El Ministerio de Hacienda testa todos los años las opiniones de los españoles sobre el sistema fiscal y las causas que entienden que llevan a los defraudadores a tratar de ocultar sus ingresos al Fisco. En la última edición de este informe, difundida hace apenas unos días, un dato llamaba poderosamente la atención. Por primera vez en varios años los encuestados señalaron la excesiva carga fiscal que soportan como una de las tres principales causas del fraude fiscal, siendo mencionado por una quinta parte de los contribuyentes preguntados.Curiosamente esa percepción de soportar una carga excesiva en concepto de impuestos ha ganado tracción justo cuando los salarios han experimentado un mayor crecimiento para compensar el impacto de la inflación desbocada. Los datos procedentes de la información que las empresas proporcionan a la Agencia Tributaria señalan que los salarios se incrementaron de media entre un 5% y un 6% en 2023 y que este año 2024 estarían subiendo por encima del 4%, y es bien conocida la subida histórica que han experimentado las pensiones, del 8,5% en 2023 y del 3,8% en 2024.Noticia Relacionada estandar Si El indicador de bienestar impulsado por Calviño no refleja la mejora del PIB Bruno Pérez El indicador que patrocinó Nadia Calviño como alternativa al PIB a la hora de medir la prosperidad del país detecta un deterioro de la calidad de vida en España pese a la mejora de los datos económicos Unas subidas sin precedentes -explicadas por un contexto de inflación insólito- que, sin embargo, no parecen haber conseguido mejorar la percepción de bienestar de los ciudadanos; y tal vez el enfoque regulatorio del Gobierno haya tenido algo que ver.Dentellada a las nóminasABC ha examinado con la ayuda del Registro de Asesores Fiscales (REAF) el impacto que la decisión de Hacienda de no adaptar el IRPF a la inflación en un contexto de subidas próximas al 10% y la subida de las cotizaciones sociales por la activación del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) han tenido sobre las mejoras salariales de este periodo y la principal conclusión es que esas decisiones discrecionales del Gobierno han recortado hasta en un 22% la ganancia neta que esas subidas han dejado en el bolsillo de los españoles incluso de renta media, en beneficio de las arcas de Hacienda y de la Seguridad Social.Sobre la premisa de que los salarios hubieran crecido exactamente lo mismo que la inflación, es decir, un 3,1% en 2023 y un 2,8% en 2024, un asalariado con un sueldo de 23.000 euros en 2022 habría tenido en 2024 un sueldo de 24.376 euros, es decir, con una subida bruta de 1.476 euros. Según los cálculos del REAF, una vez detraídas las contribuciones obligatorias al IRPF y a la Seguridad Social esa subida bruta habría dejado un rendimiento neto en el bolsillo del asalariado en cuestión de 921,82 euros. Sin embargo, si el Gobierno hubiera adaptado el IRPF a la inflación, evitando así que la progresividad en frío hiciera que un salario que no ha ganado poder de compra pague más impuestos como en efecto ha ocurrido estos años, y el MEI no hubiera entrado en vigor la mejora líquida que ese contribuyente hubiera notado en su nómina sería casi 190 euros mayor , de 1.111 euros, un 17% más alta. En otras palabras, que esas decisiones regulatorias se han traducido en un recorte salarial encubierto para los asalariados en ese rango de renta, que no se puede considerar elevado, de cerca de 200 euros anuales.La brecha, lógicamente, es tanto mayor cuanto más alto es el rango salarial. Para un asalariado que en 2022 estuviera en 40.000 euros en 2022 y, por tanto, llegara a 2024 en 42.394,72 euros el tijeretazo regulatorio a su salario neto rondaría los 400 euros. La mejora neta real de 1.380,82 euros que habría obtenido en 2024 por esa subida bruta de 2.394 euros hubiera sido en realidad de 1.776,81 euros, un 22% más de lo realmente ingresado.Para los otros dos ejemplos que ha planteado ABC con el ayuda de los cálculos del Registro de Asesores Fiscales hay que añadir un factor extra, la subida de las bases máximas de cotización , que ha obligado a cotizar por un porcentaje bastante mayor del salario que hasta 2022 estaba sometido a cotización. Con esa premisa extra, la mejora neta de 1.941,22 euros que ha obtenido un asalariado que en 2022 estuviera en 60.000 euros y en 2024 hubiera llegado a los 63.592 euros para absorber el impacto de la inflación hubiera sido de 2.496 euros (557 euros anuales y un 22% más) de no haber optado el Gobierno por no adaptar el IRPF y al mismo tiempo subir cotizaciones en este periodo, elevando así la presión sobre las nóminas.Para una renta que partiera de 150.000 euros en 2022 y que a la altura de 2024 hubiera experimentado una mejora salarial bruta de 8.980 euros su mejora neta se incrementaría de los 4.658,18 euros que ha obtenido en la realidad a 5.495 euros, un 15% más.Fuentes del Ministerio de Hacienda subrayan que «el Gobierno se ha centrado en aprobar rebajas fiscales para rentas bajas y mediana s, que probablemente han tenido la mayor rebaja fiscal que se haya llevado a cabo». Las proyecciones del REAF confirman ese impacto para los sueldos en el entorno del SMI a los que la rebaja del IRPF ha optimizado su mejora salarial hasta el punto de que una mejora bruta de 898 euros se tradujo en una ganancia real de 1.243 euros .
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