El Govern se juega 4.000 millones después de dar por perdidos los presupuestos para 2025

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El Govern se juega 4.000 millones después de dar por perdidos los presupuestos para 2025

Salvador Illa cerró un acuerdo en verano para acceder a la presidencia de la Generalitat de Cataluña con ERC y Comuns, y su primera promesa fue que antes del 31 de diciembre aprobaría unos presupuestos para 2025. Ya entrado el año, Cataluña no solo está sin cuentas aprobadas sino que el Govern se juega en los próximos días 4.000 millones de euros –según cálculos propios– en una votación en el Parlament ante la que el PSC llega sin el apoyo de ERC. Los de Oriol Junqueras han iniciado la estrategia que Junts aplica a Pedro Sánchez en el Congreso: pieza a pieza.Para evitar el alarmismo pero poniendo de manifiesto que el Govern de Illa no lo tendrá fácil, ya que el ejecutivo tiene el apoyo de 42 diputados de un total de 135, Alícia Romero, consejera de Economía y Finanzas, se puso la venda antes de la herida. «No se acaba el mundo», dijo solo unos días antes de que ERC confirmase su ‘no’ a los presupuestos para 2025. «Nos vemos para las cuentas de 2026», vino a decir Elisenda Alamany, número dos de ERC, en respuesta a Romero. Así pues, ni presupuestos en el Congreso ni presupuestos en el Parlament.Con esta jugada, Junqueras, que no negoció el acuerdo de investidura de Illa, quiere marcar su propia línea política y estratégica una vez ha recuperado la presidencia del partido tras las primarias. ERC compite con el PSC en Cataluña y es aliado del PSOE en Madrid. Una simbiosis con la que los independentistas llevan conviviendo, no sin dificultad, desde los primeros años del siglo XXI. Los de Junqueras no tienen más remedio que ser comparsas del PSOE en el Congreso de los Diputados , pero no quieren quedar relegados a muleta sin margen de maniobra en Barcelona.Recuperar espaciosAsí, el malestar en el PSC, por el desprecio que les ha hecho ERC a las pocas semanas de firmar un pacto de investidura, no es menor. Pero ni en el Govern ni en Pallars –sede del PSC– harán público el enfado. La legislatura acaba de empezar y la intención de Illa es ir recuperando espacios de acuerdo que le den margen y aire para, por lo menos, llegar lo más lejos posible y acercarse a los cuatro años de legislatura. Aunque los socialistas son conscientes de la dificultad (solo cuentan con 42 de 135 diputados), confían en la buena sintonía de Illa y de otros dirigentes del PSC (Jordi Hereu, Miquel Iceta…) con el presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, para que, en esta ocasión, desde la Moncloa y Ferraz solo lleguen buenas noticias.Una de estas buenas nuevas sería la aprobación de los presupuestos en el Congreso. Aunque el proyecto no ha pasado por el Consejo de Ministros, nadie duda en Barcelona que Sánchez aumentaría la inversión en Cataluña y, con ello, la capacidad de propaganda y presión de Illa para con ERC. Pero esta tarea está prácticamente descartada. Junts juega su partida en el Congreso y Sánchez tiene sus propios problemas. Así que Illa, que da a los Comuns por amortizados, tiene que seducir a Junqueras para que, al menos, permita una prórroga presupuestaria en el Parlament que alivie la falta de cuentas a corto plazo. Con esta carta en la manga, la cifra que ha hecho circular el Govern es la de 4.000 millones de euros. Una cantidad que no debería perder la Generalitat y con la que el PSC presiona a ERC. Según cálculos de la Consejería de Economía y Finanzas, esta es la cantidad extra que el Govern puede disponer a pesar de no tener presupuestos si se acepta la prórroga y la ampliación de modificación presupuestaria y nuevos suplementos de crédito. Es lo que Romero calificó como «mecanismo» extra en manos del Govern para tranquilizar y sostener que «no se acaba el mundo».La consejera mantiene, mientras tanto y a la espera de que el Parlament vote la prórroga presupuestaria, la ronda de contactos con partidos y agentes sociales para explicar un proyecto de cuentas que no nacerá. Es papel mojado pero la ruta de reuniones forma parte de la estrategia socialista para que, a través de terceros, la responsabilidad recaiga en ERC. No hay prisa, se dicen así mismos en Pallars. Pero Junqueras tiene claro que a partir de ahora Illa tendrá que sudar cada votación en el Parlament.El pieza a pieza con el que los de Carles Puigdemont golpean cada vez que pueden al Gobierno de Sánchez sitúa a ERC en una posición de debilidad en el seno del movimiento secesionista. En el Congreso, no le penaliza seguir la estela del PSOE, pero en el Parlament, Junqueras sabe que no puede parecer un apéndice del PSC. Por eso, para los presupuestos autonómicos, ya de 2026, Illa tendrá que cumplir con lo pactado en la investidura y es ahí donde entra en juego el concierto económico para la Generalitat, que el PSOE dio por bueno. Así lo recuerda Junqueras desde hace unas semanas: «Hay que cumplir con la soberanía fiscal».De la telaraña en la que se encuentra atrapado el líder del PSC tampoco saldrá solo con los acuerdos bilaterales Generalitat-Estado que se firmarán el próximo mes de febrero en Barcelona. Apaciguarán los ánimos y servirán de munición argumentativa para el Govern pero no parece que puedan hacer temblar las piernas a Junqueras y los 20 diputados de ERC en la Cámara catalana. El mundo feliz que planteó Salvador Illa al llegar a la Generalitat de Cataluña se topa con la realidad de capitanear un ejecutivo en minoría.

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