Qué pena que el ganado no respondiera a la expectación. Por segundo año consecutivo, se colgaba el cartel de ‘No hay billetes’ al reclamo de Juan Ortega , autor de la mejor faena el pasado invierno. Sin perder de vista a Emilio de Justo, con el beneplácito de Madrid. Por eso, cuando vio que la tarde se esfumaba en el umbral de la capital , tiró de ambición y se marchó a la puerta de chiqueros para recibir al quinto, fiel al dicho de que no lo hay malo. Brindó el bueno de Garcigrande las mayores opciones: Desprendido el toro, desprendido el torero, arrebatado ya en las chicuelinas. Sabía el de Torrejoncillo que este animal escondía un fondo importante y lo aprovechó a placer por momentos, especialmente por el derecho, pues mucho menos abundó con la zocata. Andándole, se lo sacó de las tablas mientras buscaba la comunión. Faena vertical, arropada por el sentimiento y con esos pases de pecho que ‘embisten’ hasta la hombrera contraria: ¡bárbaros! A pies juntos abrochó naturalmente sin espada, que por fin funcionó y le entregó las dos orejas que le abrían la puerta grande de San Blas, en la que ya se ha cambiado el refrán de las cigüeñas por «llenos verás». Ahí se hallaban los éxitos: la salida a hombros y el esplendor del tendido. Impresionaba el runrún bajo la cubierta, el ambientazo en las calles de Valdemorillo, colmadas de afición y profesionales del toro. Más de uno se preguntaba qué hubiera sido del mano a mano de este domingo con el notable conjunto del Capea del sábado. Imagínense, por ejemplo, a Vichanero en las telas de Ortega… Pero no, en sus bolitas cayó el peor lote dentro de una corrida muy desigual –tres hierros– y con mucho que desear. Noticia Relacionada FERIA DE VALDEMORILLO estandar Si A Vichanero no le hacía falta ni hablar: ¡qué toro! (y qué corrida de Capea) Rosario Pérez Tras petición de indulto, fue premiado con la vuelta al ruedo y Castella paseó dos orejas para salir a hombros con Ventura, que hizo el toreo con más almaHasta cuatro paró el sevillano tras asomar el pañuelo verde para Algodón. Habían salido antes dos toritos tan a modo que el sobrero se dibujaba cual mastodonte. Todo parecía perdido y la esperanza se desvanecía, pero de pronto Ortega nos trasladó a la niñez cuando cosió tres delantales a una media verónica de enteras eternidades. ¡Qué media! Y borro el palabro malsonante, pues aquello se vivió como un instante de liturgia, envuelta en un silencio que aguardaba caricias. Porque mimos dedicaba en cada encuentro con Repatriado. Ni música quería el público: unos, claro, porque el zambombo no podía con su alma; otros, porque sencillamente querían escuchar el susurro del toreo. Naturales hasta atrás y una estampa que se amoldaba por abajo, con un ayudado de cartel. Y poco más que recordar (aquellos destellos sabrosos con el de José Vázquez o la voluntad frente a la guasita del parralejo tercero) en la tarde del triunfo taquillero y de Emilio con Desprendido y de la vuelta a la niñez, la de la ilusión, entre delantales y una media.Feria de San Blas Coso de la Candelaria. Domingo, 9 de febrero de 2025. Tercera y última corrida. Cartel de ‘No hay billetes’, con la Infanta Elena presente. Toros de José Vázquez (1º y 2º), El Parralejo (3º y 6º) y Garcigrande (4º, 4º bis y 5º), muy desiguales de presencia, carentes de casta y fuerza; destacó el buen 5º; más geniudo el 3º. Emilio de Justo, de erde botella y oro: tres pinchazos, estocada atravesada y dos descabellos (silencio); pinchazo, otro hondo y descabello (saludos tras aviso); espadazo pelín trasero (dos orejas). Juan Ortega, de rosa palo y oro: estocada caída (saludos); pinchazo hondo, otro y estocada (silencio); estocada delantera (silencio).
![Una media, dos triunfos y tres delantales Una media, dos triunfos y tres delantales](https://ayuser.org/wp-content/uploads/2025/02/hombros-RZjcBf8AOQhTkYuGVQsJOAI-758x531@diario_abc-ULPod6.jpeg)
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