Hace dos años y medio, durante la Cumbre de la OTAN de 2022 en Madrid, Pedro Sánchez se comprometió a que el gasto de España en defensa alcanzaría el 2% del PIB en 2029. Era una segunda promesa porque nuestro país ya se había comprometido en 2014 -con Barack Obama en la Casa Blanca y Mariano Rajoy en La Moncloa-, a alcanzar esa cifra para el año 2024. Pero en aquel 2022 era ya evidente que España incumpliría el acuerdo porque su gasto en defensa tan solo había crecido tres décimas en ocho años, del 0,92% al 1,2% desde 2014. Impensable avanzar 8 décimas en los siguientes dos años. Tanto Sánchez como la ministra de Defensa, Margarita Robles, aseguran una y otra vez que España cumplirá esta vez su obligación pero, según ha podido confirmar ABC, el Gobierno no ha aprobado aún, dos años y medio después, ninguna planificación sobre cómo va a conseguirlo. Es decir, no hay una programación más allá de la división lineal de cuántos millones por año tocaría invertir para cumplir. «Hay que ir viendo año a año. En cualquier caso, los últimos Presupuestos siempre han sido bastante más boyantes que los anteriores para poder asegurar la inversión en defensa. Del 2026 en adelante es muy precipitado decir nada», admiten fuentes de Defensa a este periódico, antes de subrayar que, pese a ello, «está establecido el compromiso, así que habrá mecanismos y capacidad para poder hacerlo». Noticia Relacionada estandar Si El secretario general de la OTAN da la razón a Trump y pide más gasto militar Enrique Serbeto Rutte insiste en que la factura de la ayuda a Ucrania «la pagaremos los europeos»Pero esta versión es «poco realista» para los expertos. «Las proyecciones imponen un crecimiento adicional extremadamente elevado a partir de 2027 y difícilmente asumible », consideran Antonio Fonfría, doctor en Económicas de la Universidad Complutense de Madrid, y Carlos Calvo González-Regueral, coronel de Infantería en la reserva, en un informe publicado por la Fundación Alternativas. Al menos 14.000 millonesCoincide con ellos el investigador principal del Real Instituto Elcano, Félix Arteaga. «Va a ser muy difícil que el Gobierno pueda lograrlo si no hay planificación, incluso en circunstancias económicas favorables», advierte. Y es que la última proyección pública del Gobierno llega hasta ese 2026 con 15.204 millones y un 1,12% del PIB, aunque probablemente será alguna décima mayor ya que Defensa está haciendo más esfuerzo y la estimación para 2024 es haber alcanzado un porcentaje del 1,28% . Aún así insuficiente porque cuando llegue 2027, España ya solo tendrá tres años -hasta fin de 2029- para escalar de golpe hasta el 2% (ver gráfico). Dicho de otro modo, si nuestro país no quiere incumplir por segunda vez sus obligaciones con la OTAN necesita llegar a 2029 gastando al menos 14.000 millones más al año en defensa, y eso es tanto como duplicar las cifras actuales. Es decir, pasar de los 14.903 millones presupuestados para 2024 a al menos 28.850 millones en 2029, según la estimación de Fonfría y González-Regueral. Si hablamos del 5% del PIB que exige ahora el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tenemos que pensar en gastar 73.000 millones al año, añade el profesor de la Complutense. Trump quiere 73.000 millones «Nuestros Presupuestos no recogen ninguna partida fija de gasto en defensa que suba en la proporción necesaria para llegar al 2% en 2029. Tampoco tenemos una ley de programación militar que diga qué porcentaje hay que subir cada año para llegar al objetivo. El gasto se hace en función de la disponibilidad presupuestaria de cada año. Si hay una mala coyuntura, se recorta. Si la economía crece, se invierte pero menos de lo que crece el PIB», añade. Esta falta de planificación se produce pese a que el Banco de España ha subrayado los beneficios de aumentar el gasto en defensa. En un informe publicado el pasado mes de agosto, esta institución subrayó que «una reasignación» del gasto público en seguridad «podría generar ganancias en términos de eficiencia económica». Añadía también que «dada la consideración de la seguridad como un bien público europeo, se podrían obtener beneficios adicionales mediante una provisión y una financiación comunes y coordinadas». Crecen los riesgosAl problema