El 4 de marzo de 2024 comenzó la demolición de la factoría de Packard en Detroit , un gigantesco complejo de 80 edificios que llegó a ocupar casi 40 hectáreas y a dar trabajo a 40.000 empleados en los años 30. Nada simboliza mejor que el antiguo esplendor de la industria del automóvil en Estados Unidos que esta fábrica, pionera en el diseño y la tecnología durante cuatro décadas.La planta de Packard cerró definitivamente en 1958 cuando sus coches dejaron de ser competitivos con los de Ford y General Motors. En 1954, Packard se fusionó con Studebaker, una operación que no revitalizó la marca. Durante la II Guerra Mundial, la Administración Roosevelt utilizó la factoría para fabricar los motores de los aviones Mustang, lanchas y diverso material bélico.Hasta hace pocos meses, era posible entrar y recorrer los enormes edificios abandonados. Había carteles amarillos con la indicación «No trespassing/Do not enter», que no disuadían a los curiosos de acceder a su interior. La planta estaba situada en el East Grand Boulevard , a menos de dos kilómetros del centro de Detroit.Fue el primer complejo industrial construido con hormigón armado en Estados UnidosLa fábrica comenzó su actividad en 1903 , pero en menos de una década las sucesivas ampliaciones multiplicaron por diez su tamaño. Fue el primer complejo industrial construido con hormigón armado en Estados Unidos. Y un símbolo de la modernidad de la ciudad por el diseño de sus cadenas de montaje, con una estructura en forma rectangular con grandes ventanales, con una estética similar a la de ‘Metropolis’, el filme de Fritz Lang.Hasta el inicio de su demolición definitiva, el visitante podía pasear por sus inmensas naves vacías, cuyos muros estaban llenos de pintadas de los artistas locales . La vegetación crecía en sus paredes y en sus patios, llenos de tablones y viejos neumáticos. No era difícil imaginar a los obreros en las cadenas de producción de los Packard, que competían en el segmento del lujo. La familia imperial japonesa era uno de sus clientes. En sus tiempos de esplendor, la fábrica llegó a producir más de 130.000 automóviles al año , de los cuales una cuarta parte eran exportados.«Una viuda con sombrero»El declive de Packard comenzó en 1946 cuando, a pesar de su sólida posición financiera, sus coches empezaron a quedar atrás tecnológicamente. Sus competidores lanzaron nuevos modelos, pero Packard tardó seis años en reaccionar. Los críticos se burlaron de sus diseños, apuntando que parecían «una viuda con sombrero». Cadillac se quedó con buena parte del mercado que Packard había liderado.Los edificios sirvieron en la década de los 60 como almacenes e incluso se utilizaron para fiestas, conciertos y rodaje de películas. Una empresa llamada Chemical Processing adquirió un ala del complejo. Pero en 2010 la antigua factoría era un esqueleto vacío en el que pernoctaban personas sin hogar.Fernando Palazuelo, un empresario peruano , compró todo el complejo en 2013 a precio de saldo. A cambio se comprometió a crear un centro comercial, oficinas y espacios artísticos. El proyecto durmió el sueño de los justos y nunca se llegó a materializar, por lo que las autoridades locales recuperaron la propiedad sobre la que había numerosas deudas.En 2019, se derrumbó el puente sobre el Grand Boulevard y el ayuntamiento decretó el comienzo de la demolición del complejo. Hace menos de un año, las tareas se reanudaron con el fin de aprovechar el inmueble para nuevos proyectos. Ya sólo quedan unos pocos restos de este exponente de la arquitectura industrial de Estados Unidos. Los más viejos de Detroit han empezado a añorar esa fábrica , encarnación del sueño americano, que muchos consideran que debería haber sido rehabilitada en lugar de demolida.
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