hay otros muchos entrenadores muy buenos de los que aprendemos.-¿Por ejemplo? ¿De qué entrenador aprende usted?-De Simeone, por ejemplo. Admiro la capacidad que tiene de convencer a jugadores de máximo nivel para hacer esos esfuerzos físicos defensivos. Recuerdo a Koke, de sus carreras yendo a presionar fuera, cerrando dentro hasta el medio… Hay muchas cosas de comportamientos defensivos, de defensa de área. Ya me encantaría que mi equipo lo hiciera así. Recuerdo al Eintracht de hace dos años y sus contras. O entrenadores de nuestra categoría: cómo ese Burgos del año pasado con Bolo era capaz de defender el área… Creo que es bueno que haya diversidad y variedad de ideas y que cada uno desarrollemos las que nos gusten. Y que si no entendemos preguntemos, pero no ser tan torpes de desprestigiar.-¿Cuál es el error del fútbol actual?-La falta de paciencia y la falta de valentía para sentarte delante de una afición y decirles que vamos por buen camino pese a que los resultados no sean buenos. Un entrenador lo único que no te asegura son resultados, todo lo demás puedes saber si te lo asegura porque has debido hacer un análisis de él, de su modelo, hacia dónde vas como club. Luego debes ir confeccionando plantillas con ese camino, contratando jugadores en una línea parecida. -¿Podría entrenar usted entonces a un equipo sin haber confeccionado o ayudado a confeccionar la plantilla?-Sí, pero con tiempo. Si esperan que en tres semanas el resultado se dé, no, que no me llamen. Eso que dicen que, con estos jugadores, en esta categoría, no se puede jugar así, ¿cómo que no? Yo de lo que les hablo a mis futbolistas es de comprensión del juego, algo que se puede aprender y entender. Me gusta simplificar las acciones, que tengamos una estructura y un entendimiento para que las acciones técnicas sean lo más simples posibles. Lo que pasa es que la gente piensa lo contrario. Nosotros queremos jugar juntos, entender el cuándo y porqué… y eso se entrena y analiza. Otros modelos te pueden dar un resultado más a corto plazo, pero el modelo que me gusta y trabajo, que es más complejo, necesita tiempo y calma. Ten en cuenta que el fútbol es el deporte más difícil e incontrolable del mundo, y necesita directivos y dueños con las ideas claras y que sean valientes para explicar y plantarse delante de una afición para pedir calma y apoyo.-¿Es más fácil convencer al jugador con el resultado o con la práctica?-Depende de cuál es tu manera de trabajar en el día a día. Si te gustan los atajos y te gusta cuando tu equipo gana, pero cuando tu equipo pierde y no se hace nada bien, no. Tenemos que ser rigurosos con lo que pasa y si convences al jugador desde la esencia es todo mucho más fácil. Luego el rigor es clave, hablar con el jugador para mejorar, no para justificarme por mis decisiones. Todo, al margen del resultado y de los atajos. -Sus jugadores disfrutan, se lo pasan bien. Eso se vio en la anterior eliminatoria de Copa del Rey.-Es verdad que ese estado de ‘flow’ el futbolista quiere más el balón, le salen cosas de manera más natural, lo que antes fallaban ahora lo hacen más difícil y les sale bien. Generar ese contexto es clave porque los futbolistas son personas, no máquinas. Si son felices y están comprometidos, si se sienten que evolucionan y crecen, van a dar su mejor nivel.-¿Cómo convence a los detractores?-Antes me enfadaba más con ellos, pero ahora es diferente. Escucho al que creo que me puede aportar algo y al que va a faltar al respeto, lo obvio. Siempre intento encontrar los caminos para que nos puedan hacer todo mejor. El que quiere entendernos, perfecto, y el que no, pues no pasa nada. -Y ahora, un grande, el Atlético. ¿Qué supone?-Un reto espectacular. Fíjese que me acuerdo en 2011, volviendo en avión haciendo escala en Madrid tras el Torneo de Arona con los infantiles del Villarreal y llegaba Simeone para fichar por el Atleti. Y desde entonces está ahí, con todos los éxitos. Una absoluta barbaridad mantenerse tanto tiempo, dando una identidad al equipo, conseguir lo que ha conseguido… seguro que además saca uno de sus mejores equipos. Pero a un partido creo que podemos ganarles; en Elche, en el momento en el que estamos, con nuestros argumentos…-Se enfrentará a Griezmann, con el que coincidió en el Barcelona, por primera vez. Allí tampoco alcanzó el nivel del Atlético.-Es una persona que necesita cariño. Cuando no lo ha tenido tanto, no ha rendido como se espera. Pero cuando se ha sentido importante y ha sido feliz ha demostrado lo que es. Además, tenemos una relación espectacular; compartimos agencia, he ido muchas veces a verle al Wanda desde su palco privado. Tenemos muy buena relación y muchas ganas de vernos y enfrentarnos.-¿Se ve entrenando a un grande?-Puffff, no lo pienso. Si me hubiera preguntado hace cinco años le hubiera dicho que me encantaría, que es mi sueño, pero ahora no lo pienso. He aprendido a disfrutar del día a día, del proceso, del camino, y donde más veo ahora es aquí, para crecer juntos.-Sorprendieron sus declaraciones con la dana. Pocos entrenadores toman la palabra para hablar de asuntos que atañen a la sociedad. Ustedes no son ajenos a los sucesos, no están en una burbuja, aunque callen.-Cuando estaba fuera de todo esto a nivel de élite, me encantaba saber qué pasaba dentro, cómo pensaba un futbolista, cómo lo hacía un entrenador… ahora, con mi manera de ser, es lo que intento transmitir; normalidad, naturalidad… y en este aspecto, también. Al final somos personas y también pensamos con mucha repercusión en lo que hacemos. En momentos determinados sí que tenemos que ser valientes para dar la cara con ciertas cosas que a veces parece que no podemos decir. Yo tengo mis opiniones políticas y sobre muchos otros aspectos. Creo que con respeto y educación puedo opinar y, sobre todo, puedo ayudar a transmitir lo que mucha gente piensa, pero con responsabilidad, porque somos ejemplo para mucha gente.
Leave a Reply