Descubren la primera sociedad de mujeres empoderadas en un cementerio de hace 2.000 años

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Descubren la primera sociedad de mujeres empoderadas en un cementerio de hace 2.000 años

«Era muy alta en estatura, de apariencia aterradora, de mirada feroz y con voz áspera; una gran masa de cabello rojo brillante le caía hasta las caderas». Así describía un admirado Dion Casio en su ‘Historia Romana’ a Boudica, la reina guerrera de Britania. En el año 60 d.C. encabezó una gran revuelta contra los invasores romanos que habían asesinado a su marido y violado a ella y a sus hijas, aniquilando a 70.000 enemigos, nada menos. Su antítesis es Cartimandua, gobernante de los brigantes y de «nacimiento ilustre», que se convirtió en una importante aliada del Imperio Romano durante la conquista. La menciona Tácito en sus ‘Anales’.Estos relatos de mujeres líderes y empoderadas de la Gran Bretaña de la Edad de Hierro recogidos por unos sorprendidos autores clásicos han sido recibidos a menudo con escepticismo. Los historiadores escriben muchas décadas después de la muerte de las protagonistas y podrían exagerar, tergiversar o incorporar partes inventadas. «No podemos estar seguros de cuán veraces eran los romanos, ya que tenían sus propia agenda: pintar a Gran Bretaña como bárbara e incivilizada, con mujeres salvajes corriendo por ahí sin el control de sus hombres», reconoce a este periódico Lara Cassidy, del Trinity College de Dublín y autora principal de una nueva investigación que, sin embargo, desvela que los textos romanos contienen algo de verdad. Cassidy está al frente de un equipo internacional de genetistas que ha descubierto en Dorset, al sur de Inglaterra, pruebas de la existencia de una sociedad celta de la Edad de Hierro en la que las mujeres ostentaban, al menos en parte, el poder político y social. Es la primera comunidad de este tipo de la que se tiene constancia en Europa con pruebas genéticas, según revelan este miércoles en la revista ‘Nature’.  Noticia Relacionada estandar No Cuándo y cómo nos apareamos: así recibimos nuestra herencia neandertal Judith de Jorge Dos estudios independientes con el análisis genético de más de 300 humanos antiguos y modernos revelan que el cruce entre ambas especies comenzó hace unos 50.000 años y continuó durante 7.000Los investigadores recuperaron más de 50 genomas antiguos de un singular cementerio utilizado antes y después de la conquista romana del año 43 d. C. El yacimiento, cercano al pueblo de Winterbone Kingston, es apodado ‘Duropolis’ por el nombre que los romanos daban a las gentes locales, los durotrigios. Los arqueólogos de la Universidad de Bournemouth lo han estado excavando desde 2009 y habían observado que las tumbas mejor decoradas eran de mujeres. Ellas eran generalmente las que se llevaban a la otra vida los bienes valiosos, como vasijas, espejos o cuentas.Entierro de una joven de Langton Herring, muestreado para ADN. Fue enterrada con un espejo (paneles de la derecha) y joyas, incluido un amuleto de moneda romana que muestra a una auriga que representa la victoria Universidad de Bournemouth Al reconstruir el árbol genealógico de los individuos allí enterrados, la gran mayoría adultos (el 60% eran varones y el 40% mujeres) los científicos descubrieron que la mayoría remontaban su linaje a una sola mujer que había vivido siglos antes. Por el contrario, las relaciones a través de la línea paterna eran casi inexistentes. «Esto nos indica que los maridos se trasladaban para unirse a las comunidades de sus esposas al casarse, y que la tierra podía transmitirse a través de la línea femenina. Es la primera vez que se documenta este tipo de sistema en la prehistoria europea y predice el empoderamiento social y político de las mujeres«, explica Cassidy. Según los investigadores, este tipo de organización social, denominada ‘matrilocalidad’, no se limitaba a Dorset. Al analizar datos de estudios genéticos anteriores de la Gran Bretaña de la Edad de Hierro y, aunque el número de muestras de otros cementerios era menor, observaron que el mismo patrón surgía una y otra vez. En toda Gran Bretaña, vieron cementerios en los que la mayoría de los individuos descendían por vía materna de un pequeño grupo de antepasadas femeninas. «Es importante destacar que la matrilocalidad no significa matriarcado (una sociedad en la que las mujeres generalmente tienen un estatus superior y más autoridad en relación con los hombres). Un verdadero matriarcado aún no se ha observado en ninguna sociedad humana», puntualiza Cassidy. Sin embargo, las mujeres en las sociedades matrilocales «suelen ejercer mucha influencia en muchas esferas de la vida y son actores clave en la economía local. Si bien los hombres pueden ocupar la mayoría de los puestos de autoridad formal, las mujeres son fundamentales en el proceso de toma de decisiones», añade.Ilustración de Boudica, reina de Britania WiKipediaControl de la propiedad y la tierraLa matrilocalidad pudo beneficiar a estas mujeres de diversas maneras. «En primer lugar, la mujer no está separada de su familia. Es el marido quien depende de la familia de su esposa para obtener sus tierras y su sustento. La mujer está inserta en una red ampliada de parientes: su propia familia y las familias vecinas. No es sólo esposa y madre, sino también hija, hermana y prima. Tiene