Asalto exprés en el seno de Telefónica . Y activado pues, el plan para crear el primer gran campeón nacional de la era Sánchez. En poco más que un suspiro. Su ya expresidente, José María Álvarez-Pallete, está fuera, y ‘cede’ el sillón a su homónimo en Indra, Marc Murtra, mucho más próximo al círculo de los considerados ‘amigos’ del presidente del Gobierno. Una operación del todo guionizada que, a pesar de que se la veía venir, no se terminaba de creer el propio Pallete, que esperaba al consejo de abril. Pero alguien decidió que mejor no esperar.Tanto es así que recibía la llamada de Moncloa a media tarde del pasado viernes con auténtica sorpresa –incluso tenía otros planes mucho más tranquilos–, para convocarle a una reunión de urgencia en la que se encontraría poco después con el secretario de Estado de la Oficina de Asuntos Económicos y G-20, Manuel de la Rocha, con el nuevo primer ejecutivo de confianza del Gobierno Sánchez, Ángel Simón, próximo al presidente de la Generalitat, Salvador Illa, mano derecha de Isidro Fainé y consejero delegado de Criteria Caixa -holding inversor de la Fundación »la Caixa»-, ¡será por apellidos!, y con el representante de los árabes de STC en el accionariado de Telefónica. Faltaba el de BBVA , o lo mismo no lo necesitaban… estaban representados los accionistas con voz y voto que quería el propio Sánchez, y con todo ya decidido desde hacía semanas. Y meses. Y Murtra, patrono de la Fundación Bancaria desde febrero de 2021 por cierto, lo sabía, claro.Pero… sorpresas, repito, ninguna. Metidos hasta la cocina desde el minuto uno, por no decir cero. Sin preguntar, no les hace falta. Y el que avisa, a pesar de las formas, no es traidor. O eso dicen… El caso es que la salida de Álvarez-Pallete de la presidencia de Telefónica estaba escrita casi –o sin el casi– desde la misma entrada de Pedro Sánchez en la del Gobierno. En un guion que se va cumpliendo secuencia a secuencia. Ni un solo renglón torcido, y si no, se endereza de inmediato. Y en esas están.Solo había que esperar el momento adecuado . Y ha llegado. Eso sí, que pareciera todo amistoso, sin desestabilizar ni a la acción ni a los accionistas. Por eso se votó el cambio ayer, un sábado, con los mercados cerrados, y en poco más de hora y media de consejo extraordinario. Sin opción a reacción.El caso es que tocaba este año renovar o no al presidente de la gran operadora y los flecos para destituirlo, no sustituirlo, se han ido puliendo desde que aparecieron en escena los saudíes de STC. El Gobierno, como el gran salvador. Todo con un gran objetivo: crear un megacampeón nacional de las telecomunicaciones, las tecnologías, la ciberseguridad, del espacio… ¡y lo que se tercie! Eso sí, con el Gobierno dentro, a través de su propio brazo inversor, ¡la SEPI hasta en la ‘sopi’ que no falte! Y con el presidente de Indra, la niña bonita de Moncloa, al frente. Un hombre con línea directa con el Ejecutivo y vinculado al PSC. Una operación de calado en el panorama empresarial español con Telefónica, Indra e Hispasat como protagonistas. Y con el apoyo del ‘mundo Caixa’, que de secundario tiene poco a pesar de las reticencias del jefe a hacerle la 13/14 a Pallete.Por ello, el Estado –a través de la SEPI, decía– se afanó en completar la adquisición del 10% del capital de Telefónica en mayo del año pasado como movimiento defensivo para proteger los intereses españoles desde la ¿oportuna, sorprendente? llegada de Saudi Telecom en septiembre de 2023 cuando anunciaba la compra de un 9,9% de la operadora. Lo que obligó también entonces a que Criteria Caixa subiera su participación hasta alcanzar el 9,9%. Que Fainé (¿o Simón?) –dirá Sánchez–, «me lo debe»… El caso es que tras la autorización formal del Gobierno el 28 de noviembre pasado a que los chicos de STC subieran al 9,9% en Telefónica todo el mundo estaba expectante a conocer los siguientes pasos. Hubo pacto y condiciones a esa subida y nadie –excepto en Moncloa y la propia compañía saudí, lógico– sabe cuáles son. Aunque la propia STC sí dijo entonces que sus derechos políticos le permiten pedir un asiento en el consejo de administración. Las duras palabras del salvador Sánchez contra la amenaza de la conquista de los árabes –STC es propiedad del fondo soberano saudí PIF– se quedan poco menos que en agua de borrajas… ¿Fue antes la gallina o el huevo? Quiero decir, ¿fue antes Pallete a tantear a los árabes para estabilizar el accionariado de Telefónica? o ¿fue Moncloa a hacer lo propio justo después retomando el contacto aprovechando que el plan ya estaba en los pensamientos del propio Sánchez? Confirmar ambos extremos se antoja harto complicado.Logrado el tema accionarial , los sillones del máximo órgano de decisión de Telefónica habrá que repartirlos convenientemente. Nuevo accionariado, nuevos consejeros. Y hoy ya sí, STC pedirá su primer consejero, que se sumaría al de la SEPI –otro amigo personal de Sánchez, Carlos Ocaña, a Javier de Paz (histórico socialista), y a una nueva vocal independiente que el Gobierno quiere que sea cercana. Así, hasta conseguir los máximos afines al eje de control, con la posibilidad de subir en la medida que el bloque siga creciendo en el capital de la que será el primer gran campeón nacional de la era Sánchez. No dejen de hacer palomitas hasta el ‘fin’, la cosa promete.
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