Tres semanas han pasado desde que Donald Trump ha jurado el cargo como presidente de Estados Unidos y ya ha desatado una guerra comercial con Canadá, México, China y comenzado la «mayor campaña de deportaciones de inmigrantes». Unas medidas polémicas que han dado la vuelta a la política internacional por las herramientas de presión que utiliza Trump para sacar rédito a los países afectados. El presidente de Estados Unidos ya avisó durante su discurso en la toma de posesión que llevaría a cabo la «mayor campaña de deportaciones de inmigrantes de la historia del país» : «Empezaremos el proceso de devolver a los millones de extranjeros criminales de vuelta donde vinieron», proclamó. En una entrevista a la revista ‘Time’ confesó que su intención era expulsar a entre 15 y 20 millones de personas indocumentadas. Para conseguir estas cifras toda la administración gubernamental está utilizando distintos recursos como vuelos de repatriación y un gran número de efectivos del ICE (Inmigración y Control de Aduanas) para efectuar las redadas masivas en colegios, escuelas e iglesias. Deportaciones masivas El Gobierno de Trump aún no ha desvelado cuántas personas han sido deportadas desde el inicio de estas redadas. La ausencia de estos datos sobre las expulsiones de los primeros días está generando dudas sobre la eficacia de esta medida que se está incrementando con más operaciones en ciudades como Nueva York, Filadelfia o Chicago . A Trump no le basta con que México ofrezca sus propios aviones para expulsar a los inmigrantes para hacer frente a las pandillas y las redes criminales, también quiere aplicar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798. Esta ley, que, según dijo Trump, iba a empezar a aplicarse desde este martes, se aprobó en el Congreso con el apoyo del presidente John Adams como parte de las cuatro leyes de extranjería y sedición de 1798 , cuando Estados Unidos estaba a punto de entrar en guerra con Francia. Esta norma ofrece al presidente detener, reubicar o deportar a los extranjeros de más de 14 años considerados enemigos de Estados Unidos. En 1918, la Ley de Enemigos Extranjeros se modificó para ampliar su alcance e incluir a las mujeres. Esta medida se utilizó tres veces en la historia del país: durante la guerra de 1812 y la Primera y Segunda Guerra Mundial para detener principalmente a los italianos y alemanes que fueron deportados a su país de origen. La Ley de Enemigos Extranjeros no ha sido aplicada desde la Segunda Guerra Mundial y según cuentan los expertos se debería asumir solo cuando el Congreso declara una guerra. El Gobierno de Franklin D. Roosevelt utilizó esta ley para crear campos de internamiento para ciudadanos de origen japonés.Pero incluso con las primeras medidas radicales de Trump, su Gobierno tendrá que enfrentarse a unos tribunales de inmigración desbordado s en los que los casos de asilo pueden tardar años en resolverse. Trump amplió un proceso de deportación por la vía rápida conocido como expulsión acelerada, pero sólo se aplica a quienes llevan en EE.UU. dos años o menos.La Ley de Enemigos Extranjeros podría permitir a Trump deportar rápidamente a los inmigrantes considerados parte de una «invasión», un uso novedoso de una ley que antes sólo se invocaba en tiempos de guerra. La Casa Blanca dijo el 20 de enero que estaba iniciando un proceso para designar a los cárteles y bandas criminales , incluida la banda venezolana Tren de Aragua, como organizaciones terroristas y utilizar la Ley de Enemigos Extranjeros para deportar a presuntos miembros de las bandas.Cientos de miles de venezolanos llegaron a EE.UU. durante la presidencia de Biden, muchos a través de vías humanitarias legales, y deportarlos ha sido un reto debido a las frías relaciones entre EE.UU. y Venezuela. El sábado, Trump dijo que Venezuela había acordado aceptar a todos los deportados, pero dio pocos detalles.
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