Sorprende encontrar la bandera de las barras y estrellas a media asta en la capital de Dinamarca: «Es por la muerte de Carter, a mí también me sorprendió que siguiera hoy así», responde uno de los guardias de seguridad daneses. El expresidente estadounidense Jimmy Carter falleció el 29 de diciembre a los cien años . «Más de uno creerá que es porque Trump está en el poder», sigue su compañero entre risas.Están tranquilos, como buena parte de los ciudadanos de Copenhague. Las turbulencias provocadas por el huracán Trump y su deseo de anexionar Groenlandia a Estados Unidos alegando motivos de seguridad nacional, no ha alterado demasiado la confianza danesa, en especial la de los jóvenes, que no creen que este órdago vaya a llegar a ninguna parte.«Creo que subestima a Dinamarca» , comenta Oscar, estudiante en la KVUC, la institución donde realiza los cursos preparatorios para la universidad. Tiene 20 años y se relaja junto a sus amigos en la puerta de un supermercado durante un descanso. Ninguno de ellos, que apuran un cigarro antes de volver a clase, tiene especial interés en hablar del tema.«Cree que va a ser fácil, que puede simplemente comprar Groenlandia» , asegura después de ver el vídeo en el que el magnate, desde el Despacho Oval, insiste en su interés por comprar la isla.Noticias relacionadas estandar Si La amenaza de Trump sobre Groenlandia desestabiliza Dinamarca Rosalía Sánchez | Corresponsal en Berlín estandar Si Se abre al diálogo Groenlandia coquetea con Trump: explora ampliar su cooperación con EE.UU. Rosalía Sánchez | Corresponsal en BerlínLa habilidad de Trump para lanzar numerosas consignas, tanto nuevas como recicladas, hace que jóvenes como Oscar no confíen en que lleve a cabo sus planes y creen que el Gobierno danés simplemente dejará morir la situación. «Tiene valores e ideas totalmente opuestas a los de la población danesa, no creo que pudiera ser elegido aquí. Ni de cerca», afirma antes de despedirse junto a su grupo de amigos, que afirmaba con la cabeza a medida que Oscar hablaba. Ven lejos el éxito de Trump en Dinamarca . Sin embargo, a escasos trescientos metros de la KVUC, los clásicos colores ocre y teja que visten las fachadas del centro de la ciudad contrastan con un tono de rojo intenso que cruza con seguridad la plaza de Kultorvet. Se trata de Daniel, un enfermero danés de 41 años que viste un abrigo oscuro y la famosa gorra «MAGA», con su característico lema ‘Make America Great Again’ escrito en blanco al frente.«Llevo su gorra porque pone a Estados Unidos por delante de otras cosas, me encantaría tener un Trump en Dinamarca», asegura Daniel ante la mirada escurridiza de algunos curiosos que se percatan de su gorra. Para él es importante la lucha de Trump contra «el orden establecido, los medios de comunicación y la cultura woke». Sin embargo, difiere con él en algunos asuntos, como es el de la soberanía groenlandesa.«Llevo su gorra porque pone a Estados Unidos por delante de otras cosas, me encantaría tener un Trump en Dinamarca» Daniel, enfermero de 41 años«Groenlandia no es algo que puedas ocupar y tomar, estoy de acuerdo en otras cosas con Trump pero en esta no, creo que Groenlandia debe decidir sobre ella misma». «Aquí nadie habla de eso», dice en un perfecto español Marcela, la encargada de un bar del centro de Copenhage. Es de Parla y con 20 años vino a probar suerte a Dinamarca, en unos días cumplirá su primer aniversario en la ciudad y por el momento se queda: «En España no podría llevar el nivel de vida que tengo aquí. Con un sueldo pago una casa de una habitación para mí sola». El retrato de una generación.La tesis de Marcela se refuerza cuando Joshua, su compañero de trabajo, se une a la conversación. Tiene veinte años y con un rotundo y amable: «Me importa una mierda», deja clara su postura sobre Groenlandia. «Me afecta más la guerra en Ucrania, en mi escuela tengo compañeros que han venido de allí», comenta. Otro amigo se une a la conversación: «No hablamos nunca de eso, es algo que preocupa a la gente mayor. Por mí que compre Groenlandia si eso significa que voy a pagar menos impuestos», dice entre risas. Pasividad ciudadana, preocupación gubernamentalLa postura de algunos daneses no sorprende a James Kristoffer Miles , periodista del diario Ekstra Bladet. «Creo que la población danesa tiende a dejarse llevar y relajarse, históricamente somos una nación de tratados y acuerdos. Donald Trump es un hombre de negocios, creo que mucha gente piensa que esto terminará con una negociación», asegura desde la redacción del diario, en plena plaza de Rådhuspladsen, una de las principales plazas de la ciudad donde además se encuentra el ayuntamiento.James Kristoffer Miles, periodista y encargado de la cobertura de las elecciones americanas para el diario danés Ekstra Bladet Pablo OrtegaPara entrar en el edificio de la redacción, hay que pasar varios controles y puertas de seguridad, implementados después de que el periódico Jyllands-Posten publicara en 2005 doce caricaturas satíricas de Mahoma, una crisis internacional que derivó en amenazas y en la quema de banderas danesas en Oriente Medio.«Esa fue una de las mayores crisis desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pero creo que esta (la de Groenlandia) casi la supera».«La crisis de las caricaturas satíricas de Mahoma fue una de las mayores desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pero creo que esta (la de Groenlandia) casi la supera» James Kristoffer Miles Periodista del diario danés Ekstra BladetMiles habla desde la experiencia. Durante doce años ha cubierto la actualidad política del país recuerda que no es la primera vez que el nombre de Groenlandia sale a colación, su compra es algo que ya sugirió Trump en 2019. Ya entonces, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen , se refirió a esta idea como «absurda». Unas palabras que fueron calificadas como «asquerosas» por parte del magnate y que provocó la cancelación de su visita a Dinamarca.«Hay nerviosismo en el Gobierno, están intentando averiguar cómo responder para mantener su alianza con Estados Unidos y a la vez ser firmes en su postura sobre Groenlandia. Es algo con lo que nadie pensaba que tendría que lidiar. No hay un plan».Aparcamiento de bicicletas en Copenhague, capital verde del mundo PABLO ORTEGASobre la posibilidad de que surja una figura danesa que se aproxime a lo que ha supuesto Trump en Estados Unidos, James es tajante: «Donald Trump es extremadamente impopular en Dinamarca» . Por el momento continúa el secretismo danés. En la entrada del Ministerio de Exteriores, compuesto por un complejo de edificios de cemento situados en el canal Nyhavn, hay un pequeño teléfono de plástico negro sobre una mesa blanca. El empleado del Ministerio anima a levantarlo y llamar para hablar con alguien del equipo del Ministro de Exteriores. Al hacerlo y explicar si es posible hablar con alguien sobre la relación con Estados Unidos, la conversación se corta repentinamente.
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