La compensación voluntaria de carbono permite a las empresas cumplir con el objetivo de eliminar aquellas emisiones residuales que no logran limitar con la descarbonización de su cadena de valor. Las grandes sociedades encargan el trabajo a compañías especializadas en reforestación inteligente. Land Life, compañía creada en 2020 para la reforestación de zonas degradadas y con sede en Burgos, cuenta con un equipo de 21 personas. Su director, Pancho Purroy, explica que la particularidad de la empresa consiste en la utilización del Cocoon, un protector de siembra con semillas latentes recubiertas que acelera los proyectos y lleva el vivero directamente al campo: «Es una incubadora biodegradable que permite la supervivencia del plantón en el primer año de vida en zonas áridas», señala. Desde sus comienzos, Land Life ha plantado unos cuatro millones y medio de árboles con una fuerte apuesta por la innovación. «Si quieres conseguir buenos resultados —aclara—, debes apoyarte muchísimo en la tecnología, en la sensórica, en los vuelos de drones, para realizar el monitoreo. Nuestro proyecto mínimo es de 100 hectáreas y para abarcarlo se precisa ayuda». En la actualidad, Land Life está testando un rover, un vehículo autónomo de siembra automática de especies forestales, pionero en el mundo, desarrollado junto con Continental Engineering en Incotec. Purroy detalla las posibilidades de la IA en la reforestación inteligente: «El conteo de hoyos de plantación y de plantas o en el diseño de los proyectos. También para eliminar del plan aquellas zonas que ya tienen vegetación por regeneración natural de especies forestales».Noticia Relacionada Nueva vivienda reportaje No La moda de los edificios de madera echa raíces en los barrios de Madrid Aitor Santos Moya En el último lustro, este fenómeno ha pasado de las casas prefabricadas a elevar bloques de hasta cinco plantasDestaca como primordiales los grupos de interés y las comunidades locales: «Si no hay un acuerdo amplísimo de todos los ‘stakeholders’, no solo en la zona en cuestión sino alrededor, el proyecto no va a tener éxito». «No puedes meter con calzador un nuevo bosque en un lugar en el que ya existe una práctica muy sostenible de ganadería extensiva, por ejemplo, o en el que ya hay otros usos agrícolas buenos para esa comunidad rural», apunta. Sus proyectos están certificados por Verified Carbon Standard (VCS) y Gold Standard. Entre las empresas y administraciones que han contratado los servicios de Land Life están DHL, BM Amro, Zalando o la Junta de Castilla y León.El ‘carbón farming’Frente a aquellos científicos que recelan del valor de la compensación voluntaria de carbono o los negacionistas que consideran esta práctica como poner el dedo para tapar el sol, Abel Barrios, profesor de Producción Vegetal de la Escuela de Ingeniería Agrícola (INEA) de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid), estima que «la reforestación desde el punto de vista técnico es un método muy bueno para captar carbono porque toda la madera que hay en un bosque es CO2 almacenado». «Los bosques son grandes almacenes de CO2», añade.Este tipo de proyectos requieren de un amplio consenso de todas la partes implicadasAdemás de la reforestación, existen otros métodos para compensar las emisiones de carbono, relata el experto: «Lo primero es que las industrias minimicen la producción de CO2 utilizando energías limpias para hacer el proceso más eficiente». Como alternativa distingue el ‘carbon farming’: «Los suelos son capaces de almacenar CO2 en forma de materia orgánica. Y como en general los suelos agrícolas tienen muy poca materia orgánica por el tipo de agricultura que se ha llevado a cabo, hay esta posibilidad para captar todo ese CO2».La tecnología en la reforestación puede tener una función parecida a la del médico, comenta Barrios: «La sanidad del bosque es muy importante, porque si está enfermo no va a fijar CO2». ReTree (compañía radicada en Madrid) nació en 2020 con el propósito de combatir la deforestación global, pero con un enfoque en la protección de la biodiversidad, como afirma su directora general, Leticia Pérez Lobón: «No se trata solo de plantar árboles para trabajar con créditos de carbono. Plantamos especies arbóreas y arbustivas autóctonas y diversas con el objetivo de que atraigan también al principio insectos y después animales medianos y más grandes en el futuro, y fomentar esa biodiversidad y regeneración del suelo».La tecnología está en la primera línea de actuación de ReTree. «Hemos desarrollado —expresa— un algoritmo basado en tecnología satelital con información de uso público proporcionada por la NASA, la ESA y la Agencia Espacial de Japón. Nos da en cada ubicación datos de humedad, precipitaciones, radiación solar… y lo unimos a los análisis químicos del suelo. Cada árbol absorbe una cantidad de CO2 diferente. El algoritmo arroja un resultado del carbono absorbido en tiempo real por cada árbol dependiendo del terreno donde esté». Este algoritmo se ha materializado en un sistema que mide el carbono absorbido, pero también el beneficio hídrico que aporta el suelo, la superficie regenerada y otros KPIs de impacto ESG como el empleo rural creado.ReTree, que cuenta con la certificación B-Corp, ofrece un servicio integral para acompañar a las empresas en el camino de la descarbonización, como dice Pérez Lobón: «Desde ayudar a calcular la huella de carbono, a reducirla, a compensarla, a tramitar todo tipo de certificados con el Ministerio de Transición Ecológica y comunicar estas métricas alineadas con las normativas europeas de reporting».La CSRD o Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad obliga a las empresas de más de 50 millones de facturación y 250 empleados o 25 millones de activos a comunicar que están haciendo en términos de sostenibilidad en general y de descarbonización en particular. Entre los clientes de ReTree figuran Banco Santander, ArcelorMittal o Abbot.AlernativaLa mejora de la gestión forestal es otra fórmula de compensación de carbono, como hace airCO2 (localizada en Pontevedra). Se trata de un desarrollador y comercializador del software propio Carbon Manager que automatiza la medición de huella de carbono de pymes y las ayuda a superar la normativa. En paralelo, operan el programa de créditos de carbono voluntario español (Nature Positive), basado en gestión forestal mejorada a través de su marketplace.Máximo Sánchez Táboas, CEO y fundador, expone la propuesta de airCO2: «Nuestros proyectos están basados en gestión forestal mejorada, lo que en inglés se llama Improve Forest Management. Ponemos en valor a aquellos propietarios forestales en cuyo contexto cultural y geográfico llevan a cabo prácticas que el resto no realiza. En la Península Ibérica lo que hay es abandono forestal. El 75% de la propiedad es privada y el 85% no tiene ni planes de ordenación. De los 18 millones de hectáreas arboladas identificamos a esos propietarios y los ponemos en contacto con empresas nacionales interesadas en compensar su huella de carbono. Hay que darle incentivos al bosque para que se gestione y sea resiliente».Entre los propietarios forestales se pueden encontrar grandes empresas como Grupo ENCE, pero también superficie forestal de particulares de primer nivel. Entre los compradores que han adquirido créditos de carbono a través de airCO2 se halla el Grupo Ontime, firma de logística y transporte.Sobre si hay lavado de imagen con la compensación voluntaria de carbono, responde, como buen gallego, con otra pregunta: «¿Acaso es ‘greenwashing’ incentivar, sostener económicamente a quien mantiene a día de hoy el tejido forestal español?». «Los procesos son cada día más eficientes y en el largo plazo habrá una descarbonización industrial. En el corto y medio no vamos a ser capaces por ausencia de tecnología y por los altos costes tecnológicos», concluye.
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