Los estadounidenses, canadienses y mexicanos se disponen a desayunar hoy con la preocupación de estar en guerra. En guerra comercial, desatada por la llegada de Trump a la Casa Blanca con la intención de atizar con aranceles cuantiosos a sus principales socios comerciales. Trump firmó las ordenes ejecutivas este sábado que imponen por fin aranceles a dos países aliados, socios, amigos: 25% a las importaciones desde Canadá y México. Y aranceles del 10% a la potencia que es de verdad un rival y que amenaza su liderazgo económico y geoestratégico global: China. Y advirtió de más aranceles muy pronto: acero, aluminio, cobre, petróleo, gas, chips, productos farmacéuticos. También al gran socio de EE.UU. hasta ahora, la Unión Europea, a la que Trump acusó de «tratar muy mal» a la primera potencia mundial.Los aranceles a Canadá ya fueron notificados el sábado por parte de la Administración Trump al Gobierno canadiense, y solo cuentan con una excepción: el arancel al petróleo será del 10%. Las medidas entrarán en vigor el martes, después de que Trump y su portavoz, Karoline Leavitt, insistieran durante la semana en que no habrá marcha atrás.Noticia Relacionada estandar Si Trump: «Impondré aranceles a la Unión Europea, por supuesto, nos ha tratado muy mal» Javier Ansorena | corresponsal en nueva yorkEl sábado, muchos en EE.UU. se desayunaron un editorial destructivo sobre la decisión de Trump en ‘The Wall Street Journal’, el medio financiero más prestigioso en el país, con ascendencia entre la América corporativa y conservadora. ‘La guerra comercial más estúpida de la historia’, titulaba su editorial el diario neoyorquino, que defendía que la «justificación de Trump para este ataque a sus vecinos no tiene sentido».El viernes, Leavitt, jefa de Prensa de Trump, decía que los aranceles se deben a que México y Canadá «han permitido una invasión sin precedentes de fentanilo ilegal que está matando ciudadanos estadounidenses y han permitido la entrada de inmigrantes ilegales a nuestro país».Para el editorial, la razón es que, como ha deslizado en varias ocasiones, Trump considera que EE.UU. ingresará mucho dinero con los aranceles y que no necesita la mayoría de las importaciones de otros países. «Eso se llama autarquía y ese no es el mundo en el que vivimos o el mundo en el que deberíamos querer vivir, como Trump va a descubrir pronto», defiende el editorial.El diario neoyorquino, como han hecho muchos expertos y líderes empresariales en los últimos días, advierte de los problemas que puede conllevar el inicio de una guerra comercial con los tres principales socios comerciales de EE.UU. Los aranceles afectarían a un intercambio de importaciones y exportaciones descomunal de más de dos billones de dólares al día.Impacto severoLa guerra parece particularmente complicada con Canadá y México, que ya están unidos a EE.UU. con un acuerdo comercial negociado y firmado por el propio Trump en su primer mandato. Y amenaza con tener un impacto severo en las economías de los tres países, con industrias y relaciones comerciales intrincadas. Por ejemplo, en el sector de la automoción, donde la fabricación de componentes y el ensamblaje están diseminados entre los países y los productos cruzan varias veces las fronteras hasta que un vehículo sale de las plantas automovilísticas.La rebaja del arancel al petróleo canadiense es una evidencia de la preocupación de muchos en EE.UU. por el impacto de estas tasas en los precios, después de mucho sufrimiento por la inflación durante buena parte del Gobierno de Joe Biden. Los nuevos aranceles amenazan con subir los precios en algunas de las principales importaciones de EE.UU., desde productos agrícolas –aguacates mexicanos, tomates cherry canadienses– a productos industriales de todo tipo.Trump ha reconocido que puede que haya un coste que tengan que asumir «los consumidores», pero que no le preocupan la sacudida «a corto plazo» que puedan provocar los aranceles ni el impacto en los mercados financieros, que cerraron la semana con pérdidas ante la inminencia de la medida. Algunos pronósticos estiman que la permanencia de estos aranceles supondrán un recorte del crecimiento de la economía de EE.UU. de 1,5 puntos y la recesión para Canadá y México. Para los bolsillos de los contribuyentes estadounidenses, un coste de 1.300 dólares al año por hogar.Plan A, plan B, plan CEl impacto en México de los aranceles es enorme: el 80% de sus exportaciones va a EE.UU . La presidenta Claudia Sheinbaum ha señalado que «es fundamental en la relación entre México y EE.UU: que exista diálogo, nosotros tenemos plan A, plan B, plan C para lo que decida el Gobierno de los EE.UU. Es muy importante que sepa el pueblo de México que siempre vamos a defender la dignidad de nuestro pueblo, que siempre vamos a defender el respeto a nuestra soberanía, sin subordinación».En la tarde del viernes la presidenta reunió a parte del Gabinete en el Palacio Nacional. Según pudo saber ABC , fue un encuentro tenso porque hasta hace dos días casi todos los funcionarios sostenían que Trump no iba a imponer aranceles a México.La respuesta que preparan tanto Canadá como México es similar. Responder con otros aranceles, buscando impacto en productos con mucha presencia en estados republicanos -‘bourbon’ de Kentucky, zumo de naranja de Florida, cerdo de Carolina del Norte- para que haya más presión sobre Trump. Pero el presidente de EE.UU. ya anticipaba esto y su orden ejecutiva contra Canadá incluye la elevación de los aranceles si se producen esas represalias.En el caso de Canadá, los aranceles ocurren en un momento de debilidad política del país , por la crisis de su primer ministro, Justin Trudeau, que ha abierto un proceso de renovación en el Partido Liberal y que acabará con probabilidad en elecciones anticipadas. Pero tanto los candidatos a liderar a los liberales como el gran favorito para ganar en las elecciones, el líder del Partido Conservador, Pierre Poilievre, cercano a Trump, han respondido con contundencia frente a los aranceles. Poilievre ha dicho en X que responderá con aranceles «dólar por dólar» y con el refuerzo de su ejército y de sus fronteras.En China, con quien Trump ha tratado de tener un comienzo de relación con buenas formas, se ha reaccionado con más indiferencia ante el anuncio, aunque es evidente que habrá represalias en cuanto se materialicen . «No hay ganadores en las guerras comerciales, que no sirven a los intereses de nadie ni a los del mundo»; ha defendido un portavoz de la embajada china en Washington.
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