Entre las parejas de la historia, la de Antonio Machado y Guiomar es una de las más románticas que se recuerdan. Por el carácter introvertido y tierno de él, y por el misterio que flotaba sobre la personalidad de ella, oculta durante muchos años. Madrid fue testigo y escenario de este amor secreto, que se paseó por algunos espacios de la capital, como un parque en Moncloa y un café en Cuatro Caminos. Lo que pasó entre ellos está escrito una y mil veces en los libros de historia: él, viudo y cincuentón, la conoció en Segovia cuando ella, al borde de los 40, se refugiaba del desengaño de una infidelidad confesada por su marido. Fue hasta allí porque ella, que también escribía poesía, admiraba la obra de Machado; pero después de conocerse, nació entre ellos una pasión desbordada, que les llevó a verse periódicamente en Madrid. Su relación fue siempre platónica, para pesar del escritor, y ella no rompió su matrimonio durante el tiempo que duró. Hay muchos lugares de la capital que recuerdan este amor y a sus protagonistas.Como la placa en el número 58 del paseo del Pintor Rosales, en la que fuera casa familiar de Guiomar, en la vida real Pilar Valderrama. O el café Franco-Español, cerca de Cuatro Caminos, donde se encontraban en ocasiones los dos amantes.Noticia Relacionada libros estandar Si Pilar de Valderrama, más allá de Guiomar Carmen R. Santos Su nieta, Alicia Viladomat, nos cuenta su trayectoria vital y la de su abuela, y reivindica con acierto su figuraPero si hay algún lugar especialmente representativo de esta historia de amor, es el recoleto jardín cercano al domicilio de ella, donde solían encontrarse. Un espacio que se conocía como ‘el jardín de la fuente’, con una fuente central rodeada de bancos de piedra donde tantas veces se sentaron para hablar de los dulces asuntos del amor, bajo la sombra de un cedro que adornaba el conjunto. Un jardín situado en lo que ahora son las zonas verdes del Palacio de la Moncloa, pero que entonces, entre 1928 y 1936, era un espacio abierto al pueblo de Madrid por las autoridades republicanas.El jardín era parte de una finca noble que fue pasando, por herencia, a distintos miembros de la aristocracia, y estuvo un tiempo en manos de la famosa duquesa de Alba, Cayetana de Silva. A su muerte la compró Carlos IV, y en tiempos de Isabel II fue cedida al Estado. Llegó a la época que nos ocupa bajo el nombre de Real Sitio de la Moncloa, y la construcción quedó totalmente destruida durante la Guerra Civil. Diez años después, se reconstruyó para ser residencia de Jefes de Estado en visita oficial y en 1977 se convirtió en residencia de los presidentes de Gobierno en España.A Machado y Guiomar les gustaba el lugar por la comodidad de estar muy cerca del domicilio de ella, y porque era un espacio tranquilo donde poder encontrarse discretamente y alejados de miradas curiosas. Inspirados en aquel lugar, le escribió el poeta más de un verso a su amada, y muy probablemente disfrutarían de la belleza de las puestas de sol.MÁS INFORMACIÓN Los autobuses de dos pisos de Madrid que llegaron en barco y se han recuperado por Wallapop El templo egipcio que estuvo a punto de ir a Almería o Elche y para el que se estudió una funda de plásticoEste lugar cargado de simbolismo y de buenas vibraciones sigue existiendo, pegado a la residencia del presidente del Gobierno en La Moncloa, solo que ahora forma parte de los jardines privados de este palacete. De hecho, no hace demasiado tiempo volvió a recorrerlo una pareja ciertamente singular, en un encuentro que desde luego no tuvo nada de romántico, aunque sí hubiera algún interés de parte en seducir a la otra. Se trata del encuentro que mantuvieron allí, el 9 de julio de 2018, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el de la Generalitat, Quim Torra. Ambos políticos pasearon por los jardines del Palacio y llegaron hasta la fuente donde Antonio Machado se reunía en secreto con su Guiomar. Sánchez tuvo ocasión de hacer de anfitrión y explicarle a Torra la especial simbología del lugar.
Leave a Reply