de carecer de un plan a estas alturas se añade que cuanto más se retrasa esa planificación, más complicado se vuelve alcanzar el objetivo. El esfuerzo sigue siendo el mismo pero su ejecución se concentra en menos tiempo obligando a dar un salto cada vez más alto y más arriesgado. «La cuestión es el enorme esfuerzo que podíamos haber hecho en diez años y que vamos a tener que hacer en seis, de 2023 a 2029. Ese enorme esfuerzo va a tener mayor impacto en otras políticas por no haberlo ejecutado de forma progresiva. No hacer los deberes en una cosa va a impactar en otras», anticipa Fonfría. Además, este doctor advierte que lo más probable es que el Gobierno decida tirar de deuda o subir impuestos para financiar el aumento del gasto en defensa, porque Bruselas vigila de nuevo el déficit y los actuales aliados políticos del Gobierno -contrarios a aumentar el gasto militar- no aceptarán financiarlo recortes. « Nos va a salir más caro porque los tipos de interés ahora son más altos, y no es lo mismo sacar un gran volumen de deuda de golpe al mercado que sacarla de manera progresiva. Al hacerlo más despacio, te sale más barato. Podemos llegar al 2% del gasto en defensa en 2029 pero haciendo un esfuerzo tremendo, y con unos costes que podríamos habernos ahorrado», concluye Fonfría. La trampa de Sánchez con el aumento de millones España figura en el puesto 32 de los 32 socios de la OTAN según inversión en defensa por PIB y por eso Donald Trump dejó claro el pasado lunes que nos tiene en su punto de mira. Pedro Sánchez reaccionó al día siguiente desde el Foro de Davos poniendo sobre la mesa que España ha elevado un 70% su gasto desde 2014, y subrayando que en volumen de millones nuestro país es el décimo contribuyente de la Alianza. Pero ninguna de estas dos variables forman parte del compromiso asumido primero en 2014 y luego en 2022. El gasto de un país en millones solo es indicativo del esfuerzo cuando se relaciona con el tamaño de su economía, por eso los socios de la Alianza pactaron alcanzar el 2% del PIB, como indicador homogéneo para todos.El principal riesgo de no tener un plan es que se gaste por gastar y, por tanto, mal o de manera ineficiente. «No se trata de ir a El Corte Inglés y comprar. Se trata de invertir ese dinero de manera que aumente realmente la capacidad de las Fuerzas Armadas, la sostenga, y que la industria nacional absorba gran parte de ese esfuerzo. Si compras un tanque tienes que programar un gasto de mantenimiento y tener una industria capaz de proporcionarlo en plazo. Y esa eficiencia es difícil de lograr sin una planificación», apunta Arteaga. «Si hay un plan, todo el mundo se ajusta. Las Fuerzas Armadas podrían modificar su política de personal, de mantenimiento, de inversiones acorde a ese esfuerzo, e igualmente la industria», añade. Pero «como en España no hay una planificación de gasto estable, no sabemos cómo vamos a crecer, en qué progresión y eso dificulta a la industria calcular sus necesidades de producción . Ese 2%, 3% y lo que se dice del 5% no es gastar por gastar . Es invertir en tener una capacidad de producción que pueda crecer en caso de guerra o conflicto con Rusia», explica. El segundo riesgo de dejar correr el tiempo sin hacer los deberes es que si vienen mal dadas para la economía, como sucede en Alemania, perdamos la capacidad de dar ese gran salto en inversión. En este sentido, Arteaga cree probable que en los próximos años la economía española crezca a menor ritmo que ahora. En esas circunstancias, elevar el gasto en defensa puede ser más complicado porque la opinión pública podría ponerse en contra y pedir otras políticas de gasto. Gastos no necesariosPara Fonfría, una solución «parcial y entre comillas» pero «importante» es abordar la ineficiencia en la gestión de los recursos públicos. «Hay duplicidades, gastos que no son necesarios cada año. Se puede racionalizar mucho más el gasto de la Administración si se utilizaran sistemas de software o inteligencia artificial, se fiscalizara mejor a los funcionarios , o no se gastara en material que muchas veces termina en un almacén. Es una cuestión de gestionar bien los recursos y ser más eficientes», subraya. Pero el Gobierno tampoco tiene un plan para hacer esto.
Leave a Reply