China va a ser el foco principal de la política exterior en el segundo mandato de Donald Trump y el próximo presidente de Estados Unidos busca que la relación con el gran rival comience, al menos en las formas, con buen tono. A tres días de su investidura en el Capitolio, el presidente electo habló este viernes por teléfono con un viejo conocido: su homólogo chino, Xi Jinping .«La llamada fue muy buena tanto para China como para EE.UU.», dijo Trump en un mensaje en su red social. «Mi expectativa es que arreglemos muchos problemas juntos y de inmediato», añadió. «El presidente Xi y yo haremos todo lo posible para conseguir un mundo más pacífico y seguro».La llamada se producía después de un gesto amable por parte de Xi: su vicepresidente, Han Zheng , estará el lunes en la escalinata del Capitolio presenciando la jura de Trump como presidente.Noticia Relacionada PIB DE CHINA estandar No China se anota un crecimiento del 5,4% en el cuarto trimestre de 2024 y clava su objetivo anual Jaime Santirso Las cada vez más dudosas cifras oficiales reflejan una caída de la población pero mejoras parciales en el sector inmobiliario y el consumoEs la primera vez que un miembro de la cúpula del Partido Comunista Chino acude a la investidura de un presidente de EE.UU. De forma tradicional, quien ha asistido es el embajador en Washington.Trump, rompiendo la tradición de anteriores presidentes, ha cursado invitaciones a la investidura a jefes de Estado y mandatarios con los que tiene una afinidad ideológica, como el presidente de Argentina, Javier Milei ; o la primera ministra de Italia, Georgia Meloni .El multimillonario neoyorquino también envió una invitación a Xi, pero China dejó claro que su presidente no acudiría al acto. La asistencia de Han muestra que el gigante asiático quiere mantener las buenas formas.«Estamos preparados para trabajar con el nuevo Gobierno de EE.UU. para mejorar el diálogo y la comunicación, gestionar nuestras diferencias, expandir la cooperación beneficiosa para ambos y buscar juntos una relación estable, saludable y sostenible entre China y EE.UU.», aseguró el Ministerio de Exteriores chino en el anuncio de la visita de Han.Palo y zanahoriaEstos gestos y cortesías son parte de una estrategia doble, de palo y zanahoria, que parecen abrazar ambos mandatarios. Ya ocurrió en el primer mandato de Trump, cuando el multimillonario neoyorquino recibió a Xi en Mar-a-Lago , su mansión en Florida. Después, el presidente chino correspondió como huésped de Donald Trump en Pekín, donde le mostró la Ciudad Prohibida. Luego se enzarzaron en una batalla comercial costosa para ambos, con aranceles adicionales de EE.UU. a China desde el 10%.Ahora, en los prolegómenos de un segundo mandato, conviven de nuevo esas formas amables con la línea dura. Xi no tardó en felicitar a Trump por su victoria electoral, después de que el candidato ganador prometiera aranceles a China hasta el 60% . Esta misma semana, el próximo secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio , aseguró en su sesión de confirmación como jefe de la diplomacia que China es el «rival más potente y peligroso al que nunca se haya enfrentado esta nación», en un momento en el que el gigante asiático amenaza a aliados estadounidenses en el Pacífico –Filipinas, Japón, Taiwán– y gana influencia en todo el mundo. Rubio, como muchos otros altos cargos elegidos por Trump para su política exterior y comercial, ha defendido una línea agresiva frente a China (y ha sido sancionado por Pekín).Fentanilo y TiktokEn la información que ambos mandatarios proporcionaron sobre su llamada, se vio esa combinación de buenas palabras y exigencias en los asuntos que son prioritarios. Trump mencionó el «equilibrio comercial, fentanilo y TikTok » poco antes de que el Tribunal Supremo decidiera mantener la prohibición a la red social china , que se espera que el próximo presidente levante cuando llegue al poder. Pero eso no lo mencionan ni la agencia Xinhua ni la transcripción china, que se centran en otros aspectos más importantes para Pekín.Advertencia sobre Taiwán«Como dos grandes países con condiciones nacionales diferentes, es inevitable que haya diferencias entre China y EE.UU., pero la clave es respetar los intereses vitales de cada uno y sus preocupaciones, y encontrar una solución», le dijo Xi a Trump, a tenor de la transcripción china. Abogando por que Pekín y Washington sean «buenos amigos y socios», Xi destacó que »la confrontación y el conflicto no deberían ser nuestras opciones».Pero volvió a advertir al próximo inquilino de la Casa Blanca sobre Taiwán , la isla democrática e independiente ‘de facto’ reclamada por el régimen chino. Verdadera línea roja para Pekín, Xi Jinping le recomendó a Trump que trate el asunto con «gran cuidado». En China todavía se recuerda la llamada telefónica que, en diciembre de 2016, la entonces presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen , hizo a Trump para felicitarle por su victoria en las elecciones de ese año. Dicha conversación fue el primer contacto oficial entre los máximos dirigentes de ambos países desde 1979 , cuando EE.UU. cambió sus lazos diplomáticos con Taiwán por China, y Xi Jinping no quiere que algo así vuelva a repetirse.
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