Madison Keys, triunfo a la paciencia, el orden y la perseverancia

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Madison Keys, triunfo a la paciencia, el orden y la perseverancia

La constancia a corto y a largo plazo ha coronado a Madison Keys en Australia, campeona tras prevalecer ante la euforia y la garra de una Aryna Sabalenka a la que le incomodó desde el inicio la presión de ser la defensora del título –dos consecutivos, veinte victorias seguidas–, de ser la número 1, la favorita. Constancia a corto plazo porque no se dejó llevar por el vendaval de juego potente de la bielorrusa y mantuvo la calma, el orden y una derecha fantástica en todo momento, incluso cuando rugió esta y recuperó un set en modo ciclón. Constancia a largo plazo porque Keys, 29 años, había pisado su primera gran final en el US Open de 2017 y ahí, presa de un incontrolable estado de nervios, sucumbió ante Sloane Stephens y se prometió que volvería a luchar por una segunda oportunidad. La ha tenido en este Abierto de Australia en el que se deshizo por el camino de otras campeonas como Svitolina, Rybakina e incluso la todopoderosa Iga Swiatek, antes de imponer de nuevo su estrategia ganadora ante Sabalenka, frustrada y enrabietada por esta final de dos horas en la que no pudo ser la dominante.Noticias relacionadas estandar No Tenis La contundente respuesta de Djokovic a los «expertos» que dudaban de su lesión L. M.No responde Keys a carreras fulgurantes ni grandes proezas, sino a la persistencia del día a día, sin dejar de confiar a pesar de ver cómo las lesiones y las nuevas generaciones le arrebataban terreno; diez títulos, 46 participaciones de Grand Slam en su haber. Y responde también a una derecha prodigiosa con la que maniató a Sabalenka, porque es difícil de leer y más difícil de responder dada la velocidad con la que sale de su mano. Con uno de esos ‘drives’ ganadores (de los once que logró, 29 en total) sentenció la final y dio rienda suelta a la alegría, tantos años construida en intentos que no llegaban. Hasta ayer.Hija de un jugador de baloncesto y recientemente casada con el extenista Bjorn Fratangelo, que ejerce de entrenador, fue una estrella precoz, debutante en el circuito profesional con 14 años, con toda la presión que conlleva, además, que las esperanzas de todo un país caigan sobre tus espaldas. Y así lo aseguraba la tenista con el trofeo en sus manos: «Ganar mi primer Grand Slam significa todo para mí. He luchado por esto durante mucho tiempo. Desde muy joven sentí que si no ganaba un Grand Slam, no habría estado a la altura de lo que la gente pensaba que debería haber hecho. Fue una carga muy pesada. Pero llegué al punto en el que me sentía orgullosa de mí misma y orgullosa de mi carrera, con o sin un ‘grande’. Y mi equipo confió en mí cuando yo misma no creía», admitía. Salto de la plaza 14 a la 7 en este 2025 en el que suma doce triunfos seguidos, tras ganar en Adelaida antes de este primer gran título.«Es algo que se ha ido construyendo lentamente. Realicé mucho trabajo de psicología, ser realmente sincero, buscar ayuda y hablar con alguien, no solo sobre tenis, sino sobre cómo me siento. Todo ayudó», admitió sobre esa pesada carga de las expectativas. Y de repente… «Gano varios partidos en Adelaida, llego aquí y gano un partido increíble contra Swiatek. Siempre creí que podría hacerlo, pero de esa manera… A partir de ahí, pensé que podía ganar la final sin duda». Confianza, consistencia, perseverancia, mentalidad y derecha trabajadas sin pausa ni prisas en el día a día para brillar a los 29 años. Cada uno su tiempo.

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