El número de viajeros que apuestan por una modalidad de escapada orientada a experiencias de bienestar, relajación y salud se ha visto incrementado en los últimos años y Hungría se ha situado a la cabeza de este tipo de turismo gracias a sus más de 1.200 manantiales termales , de los cuales 350 han sido reconocidos como fuentes terapéuticas oficiales. Budapest , la perla del Danubio, ostenta desde hace décadas el título de ciudad balneario, de hecho, no hay otra capital europea con más complejos termales que, dicho sea de paso, se enmarcan en verdaderas obras de arte de la arquitectura . Esto sumado a su rico patrimonio, su oferta cultural y su vibrante ambiente nocturno que gira en torno a los ‘ruin bars’ han hecho que este destino se cuele entre los más solicitados en invierno.La cultura del baño en esta zona se remonta a la época romana, cuando los ciudadanos de Aquincum ya se beneficiaban de estas aguas curativas. En el siglo XVI, los conquistadores turcos construirían varios baños más, pero no sería hasta los siglos XIX y XX cuando se levantarían el mayor número de estas termas que no solo están destinada a turistas, sino también a los vecinos de Buda y Pest que han incluido en su rutina diaria un balo en sus aguas,Bajo el entramado de este destino se pueden encontrar manantiales de agua caliente que emergen de la profundidad de la tierra a través de más de 100 pozas naturales y artificiales produciendo aproximadamente 70 millones de litros de agua termal al día. Con temperaturas que oscilan entre los 21 y 78 grados , estas aguas poseen propiedades beneficiosas para tratar diferentes dolencias como la presión arterial alta, problemas digestivos y reumáticos, dificultades respiratorias e incluso la gota. Además, existen diferentes fuentes habilitadas para poder beber, por si aquello de darse un baño no resulta suficiente. Vista aérea de las termas de Széchenyi, piscinas y estatuas del complejo Visit Hungary y Rocío JiménezEl balneario más famoso, además de uno de los más grandes de Europa, es el de Széchenyi. Ubicados en Városliget (el parque Municipal), estos baños se construyeron en 1913 según los planos de Gyozo Czigler y en los años posteriores se fueron ampliando hasta convertirse en el espectacular complejo de estilo neobarroco que es hoy día. En total, hay quince piscinas interiores y tres piscinas exteriores con una superficie de 2.185 metros cuadrados y una capacidad máxima de 692 personas, así como 10 saunas y baños de vapor. Tal es la popularidad de este lugar que hasta se realizan, cada sábado, fiestas nocturnas en la zona exterior con música electrónica, luces, fuegos y bailarinas.Gellért, una de las más bellasA este le sigue de cerca el hotel y balneario Gellért que, construido en estilo Art Nouveau, abrió sus puertas en 1918 y es considerado el más bonito de la ciudad gracias a la porcelana y mosaicos de Zsolnay, los coloridos vitrales y las diferentes esculturas que se reparten por sus salas. Situado justo delante del Puente de la Libertad y a los pies de la colina de Gellért, este complejo dispone de tres piscinas exteriores, una de ellas con un sistema de olas artificiales –aunque no es de agua caliente (26 grados)– y ocho piscinas termales interiores, siendo la más destacada la que está ubicada en un atrio de dos plantas con techo de cristal y rodeada de columnas romanas.Imagen de las termas de Gellért visit hungaryOtro de los más antiguos es el de Lukács . Ya en el siglo XII los caballeros de San Juan y posteriormente los de Rodas y Malta se establecieron en la zona donde se ubican los actuales baños para aprovechar el poder de las aguas que proceden de la cueva Molnár János . A finales del siglo XIX se levantó un hotel balneario con un avanzado apartado de hidroterapia al que acudía gente de todo el mundo para sanarse de sus dolencias. Además, aquí se encuentra una de esas fuentes de las que se puede beber, la cual se instaló en 1937. Imagen de las termas de Rudas visit hungaryEntre los más top de la ciudad se cuelan también los baños de Rudas , un complejo ubicado cerca del Puente de Isabel y construido durante la ocupación otomana a mediados del siglo XVI, por lo que recuerda más a los que se pueden ver en la capital turca. Su estancia más representativa es su cámara principal que, creada en 1566, consta de una piscina octogonal con una cúpula turca tradicional de 10 metros de diámetro sostenida por ocho pilares y cuatro piscinas laterales a diferentes temperaturas. En sus inicios estaba reservada solo para hombres, pero a partir de 2006 se establecieron días destinados a las mujeres y actualmente los fines de semana son mixtos. Tampoco hay que perderse la piscina de agua caliente que, situada en la azotea, ofrece una mágica panorámica de Budapest.Noticia Relacionada EN FINLANDIA reportaje No El país donde hay tres millones de saunas para cinco millones de habitantes J. F. Alonso Retrato de una forma de vivir, socializar y sentirse bien que va más allá de la moda e impregna a toda la sociedadLas visitas a los balnearios se han convertido casi en una religión en el país, por lo que marcharse de aquí sin probar alguno de los 270 tipos de aguas minerales y medicinales que brotan de sus manantiales no es una opción.Dónde dormirUbicado en la ribera del río Danubio, a apenas cinco minutos del parlamento, está el Áurea Ana Palace Hotel, un complejo que es mucho más que un cinco estrellas, es una parte de la historia de la ciudad y toda una carta de amor a la princesa Sissi. Una parte del actual alojamiento, el que corresponde con el número 15 de la Calle Akadémica, fue construida en 1847 con un estilo neoclásico y utilizado como edificio residencial hasta los años 20 del siglo XX. Por otro lado, el que corresponde al número 17 es historicista y se levantó en 1894 bajo el reinado del Emperador Francisco José I. El diseño corrió a cargo de Alfred Foltz, quien lo crearía como sede de la Delegación Austríaca. Posteriormente, el edificio pasó a ser sede de los partidos nacionalsocialista y comunista y finalmente se convirtió en parte de este coqueto hotel. Salón de Sissi, una de las habitaciones y gastrobar Rocío Jiménez y EurostarsEl interior está dedicado por completo a la esposa de Francisco José I, la emperatriz Sissi , tanto es así que las 107 habitaciones y suites cuentan con un retrato suyo en las puertas de los armarios. Además, el salón principal del edificio, lugar en el que se sirven los desayunos, presenta un retrato de grandes dimensiones, así como los escudos del Imperio austrohúngaro y todas las plantas presentan algún detalle de este personaje histórico que frecuentaba los bailes y reuniones palaciegas del Budapest del siglo XIX. Entre los exquisitos detalles que se reparten por todo el complejo destaca un candelabro de bronce revestido de oro ubicado en la escalera principal, único elemento de alumbrado original conservado del año 1896. Como parte de esa tradición termal de la ciudad, el hotel cuenta con un pequeño spa con una vitaly pool con efecto de bañera de hidromasaje, baños de contrastes y sauna. Las instalaciones se completan con un gimnasio y un gastrobar, un acogedor espacio en el que disfrutar de una comida o una copa cuya carta fusiona los sabores tradicionales con influencias contemporáneas y en la que todos los platos están elaborados con ingredientes frescos y de gran calidad.
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