Ramón Reyes: «La crisis del CNIO ha causado descrédito a toda la investigación del cáncer»

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Ramón Reyes: «La crisis del CNIO ha causado descrédito a toda la investigación del cáncer»

La destitución de María Blasco al frente del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) zanjó la peor crisis de reputación de la institución desde su creación en 1988. El patronato que lo gobierna con participación estatal, autonómica y fundaciones privadas decidió su cese el 29 de enero tras el deterioro de sus infraestructuras, el declive de su liderazgo científico, así como denuncias de acoso y mal uso de fondos por parte de Blasco. El daño no se limita a una de las joyas de la investigación española. Ramón Reyes , presidente de la Asociación Española contra el Cáncer, denuncia cómo ha tenido un efecto dominó en las instituciones que trabajan por y para los enfermos del cáncer. «La opinión pública pensaba que las irregularidades estaban ocurriendo en nuestra organización», lamenta. —Ustedes han sufrido la crisis del CNIO por duplicado: como organización que trabaja para los enfermos oncológicos y también como miembros del patronato. ¿Cómo lo han vivido?—Mal, muy mal. Nosotros nos incorporamos en octubre al patronato del CNIO. Lo hicimos a propuesta del Ministerio de Ciencia por su interés para que hubiera participación de la sociedad civil. Esa primera reunión fue prácticamente de aceptación y, después, en el siguiente encuentro, ya en diciembre, nos encontramos con una situación que se había ido de las manos. Con una entidad con más de cuatro millones de déficit, con una gestión en la dirección absolutamente insostenible y con un entorno enrarecido dentro del propio organismo científico. —Pero eso a la asociación no le tenía por qué afectar.—Cuando estalló la crisis, la mayoría de la población no sabía lo qué era el CNIO y lo fue aprendiendo a través de noticias que eran lamentables sobre lo que estaba ocurriendo. La mayoría asoció las irregularidades del centro a organizaciones como la nuestra que fomentan la investigación oncológica, aunque no tuviéramos nada que ver. Hemos perdido, al menos, un centenar de socios, nos han increpado en apariciones públicas…, ha sido todo muy desagradable. No solo lo hemos sufrido nosotros, la crisis del CNIO ha causado un descrédito a toda la ciencia e investigación oncológica ante la opinión pública.Noticias relacionadas estandar Si DÍA MUNDIAL DEL CÁNCER Crecen los casos de cáncer de pulmón en no fumadores asociados a la contaminación R. Ibarra estandar No Incremento del 3,3% de los casos Este es el cáncer que será más diagnosticado en España en 2025 Cristina Garrido—La decisión de la salida de la directora científica, María Blasco, y del gerente Juan Arroyo ¿fue de verdad unánime?—Lo fue, hubo unanimidad en la salida de los dos. En el Patronato todos queremos lo mejor para la investigación del país y el CNIO era, y espero que lo siga siendo, un referente de excelencia mundial. Había que emprender una nueva etapa, empezar de cero. Se ha abierto un concurso internacional para elegir un nuevo director y esperemos que el relevo llegue cuanto antes. El Centro de Investigaciones Oncológicas es una institución de mucho atractivo tanto para científicos españoles como extranjeros. —¿Tenía que haber dado María Blasco un paso atrás hace tiempo para evitar el deterioro de la institución?—Sinceramente, nosotros acabábamos de llegar, con lo cual no podemos juzgar lo que ha pasado en el pasado.—Y el resto del patronato que sí estaba, ¿no debería también dar una explicación de por qué no hizo nada para atajar esa situación?—En realidad, la presidenta del patronato también era una recién llegada, al igual que el secretario de Estado de Investigación. No sé realmente por qué no se tomaron decisiones antes. La información que tengo es muy limitada, porque insisto, somos patronos desde octubre y nuestro primer patronato como tal fue en diciembre. Es cuando supimos que había una carta firmada por 24 jefes de grupo de investigación del centro que pusieron negro sobre blanco la situación del CNIO. Era la primera vez que ocurría. Lo demás podían ser rumores.—La existencia del programa CNIO de compra de obras de arte no era un rumor. Y mientras no se tenía dinero para comprar microscopios.—Cierto, eso era público. De hecho, nosotros paramos ese programa en la reunión del patronato.—¿Y ahora cómo se restaura la credibilidad?—Trabajando. Nosotros queremos duplicar la investigación en los próximos cuatro años.—Su último proyecto es Más Datos Cáncer, el primer espacio abierto de datos sobre la enfermedad en España. ¿Nos ofrecerá la primera foto de cáncer en el país?—Lo que no se mide no existe. Y con nuestro proyecto, a través de 69 indicadores, vamos a poder medir la equidad territorial en la prevención, tratamiento y cuidados al final de la vida de los enfermos oncológicos. No queremos sacar los colores a ninguna comunidad autónoma. Nuestro único objetivo es que todas las personas con cáncer tengan las mismas oportunidades para acceder a tratamientos y servicios con independencia del lugar donde vivan. Y hablamos no solo de diferencias entre comunidades, dentro de la misma región también hay diferencias según el código postal. Es injusto morirte de un cáncer de colon porque te lo hayan detectado tarde y no te hayan podido hacer una prueba de detección precoz, por ejemplo. —El 60% de los pacientes oncológicos sobreviven. En algunos países del norte de Europa la cifra está ya en el 70%. ¿Qué nos falta para llegar a esa cifra?—Nos falla la inversión en investigación y en los tumores con peor supervivencia. Y también más inversión de prevención y detección precoz. Por ejemplo, ampliando la edad en la que se tenga acceso a programas de cribado. Tenemos que ampliar la participación de personas a campañas de detección precoz para tumores que se pueden detectar tempranamente y ampliar el rango de edad, tanto en los mayores como en los más jóvenes. Volviendo al cáncer de colon si ahora se llama a población entre los 50 y los 69 años, hagámoslo entre la población de 45 y 75 años. Así mejoraremos rápido en supervivencia.

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