El cierre de USAID pone fin a la era del dominio humanitario de EE.UU.

Home People El cierre de USAID pone fin a la era del dominio humanitario de EE.UU.
El cierre de USAID pone fin a la era del dominio humanitario de EE.UU.

Durante décadas, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (o como se la llama comúnmente, Usaid) fue intocable, el emblema indiscutible del poder político y diplomático americano, una muestra de su influencia global y la insignia de su liderazgo en la arena internacional. Con un presupuesto que superaba los 40.000 millones de dólares anuales, se erigía como el gran instrumento de supremacía estadounidense, financiando programas humanitarios para erradicar el hambre y el sida en África , promoviendo la democracia en países en desarrollo y formando nuevas generaciones bajo los ideales de un mundo libre. En su misión, no solo extendía la mano del auxilio, sino que también contrarrestaba la narrativa de potencias rivales como Rusia y China, cuyos discursos antiamericanos se veían así neutralizados.Ya no más. El 23 de enero, pese a la orden de Donald Trump de suspender cualquier desembolso de ayuda internacional, Usaid transfirió 153 millones de dólares a varios deudores, lo que encendió las alarmas en el equipo de eficiencia gubernamental -léase recortes- liderado por Elon Musk . De inmediato, su equipo contactó a la Casa Blanca y al Departamento de Estado con una propuesta de auditoría exprés que, en cuestión de días, desembocó en el desmantelamiento de la agencia. Actualmente, cerca de 10.000 empleados de Usaid, prácticamente toda su plantilla, están en suspensión de empleo con sueldo, a la espera de un expediente de regulación cuya resolución depende de un juez, tras una demanda presentada contra la administración. La primera audiencia del caso se celebrará hoy en Boston. Noticia Relacionada estandar Si «Dimite y vete a la playa»: Trump y Musk ofrecen despidos con vacaciones incluidas David Alandete | Corresponsal en Washington Un juez federal amplía al lunes el plazo a los dos millones de funcionarios para acogerse a bajas incentivadas, que acababa este juevesLos programas esenciales, como la lucha contra el sida y la asistencia humanitaria ante hambrunas, quedarán bajo el control del Departamento de Estado, con el secretario Marco Rubio a la cabeza. El resto de las iniciativas serán eliminadas en nombre de la austeridad. El desmantelamiento de Usaid, decidido sin consulta al Capitolio -la misma institución que creó y financia la agencia-, ha provocado un terremoto político en Washington y repercusiones en todo el mundo. El martes, su sede, a pocas calles de la Casa Blanca, fue clausurada. Los empleados suspendidos abandonaban el edificio con cajas de cartón en la mano, una imagen que evocaba el éxodo de Wall Street durante la Gran Recesión de 2008.Mujeres y niños son fotografiados frente a sus refugios improvisados en un campamento para desplazados en el Congo AFPEsta, sin embargo, es una recesión que golpea exclusivamente a funcionarios y a la extensa red de empresas y consultoras que han vivido durante décadas de los contratos de Usaid. Entre ellas, Chemonics, una firma con ánimo de lucro que factura anualmente más de 1.000 millones de dólares, en su mayoría provenientes de subsidios públicos de la agencia. En diciembre, fue condenada a pagar más de tres millones tras descubrirse que había presentado facturas irregulares al Gobierno, según un informe del Departamento de Justicia. Su Consejero Delegado percibe un salario cercano al millón de dólares al año.Si Trump y su equipo se salen con la suya, y se imponen en las cortes de justicia, Usaid dejará de existir, en aras de la austeridad . Numerosos programas que han provocado gratitud y respeto a EE.UU. en todo el mundo, no tendrán más remedio que echar el cierre definitivo, a no ser que China u otro poder emergente decida tomar el relevo.América Latina Brasil y las ayudas para la Amazonia«Nuestro sitio web está siendo revisado» es la frase que se puede leer en la página de Conservación de la Biodiversidad en la Amazonia (PCAB), donde se listan los proyectos de la Usaid. El silencio de la organización y sus dirigentes contrasta con las expectativas. El corte de recursos financieros de la Usaid va a afectar a una serie de organizaciones brasileñas que recibían fondos en proyectos de preservación del medio ambiente, los derechos de los indígenas y otros relacionados con la Amazonia, en el momento en que esa región se prepara para recibir la COP-30, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, un encuentro internacional que reúne líderes del mundo para discutir temas, como el calentamiento global, que Trump y sus seguidores niegan. Con la agencia paralizada se han estancado una serie de iniciativas, entre ellas, una inversión de cerca de 21 millones de dólares anunciada por la agencia el año pasado, destinada a apoyar la implementación de la Política Nacional de Gestión Ambiental y Territorial de las Tierras Indígenas (PNGATI) en la Amazonia. El dinero se invertiría en dos proyectos de protección, restauración, conservación y gestión sostenible de tierras indígenas en los estados amazónicos brasileños de Amazonas, Maranhão, Pará, Tocantins y Roraima. Los fondos también serían usados para implementar acciones climáticas en una región que a fines del año pasado registró una ola de calor. Migrantes caminando por