Alfombra roja a Abascal en el nuevo Washington de Trump

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Alfombra roja a Abascal en el nuevo Washington de Trump

En la primera investidura presidencial de Estados Unidos con representación internacional, España ocupa un lugar inusualmente destacado , aunque no a nivel de jefe de gobierno, como sería habitual. El vínculo español con el renacido trumpismo, que este 20 de enero asume por primera vez el control absoluto del poder en Estados Unidos, no proviene del Ejecutivo, sino de un político español de 48 años, cuya presencia se ha vuelto ya habitual en Washington y a quien todos llaman con familiaridad «Santiago».Es todo un logro que un nombre tan español se pronuncie correctamente en Washington, algo que ocurrió hace aproximadamente un año cuando el propio Donald Trump lo mencionó sin dificultad durante un discurso en un congreso conservador. En esa ocasión, además, afirmó que confiaba en que su partido, Vox, pronto sería el «número uno» en España. Así, Santiago Abascal y Donald Trump sellaron una alianza que se ha mantenido en el tiempo, situando al líder español en un exclusivo grupo de dirigentes de la nueva derecha populista que, a partir de ahora, cuentan con las puertas abiertas en la capital estadounidense.Trump y su equipo no suelen olvidar las afrentas, y lo cierto es que en la última cumbre de la OTAN en Washington, en julio, Pedro Sánchez , el presidente del Gobierno español, proclamó su afinidad por el progresismo en general y Joe Biden en particular. «Yo he estado como presidente del Gobierno con el presidente Trump y con el presidente Biden, y con todos los respetos hacia lo que vaya a elegir el pueblo estadounidense el próximo mes de noviembre, desde luego, como presidente progresista, prefiero a Biden como presidente de Estados Unidos », dijo.Noticias relacionadas estandar Si ¿Quién está invitado? Los aliados más derechistas y ausencias demócratas David Alandete | Corresponsal en Washington estandar Si Abascal abraza el auge de Musk frente a los temores de Bruselas Pilar De la CuestaEmergía entonces Trump de tiempos complicados. Se le imputaban más de 80 cargos por la vía penal por todo tipo de felonías. Salía de una pelea interna poder el poder en su partido, magullado por la contienda con el gobernador de Florida y su primera embajadora ante la ONU. Unos meses antes, en febrero, sólo un reducido grupo de políticos, en el poder o no, se prestó a arropar a Trump en aquel congreso conservador, la Conferencia de Acción Política Conservadora. Los apellidos eran los mismos que ahora sí son bien recibidos en la Casa Blanca : Milei, Bukele, Bolsonaro, Farage, Abascal.«Hoy, todos quieren escuchar a Milei, a Meloni y, muy pronto, a Trump»El político español explica que no dudó nunca de estar del lado de Trump aun en sus tiempos más difíciles: «Me ha ocurrido no solo con Trump, sino también con Javier Milei y Giorgia Meloni. Cuando los llevamos a España, los insultaron, incluso desde la prensa de derechas. Hoy, todos quieren escuchar a Milei, a Meloni y, muy pronto, a Trump . Me llevó a ello la afinidad con sus posiciones: la lucha contra el globalismo, la agenda woke, la inmigración masiva. Aunque tengamos diferencias entre nosotros, nos respetamos y compartimos preocupaciones comunes», dice en Washington.La agenda de Abascal en Washington durante esta semana de fastos trumpistas a los que está invitado es ciertamente abrumadora. Es fácil encontrarlo en galas, recepciones, conferencias y encuentros, pero difícil escuchar sus impresiones, siempre mirando el reloj y apurado por llegar a la siguiente cita. Entre los momentos destacados se encuentra un encuentro con el influyente senador Ted Cruz ; un saludo al nuevo secretario de Transporte, Sean Duffy ; un apretón de manos con los gobernadores de Kentucky y Texas, y una conversación con el general Michael Flynn , controvertido consejero de Trump, uno de sus más fervientes defensores.