La situación que vive el equipo femenino del Levante (antepenúltimo empatado a puntos con el Deportivo de La Coruña, penúltimo) es un fiel reflejo de la enorme incertidumbre que genera la Liga F desde el punto de vista de su sostenibilidad y viabilidad con el modelo actual. El Levante es un histórico club del fútbol femenino español. En una hipotética clasificación histórica, las levantinistas conformarían el club con más puntos de la historia, liderando la clasificación total. Han ganado cuatro ligas y seis Copas de la Reina. En sus filas han jugado futbolistas de relumbrón como las campeonas del mundo Alexia Putellas, Jenni Hermoso, Esther González, Ona Batlle, Ivana Andrés, Rocío Gálvez, la seleccionadora sub-23 Sonia Bermúdez o la actual responsable de la sección y directiva de la de la RFEF, recientemente nombrada por Rafael Louzán, Ruth García.En mi opinión, este relevante club ha tocado fondo no por la mera situación deportiva, sino más bien por la situación institucional general. Nada se ha dicho sobre las declaraciones efectuadas por el agente de futbolistas Michael Kallbäck en la red social X, tras el cese del entrenador del Levante, Roger Lamesa, tras perder ante el Real Madrid por 6-0: «Por fin este psicópata salió. No debería volver a acercarse al fútbol femenino, ni a ningún otro deporte, en realidad. Seis meses tarde, pero más vale tarde que nunca. Un acosador que lleva a las jugadoras más cerca de la depresión que del desarrollo».El cese de Roger Lamesa se cursa sólo por los resultados deportivos, así que no se entiende que este agente tenga que ir sentenciando a nadie por otras causas que no sea sólo esa. Si los resultados deportivos hubieran sido distintos, ¿se le hubiera mantenido en el cargo? ¿Cómo se atreve Kallbäck con esas acusaciones tan graves? ¿Dónde están el resto de compañeros de profesión para apoyar y proteger a su compañero Lamesa ante las palabras de un agente de futbolistas? Pero, sobre todo, ¿dónde está el club para desmentir y la patronal (La Liga F) para tomar las medidas legales oportunas contra este señor? En definitiva, el histórico Levante está contra las cuerdas. Y lo está tanto en el aspecto deportivo como por la situación económica del club. Y su caso, triste, es sólo un fiel reflejo de lo que pasa en el fútbol femenino español. Los clubes han recortado tanto lo que aportan a los deficitarios equipos femeninos que no hay manera de arreglar nada. Muchos creen que los 8 millones de euros que aporta LaLiga por los derechos comerciales son más que suficientes para el femenino. Incluso clubes sagrados como el Real Madrid estiman, sorprendentemente, que no habría que darles nada en ese sentido. El 6-0 contra el Real Madrid no fue más que la gota que colmó el vaso. Como curiosidad, además, hay que contar que el partido apenas computó los 600 espectadores presenciales, un cifra que demuestra que el plan requeteanunciado a bombo y platillo (con empresa externa incluida) por parte de Beatriz Álvarez, presidenta de La Liga F y vicepresidenta de la RFEF, para incrementar la asistencia a los campos, no acaba de arrancar. Pinta que debe ser como lo del patrocinador: el ‘casi, casi lo tenemos’, como tantas otras cosas, nunca acaba de llegar.Otra pata que cojea, y que hace ver que el modelo no es el válido y que se refleja en el Levante, es la fuga de talento que se ve en los equipos de La Liga F. Sólo esta última temporada Paula Tomás y Mayra Ramírez han sido las levantinistas que han formado parte de la desbandada. Lo preocupante ya no es que jugadoras y entrenadores emigren a Inglaterra o EE.UU., sino que ahora incluso países como Turquía y Arabia son lugares que las jugadoras empiezan a tener en cuenta, en parte, como en el masculino, por las suculentas condiciones económicas que reciben. Países vecinos se empieza a postular como otra gran amenaza para el fútbol patrio. El fichaje de Cristina Martina Prieto por el Benfica es un ejemplo de ello.
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