la selva cerca del poblado de Bajo Chiquito, el primer control fronterizo de la provincia de Darién en Panamá AFPABC intentó contactar con estas y otras organizaciones que no respondieron a la petición de declaraciones. Prefieren no manifestarse. Ese fue el caso de la asesoría de prensa del Instituto Socioambiental (ISA), una de las ONGs más importantes y antiguas de la Amazonia. La razón de este silencio sería la cautela de esperar los futuros movimientos del Gobierno Trump, ya que la suspensión de los fondos por ahora sería de 90 días. Entre los proyectos del ISA que cuentan con el apoyo de la Usaid está el colectivo de productores de nueces de Brasil, en el estado amazónico de Pará, que reúne más de 50 organizaciones comunitarias. Los recursos estimulan producciones locales y evita el avance de actividades criminales en el área, como drogas y extracción ilegal de madera y oro.Los proyectos eran acuerdos bilaterales y surgieron de negociaciones entre la Usaid y organizaciones gubernamentales brasileñas como la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC), el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático (MMA), el Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio) y la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (FUNAI). La decisión de Musk y Trump le ha dado aliento al expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro que ha celebrado el impacto de los recortes en sus redes y asegura que si no fuera por esos fondos, él seguiría siendo presidente y no habría perdido la elección frente al actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva. Las relaciones de colaboración humanitaria entre Brasil y EE.UU. llevan más de dos siglos. El diario ‘Folha de São Paulo’ recordó parte de esa relación bilateral destacando el papel que la Usaid tuvo al apoyar a la dictadura militar brasileña (1964-1985), principalmente con fondos para entrenar a las fuerzas policiales. Creada en 1961, dos meses después de la toma de posesión de João Goulart, el primer presidente brasileño de izquierdas electo democráticamente. Entre los países amazónicos perjudicados con los cortes también están Colombia y Perú. Colombia, que ha sido uno de los mayores receptores de esos fondos, recibió en 2024 alrededor de 45 millones de dólares de emergencia para el Programa Mundial de Alimentos de la ONU , un apoyo a la entrada de más de 2,8 millones de venezolanos que huyeron del régimen de Nicolás Maduro .En Perú, la agencia humanitaria destinó unos 135 millones de dólares el año pasado para controlar la producción de cocaína financiando alternativas como el café y el cacao. Las noticias de la influencia de la Usaid en ese país ha llevado a parlamentarios a pedir que se investigue el destino de esos fondos.África Etiopía y Somalia: VIH y agua potableEl cierre del grifo de la Usaid también afecta al continente africano. Etiopía y Somalia serán los países más afectados, pues son los que más ayuda han recibido en los últimos años en esa parte del mundo. Según datos de 2023, Etiopía percibió más de 1.370 millones de dólares, mientras que Somalia se benefició de más de 970 millones. La mayor parte del gasto en estos países se destinó a ayuda alimentaria y a programas de acceso a agua potable. Y millones de personas dependen de esas ayudas. Según la propia Usaid, alrededor de siete millones de personas en Somalia requieren asistencia debido a la severidad del clima, la inseguridad y la pobreza.Antes del recorte presupuestario, los cálculos de la ONU estimaban que serían 307 millones de personas las que necesitarían ayuda humanitaria, pero advertían que la recaudación de dinero, que ya era insuficiente, disminuiría y al menos 117 millones se quedarían sin recibir alimentos o cualquier otro tipo de asistencia. Pero estas predicciones no tomaron en cuenta la pausa de la financiación estadounidense, que contribuyó con el 47% de los recursos humanitarios a nivel global en 2024.Una mujer herida es atendida en un hospital de Etiopía AFPEl secretario de Estado, Marco Rubio, nombrado director interino de la USAID, ha asegurado que «los tratamientos que salvan vidas» quedarán exentos de la suspensión. Pero los trabajadores en África denuncian que las instalaciones ya han cerrado.Aghan Daniel, responsable de un equipo de periodistas científicos de Kenia financiado por la Usaid, denunció a la AFP que los proyectos se frenaron abruptamente, incluso para los pacientes en medio de tratamientos médicos experimentales. Un ejemplo es el programa Mosaic, que prueba nuevos medicamentos y vacunas para prevenir el VIH en varios países africanos. «La gente que era candidata en el estudio tendrá efectos adversos para su salud porque el estudio se detuvo de repente», advierte Daniel. «Mucha gente morirá por la falta de conocimiento». «Una de las estrategias claves para reducir las cifras de VIH en África es aportar información. Esto incluye concienciar sobre las relaciones sexuales, así como de tratamientos como el lenacapavir (un antirretroviral), la profilaxis pre y posexposición y otros medicamentos».Los reportes de la organización daban cuenta de lo indispensable que han sido para Etiopía en los últimos años. Desde 2020, Usaid había otorgado ayuda humanitaria por un valor estimado de más de 3.600 millones de dólares, asistiendo no solo a los somalíes sino también al casi millón de refugiados que vive en campamentos, provenientes