Todos esos tópicos de ‘poseer estilo’, ‘crear escuela’, ‘tener un universo’…, son exactamente los que mejor le cuadran a un hombre tan alejado de los tópicos como David Lynch y que ha jugado en el cine y sus aledaños con todas las barajas del Casino. Deja una obra muy extensa, heterogénea, dispar y gran parte de ella capaz de entretener a historiadores y críticos durante un par de siglos. No todas sus películas han tenido la intención de abrazar al espectador; en realidad, muy pocas de ellas llegaban realmente al corazón, aunque sí la mayoría permanecían con tozudez en las retinas.Incluso aquellos que no se consideren amantes del cine de David Lynch tendrán que reconocer que hay una columna vertebral en su filmografía, media docena de títulos, que aguantan lo inmenso de su figura y lo inevitable de su recuerdo. Desde su segundo título, ‘El hombre elefante’, al sorprendente y climático ‘Terciopelo azul’, o a aquellos dos o tres primeros capítulos de la serie ‘Twin Peaks’, que con la música de Badalamenti y el misterio de Laura Palmer, descolocó a su estilo, a su escuela y a su universo. Luego está su gran título y su película menos Lynch, ‘Una historia verdadera’, en la que construía emociones, sentimientos con la misma potencia que en otras construía desconcierto. Y ‘Mulholland Drive’, su película más incomprendida y en la que vuelca con mayor pasión todo su laberinto mental y argumental; había que verla varias veces para atisbar las luces en ese túnel espacio temporal por el que se recorre su historia. Y en cada una de esas veces que uno se sumergía en ‘Mulholland Drive’ podía encontrar otros significados, incluso contradictorios entre el sueño y la realidad, además de que es una película que siempre te recibe abierta a tus propias impresiones.Si algo no hizo nunca David Lynch fue conformarse con lo que hay, y su historia con el cine es un continuo baile de pasitos para adelante y pasitos para atrás, vídeos, musicales, audiovisuales, documentales, cortometrajes, ambición artística… Muchos de sus títulos, y algunos de ellos, los más prestigiosos como ‘Inland Empire’, ‘Carretera perdida’, ‘Dune’ o ‘Corazón salvaje’, contienen esa grasilla difícil de digerir y que lo han convertido en el director más amado y más odiado de su tiempo. Pero, ¿cuál es realmente su tiempo?…, tal vez aún no hemos llegado a él.
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