Llega la discutida revolución del salto de longitud: «Es una mierda de perro»

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Llega la discutida revolución del salto de longitud: «Es una mierda de perro»

El salto de longitud afronta un examen inédito en el mitin ‘indoor’ de Düsseldorf. Por primera vez, la tradicional tabla de batida cederá paso a una zona de despegue de 40 centímetros . No habrá línea fija ni plastilina, sino una amplia franja en la que podrán pisar las atletas (solo hay programada una prueba femenina). Después, se medirá la distancia real desde la punta más adelantada del pie hasta la marca más retrasada en la arena, en lugar de hacerlo desde el borde fijo que se utilizaba hasta ahora.El objetivo, asegura World Athletics, es reducir el número de nulos y, de paso, animar un espectáculo que la Federación Internacional cree que necesita pulirse. Para ellos, el dato es contundente: en el Mundial de Budapest 2023 casi un tercio de los saltos de las finales terminó anulado. Mal asunto cuando lo que buscas es ritmo, emoción y gente pegada al televisor. A partir de entonces se empezó a explorar esta posibilidad, inspirada en el modelo que ya se utiliza en la longitud paralímpica para deportistas con discapacidad visual severa.«Si no pasa la prueba, nunca lo introduciremos», ha advertido Jon Ridgeon, director ejecutivo de World Athletics y hombre de confianza del presidente Sebastian Coe. Pero si funciona, quizá el salto de longitud cambie para siempre, lo que ha abierto un encendido debate entre puristas y revolucionarios. «Entonces, ¿por qué no agrandar la canasta en el baloncesto para los tiros libres? Porque mucha gente los falla…», escribió el legendario Carl Lewis sobre el asunto cuando empezó a extenderse el rumor de los planes de WA.Noticias relacionadas opinion Si ATLETISMO La hazaña salvaje de Verdeliss: mucho marketing, pero mucho mérito Ignacio Romo estandar No World Marathon Challenge La hazaña salvaje de Verdeliss genera alerta médica entre los expertos Sergi Font«Es una mierda de perro», soltó, mucho más expresivo, el campeón olímpico y mundial Miltiadis Tentoglou , quien aseguró que se cambiaría al triple salto si saliera adelante la idea. «Necesitas correr como un velocista y llegar a la tabla perfectamente; esta es la parte difícil. El salto en sí es fácil».«Se desvirtúa por completo la disciplina», corrobora en una charla con ABC Antonio Corgos , ex plusmarquista español de longitud y entrenador de saltadores. «Se perdería una de las facetas entrenables, que es la precisión en el talonamiento. Poder actuar bajo presión y acertar en una tabla de veinte centímetros». Dicho de otro modo, se le robaría la gracia a una prueba que permanece inalterable desde que se estrenara en Atenas, en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, hace ya 129 años.En realidad, son pocos los afectados que defienden la introducción de esta zona de despegue. La italiana Larissa Iapichino , subcampeona de Europa el año pasado, se dio de baja del mitin al conocer que se utilizaría de experimento para este nuevo sistema. En cambio, sí participará la alemana Malaika Mihambo , oro en los Juegos de Tokio y plata en los de París, una de las pocas voces que se ha mostrado abierta al cambio. «Puede hacer que el salto de longitud sea más emocionante. Será más probable realizar un intento óptimo. Es bueno seguir pensando en cómo podemos desarrollar el atletismo».«Ella lo defiende porque tiene unos problemas de talonamiento increíbles. Ha perdido muchos campeonatos al no dominar ese aspecto», asevera Corgos, que solo encuentra pegas en el formato. «La longitud que conocíamos hasta ahora no sería la misma. Sería jugar a otra cosa. No tengo tan claro que vaya a haber menos nulos, pero sí creo que no se ha valorado el riesgo de entrar a 36 kilómetros por hora sobre una tabla de plástico. En la de 20 centímetros, el talón queda fuera y el sintético agarra; pero con 40, si se mete todo el pie, prepárate para patinar. Con lluvia, ya ni te cuento. Podría haber lesiones de tobillo o rodilla». Expertos en biomecánica han advertido también de que un cambio abrupto en los patrones de zancada de los atletas podría ir asociado a un aumento de las dolencias.Serán unas cámaras de vídeo de última generación las que registren y graben en tiempo real la punta de la zapatilla de los atletas, el momento exacto del despegue y la caída en la arena. La distancia se medirá con un software. «Ahora se ve dónde cae el atleta y al instante se sabe si supera al anterior. Con esta fórmula, dependerá de dónde se pise. Dos intentos que parecen de ocho metros pueden diferir en 30 o 35 centímetros». El exatleta compara la situación con el VAR en el fútbol: «Se mete un gol y toca esperar unos minutos para celebrarlo. Pues lo mismo aquí. Ese júbilo inicial lo pierdes». World Athletics ya admitió que esa era una de sus mayores preocupaciones, por lo que está tratando de encontrar la fórmula para obtener resultados instantáneos sin que haya que esperar 20 o 30 segundos.La zona de despegue no será la única novedad que se vea en Düsseldorf. Los atletas se enfrentarán también a una estricta cuenta regresiva de cuarenta segundos para cada intento. Menos tiempo para pensar, más urgencia . De nuevo, la televisión manda, pese a que una de las quejas más habituales de los últimos tiempos es que los concursos (saltos y lanzamientos) han desaparecido de las retransmisiones. Ahora solo se emiten en directo los muy significativos. El resto, si tienen sustancia, toca verlos en diferido.Las marcas contaránWorld Athletics ha asegurado que las marcas que se logren en Düsseldorf contabilizarán en los rankings mundiales. Mihambo, con una marca personal de 7,30 (6,79 esta temporada), lleva tiempo persiguiendo la histórica plusmarca mundial de Galina Chistyakova (7,52), que va camino de cumplir 35 años. Y muchos se preguntan si peligra también el histórico e intocable 8,95 que logró Mike Powell en 1991. «Si el espectáculo es batir un récord del mundo, pues vale. Pero sabemos que no será un récord del mundo real», concluye Corgos.World Athletics pretende llevar el experimento a varios mítines a lo largo de 2025. Evaluará el número de saltos válidos frente a los nulos, la reacción de las deportistas y la acogida mediática. Si el balance resulta positivo, el organismo podría implantarlo de forma oficial en el Mundial Ultimate de 2026, a celebrarse en Budapest.

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