aliados. También suele controlar la propiedad y la tierra, desempeñar un papel importante en la producción de alimentos, tomar decisiones clave sobre las finanzas y ser protagonista central de la economía local», explica la investigadora. Así, aunque los hombres pueden seguir dominando en puestos formales de autoridad, las mujeres pueden ejercer una enorme influencia a través de sus fuertes redes sociales y su posición económica. «En consecuencia, las brechas de género en educación, participación política y comportamiento competitivo son más estrechas en las sociedades matrilocales. Hay menos barreras para el liderazgo femenino. Las mujeres también parecen tener más poder de negociación dentro de sus matrimonios, mejor acceso al divorcio y menos exposición a la violencia doméstica», apunta. «A la luz de esto -reflexiona-, tal vez no sea sorprendente que los británicos de la Edad de Hierro estuvieran felices de aceptar líderes femeninas como Boudica y Cartimandua». Aunque es la primera vez que observan una sociedad semejante en la prehistoria europea, «es muy posible que la matrilocalidad también estuviera presente en la Europa continental durante la Edad del Hierro. En las regiones asociadas con los celtas continentales, vemos evidencia de un alto estatus social femenino y riqueza en los ajuares funerarios con los que se enterraba a las mujeres ¡Hay mucho más por descubrir!». señala Cassidy.Guerra y ausencia masculina «Es un estudio muy completo», afirma Iñigo Olalde, de la Universidad del País Vasco (UPV), coautor de una investigación publicada también en ‘Nature’ en 2021 que describía el árbol genealógico más antiguo hasta la fecha, de hace unos 5.700 años, a partir de los restos de una treintena de individuos de una tumba de Hazleton North, en el suroeste de Inglaterra. «Esa primera gran familia de la prehistoria era claramente patrilocal y patrilineal, por lo que se produjo un cambio claro», señala. En efecto, en los pocos yacimientos examinados en Europa durante le Neolítico, la Edad de Cobre y la Edad de Bronce, el patrón predominante ha sido la patrilocalidad. Aunque en la sofisticada sociedad de El Argar , que se extendió por Almería, Murcia y Alicante hace 4.000 años, los restos arqueológicos encontrados han hecho pensar que las mujeres pudieron ejercer el poder , «no era una sociedad matrilocal. Las mujeres no se enterraban allí, contraían pareja fuera», dice Cristina Rihuete, del departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Conocer qué pudo conducir a la aparición de una sociedad tan singular en Dorset «es una tarea complicada», reconoce Cassidy. «La matrilocalidad se ha asociado con una mayor participación femenina en la producción de alimentos, una mayor incertidumbre sobre la paternidad y una prolongada ausencia masculina. Una de las asociaciones más sólidas es con los patrones de guerra. En concreto, se cree que la guerra externa, con una mayor ausencia masculina, promueve las transiciones a la matrilocalidad. Es posible que algunas de estas dinámicas estuvieran en juego en la Gran Bretaña de la Edad del Hierro», comenta.Una menta abiertaPara la investigadora, el estudio revela que la diversidad de costumbres matrimoniales y de roles de género se remonta al pasado. «De hecho, las sociedades modernas reflejan solo una fracción de la diversidad que existió a lo largo de la historia humana. Debemos mantener una mente abierta al estudiar el pasado y no permitir que nuestras propias normas culturales distorsionen nuestra interpretación del registro arqueológico. Cuando se descubre un entierro de una mujer adinerada o los romanos mencionan a una líder política, a veces se tiende a considerar estos casos excepcionales, en lugar de un reflejo de una sociedad en la que las mujeres podían ejercer regularmente el poder y alcanzar un alto estatus por derecho propio», explica.Así lo cree también la arqueóloga Marga Sánchez Romero , autora del libro ‘Prehistorias de mujeres’ (Destino) y que ha estudiado una necrópolis en el norte de Granada, Panoría, donde hace 4.500 años, «es muy posible que existiera una sociedad matrilineal». A su juicio, el artículo demuestra que «la variabilidad del comportamiento humano es muy importante. A lo largo del tiempo, las mujeres han tenido distintos niveles y tipos de poder, aunque en ningún caso fueran sociedad matriarcales. Igual que ahora».MÁS INFORMACIÓN noticia No SpaceX lanza con éxito dos nuevas misiones a la Luna en un mismo cohete noticia Si Una ‘batalla aérea’ retrasó 2.000 millones de años la aparición de la vida compleja en la TierraLos escritos de Dion Casio narran también una reveladora conversación mantenida por las esposas de dos líderes de la época, el jefe caledonio (antigua Escocia) Argentocoxos y el emperador Septimio Severo, tras las negociaciones de un tratado en el año 210 d.C. La emperatriz Julia Augusta echa en cara a la otra ‘primera dama’ la libertad con la que las mujeres de Britania mantienen relaciones sexuales, a lo que esta contesta: «Nosotras cumplimos con las exigencias de la naturaleza de una manera mucho mejor que vosotras, las mujeres romanas, pues nos relacionamos abiertamente con los mejores hombres, mientras que vosotras os dejáis corromper en secreto por los más viles». Las mujeres celtas parecían tener las cosa claras.

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