«Estamos construyendo una especie de internacional patriótica que respeta las diferencias de cada país»La primera cuestión es qué une a este grupo tan variado de políticos llegados de todo el mundo alrededor del nuevo presidente de Estados Unidos. Ya no es válido el eje social o cristianodemócrata. A un neoconservador de la vieja escuela se le puede repudiar tanto como a un bolivariano en el Washington de Trump. Para Abascal es el patriotismo y el soberanismo. «Estamos unidos por la convicción de que el globalismo ha ido demasiado lejos, arrebatando a muchas naciones su capacidad de decidir su propio futuro. Estamos construyendo una especie de internacional patriótica que respeta las diferencias de cada país. También compartimos la oposición al intervencionismo socialista y a la ideología ‘woke’, que consideramos una amenaza para el sentido común y los valores nacionales», afirma.Es un discurso calcado al de Milei, a su vez calcado al de Trump, propio del partido europeo Patriots , el del húngaro Viktor Orbán y la francesa Marine Le Pen, que ahora preside el propio Abascal. El diputado se resiste a calificarse, emplea primero los epítetos que le dedican sus críticos. « Ya nos llaman de todo », dice. Después, se explaya algo más. Asegura que este grupo aspira a repetir en Europa, España incluida, lo que ha ocurrido en Estados Unidos. «El sentido común ha vencido aquí, y creo que pronto lo hará en otros lugares», afirma. Aliados internacionales contra SánchezEs atípico, sin duda, que un diputado en la oposición en España sea el interlocutor de la Casa Blanca. No buscó George W. Bush aliados en el Congreso de los Diputados ante las variadas afrentas de José Luis Rodríguez Zapatero , incluida la decisión de no levantarse en un desfile cuando pasó la bandera de barras y estrellas. Pero con Trump todo es atípico, y para Abascal, el responsable de la gélida relación que acabó habiendo con España al final del primer mandato de Trump es quien está en La Moncloa.«Sánchez ha intentado posicionarse como el gran opositor internacional a Trump, utilizando al presidente estadounidense como excusa para atacar a la oposición en España. Esto ha dejado a nuestro país fuera de juego en el ámbito internacional , alineándose con regímenes como los de Venezuela, Irán y Catar. Esta política internacional extremista pone en riesgo la posición de España en el mundo libre», dice. «Sánchez ha engañado a los españoles con sus pactos y alianzas. Es legal, pero carece de legitimidad moral e internacional»Desde su punto de vista, el extremismo no es el de Trump, como ha denunciado en no pocas ocasiones el presidente Sánchez, sino el de este último. En Washington, el líder de Vox le niega al gobierno español legitimidad, sin ambages. «Hace cinco años señalé que el gobierno era ilegítimo. Aunque fue elegido democráticamente, ha engañado a los españoles con sus pactos y alianzas. Es legal, pero carece de legitimidad moral e internacional, lo que se refleja en su aislamiento y en las decisiones que perjudican gravemente a España en el contexto global», cuenta. Es su opinión, y la lleva repitiendo cinco años, también aquí en Washington, a quien se la quiera oír. Él se refiere a las acusaciones de corrupción de la mujer y el hermano del presidente, a los otros escándalos, el asalto a Telefónica, la respuesta lenta a las riadas de Valencia. Pero admite que desde Washington, lo que cala no es eso, sino la ideología. «Hay una mayor conciencia de que es un gobierno extremista en política internacional y por sus aliados en España. Sin embargo, todavía no hay una comprensión clara de hasta qué punto afecta la corrupción a Sánchez . Nosotros estamos explicando eso también, destacando que necesitamos apoyo para que los españoles puedan tener una alternativa», dice. Estas declaraciones las pronuncia Abascal rodeado de fervientes partidarios de Trump, entre familias entusiastas ataviadas con camisetas llamativas que exhiben orgullosamente el rostro de su presidente, y tocadas con la inconfundible gorra roja que se ha convertido en símbolo del movimiento. Hace apenas ocho años, escenas como esta eran raras en el panorama político estadounidense. Aquellos seguidores eran considerados una curiosidad, casi una excentricidad, unos «frikis» que respaldaban a un presidente señalado como ilegítimo por sus detractores, quienes acusaban a Rusia de haberlo llevado al poder. Lo que antes era visto como una anomalía, con el tiempo, terminó convirtiéndose en la normalidad. Hoy Trump es aclamado tras ganar el voto popular. Abascal afirma que es exactamente lo que quiere que suceda con Vox: « Los frikis son los ‹woke›, los que tienen pensamientos extraños y quieren imponérselos al resto. Pero creo que las cosas están cambiando».

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