Fue tras el duro varapalo de las elecciones gallegas cuando Pedro Sánchez llamó a «consolidar liderazgos» y advirtió de la necesidad de reforzar la presencia en los territorios. Ahí se inició la maquinaria para renovar los rostros en distintas Comunidades, algunos inesperados como los de Juan Espadas, Juan Lobato o Luis Tudanca . A este proceso pilotado por Ferraz con mano de hierro le salió una llamativa excepción: Galicia. En la región donde el PSOE cosechó sus peores resultados autonómicos de toda España (un paupérrimo 14,07%), siendo avasallado en la izquierda por el BNG y fracasando en su empeño de impedir otra mayoría absoluta del PP, nada va a cambiar.Formalmente, el PSdeG-PSOE celebra su congreso regional los próximos 8 y 9 de marzo en Santiago de Compostela. Pero será un puro trámite, ya que nadie se ha presentado contra el aspirante a la reelección, José Ramón Gómez Besteiro. Él fue el rostro de la debacle de los socialistas en las gallegas de febrero de 2024, pero suya no fue la campaña . La estrategia electoral vino ordenada desde Ferraz, y en ella se primó dar aire al BNG de Ana Pontón como mejor opción para desbaratar la mayoría absoluta del PP. La línea de actuación fue seguida también con fidelidad por el entorno mediático socialista -incluido el CIS, con sondeos delirantes-, que se entregó a barajar las serias opciones de la candidata nacionalista, haciendo luz de gas a Besteiro, quien resignadamente cumplió con su papel secundario. Sánchez quería infligir una derrota a Feijóo en Galicia aunque eso implicara rearmar al nacionalismo. Fracasó en su empeño y arrastró al PSdeG, hoy con apenas 9 escaños de 75, mientras que el BNG disfruta de 25.Noticia Relacionada reportaje Si PSOE de Santiago: una campaña contra sus ediles desde el 28-M José Luis Jiménez La expulsión de cuatro de los seis concejales socialistas en el Concello culmina una estrategia de hostigamiento que empezó mucho antes de la votación de la ordenanza de las VUT, y que se remonta a la resaca de las municipalesEl barón gallego opta a su tercer mandato al frente del partido. El primero se interrumpió abruptamente en 2016 por las investigaciones judiciales que contra él abrió la juez Pilar de Lara. Archivadas todas las causas en su contra, Sánchez lo rehabilitó para la política en 2023, primero como delegado del Gobierno en Galicia, después como diputado por Lugo, antes de encargarle la candidatura a las autonómicas. La sintonía entre ambos ha sido siempre buena: llegó a ofrecerle un ministerio, según desveló el propio Sánchez en campaña, en la que se volcó. Su segundo mandato se inició, precisamente, durante los días en los que Sánchez se recluyó para debatir sobre su futuro. Y tras el congreso federal de Sevilla debía renovarse el liderazgo regional, que no ha encontrado rivales. Nadie se atreve. El partido sabe que Besteiro tiene el apoyo de Moncloa. Y, por otro lado, nadie más quiere dar el paso de gestionar un partido en ruinas.Crisis en SantiagoEn las semanas previas al cónclave, el PSdeG está inmerso en una crisis inédita en Santiago de Compostela , ciudad que gobernó durante 31 años en democracia y en la que está a punto de quedarse con solo dos concejales de los 25 de la corporación local. La ejecutiva local, en manos de un afín a Besteiro, propició inicialmente la suspensión de militancia del portavoz en el Concello, Gonzalo Muiños, acusándolo de «indisciplina reiterada» en base a un pliego de acusaciones que el afectado ha negado por completo. Este viernes el PSOE acabó por romper el grupo municipal, al decretar la expulsión de otras tres concejalas «por negarse a acatar las órdenes del partido». Las ediles, procedentes del mandato anterior en el que formaron parte del gobierno del socialista Xosé Sánchez Bugallo , habían cerrado filas con Muiños e ignoraron la decisión de la agrupación local de nombrar nuevo portavoz al concejal Sindo Guinarte. De los seis representantes del PSOE, cuatro han perdido su condición de militante y en cuestión de días serán expulsados del grupo, cuando el partido lo formalice.Esta inexplicable crisis, que aparentemente se originó por la negativa a votar en contra de una ordenanza sobre viviendas turísticas y al rechazo a incorporar como asesores a personal designado por la ejecutiva local, tenía en realidad otro trasfondo. Según Muiños, solo se ha buscado que dimitieran las concejalas suficientes para que pudiera encontrar acomodo en el pleno el secretario local, Aitor Bouza, con la consiguiente asignación salarial. Durante meses se sucedieron las «presiones», incluso con ofertas para recolocar a posibles dimisionarias en otras listas electorales. Muiños y sus tres compañeras se negaron , hasta que en septiembre se rompió la unidad con Guinarte y otra edil, los señalados ahora por el PSOE local para que lleven la voz cantante en el Concello, presidido por un BNG en minoría que se frota las manos ante su crecimiento electoral.
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