principalmente de Sudán del Sur, Somalia y Eritrea.En sus informes, el Gobierno estadounidense asegura que la financiación de la agencia en Etiopía ha ayudado a reducir las muertes por tuberculosis en un 35% de 2015 a 2020, las muertes por VIH en más del 50% de 2010 a 2023, y la mortalidad de menores de cinco años en más del 50% de 2005 a 2019. Asimismo, indican que alrededor de medio millón de personas que viven con VIH en el país africano recibían tratamiento. Y que las muertes por esta enfermedad disminuyeron en más del 50%.En Kenia, un empleado de un programa financiado por la Usaid afirma que la decisión de Trump cayó como «una bomba» y llevó a la gente al «pánico», según recoge AFP. «Tendremos más gente sucumbiendo a enfermedades como la tuberculosis», pronostica la fuente cuya organización se ve imposibilitada de seguir pagando alquiler y salarios.Solo 294 empleados, de un total de más de 10.000, conservarán sus empleos, según compartieron fuentes anónimas a Reuters. Y esos ‘supervivientes’ incluyen solo doce en la oficina de África y ocho en la oficina de Asia.Asia Refugiados birmanos en TailandiaUsaid mantiene quince misiones bilaterales y tres regionales en Asia. Pese a que la agencia no publica un desglose detallado de su inversión por país, esta ha venido realizando contribuciones significativas desde hace décadas. La última de ellas data de septiembre de 2024, cuando se comprometió a incrementar en 202 millones de dólares (195 millones de euros) la dotación de sus programas en Bangladés.Algunas de las operaciones más sustanciales del continente tienen lugar en la frontera entre Tailandia y Myanmar (Birmania). Este último país permanece sumido en una guerra civil desde que en 2021 la Junta Militar diera un golpe de Estado, conflicto que deja miles de víctimas mortales y más de 3,5 millones de desplazados, según datos de Naciones Unidas. Cien mil de ellos han encontrado amparo en nueve campos de refugiados instalados en suelo tailandés. Allí recibían atención médica en hospitales operados por la ONG Comité Internacional de Rescate (CIR) y financiados por Usaid. Sin embargo, la congelación de fondos ha provocado que mucho de ellos se vean obligados a cerrar sus puertas.El cese de la ayuda humanitaria de Estados Unidos, un motor crucial del desarrollo en Afganistán, amenaza con exacerbar la actual crisis económica del país y obstaculizar el progreso en sectores vitales como la educación, la salud y la limpieza de minas efe«Los servicios sanitarios dentro de los campos se han cancelado, solo atienden a los pacientes más graves y ahora están viendo si los pueden derivar a hospitales tailandeses. Los trabajadores se han quedado como voluntarios y hacen lo que pueden con las medicinas que les quedan», explica por teléfono Meri Viladecas, cofundadora de Colabora Birmania. Esta ONG española opera de manera independiente varias escuelas y orfanatos en la ciudad fronteriza de Mae Sot, setenta kilómetros al sur de Mae La, el mayor de los asentamientos en Tailandia, por lo que mantiene contacto recurrente con estas instalaciones.«Es una sensación de impotencia, de frustración, después de tantos años es muy duro que de un día para otro te digan que ya está», continúa. «El 26 de enero las organizaciones que indirectamente trabajaban o tenían proyectos conjuntos [con Usaid] recibieron un correo electrónico diciendo que a partir del día 27 todo se iba a cancelar. La gente se quedó en shock. Desde entonces hasta ahora han estado haciendo negociaciones». Las actividades de Colabora Birmania tampoco están lejos del campo de refugiados de Umpian, ochenta y cinco kilómetros al sur. Esta última semana han fallecido allí varios enfermos aquejados de insuficiencias respiratorias ante la falta de bombonas de oxígeno, según ha recogido la agencia Reuters. Mientras tanto, las operaciones para su traslado a centros estatales prosiguen. «El sistema de salud tailandés no permitirá que nadie a quien podamos ayudar muera en nuestro país», aseguraba la semana pasada el viceprimer ministro y titular de Interior, Anutin Charnvirakul.El cese de la ayuda internacional tiene asimismo implicaciones para la rivalidad geopolítica con China , destinada a marcar el curso del mundo siglo XXI adentro. La congelación de fondos asfixia a organizaciones pro derechos humanos, facilitando así la labor de Xi Jinping y su retroceso autoritario.El Departamento de Estado de EE.UU., por ejemplo, ha despedido esta semana a unos 60 contratistas de su Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo. Esta división recibía un presupuesto anual de entre 150 y 200 millones de dólares (145-193 millones de euros) para implementar programas destinados a fortalecer la sociedad civil y prácticas democráticas en China y otras dictaduras como Corea del Norte, Rusia, Irán, Cuba o Venezuela. «Estas organizaciones dependen de fondos gubernamentales de EE.UU. porque es muy difícil conseguir financiación para cuestiones relacionadas con derechos humanos y democracia en China», explica Maya Wang, directora asociada para China de Humans Right Watch. «Los grandes donantes, independientemente de su nacionalidad y lugar de residencia, a menudo tienen vínculos comerciales con China y tienen miedo de aportar». Wang rememora una ilustrativa anécdota: «En una ocasión, iba a participar en una recaudación de fondos privada en un pequeño país europeo y el anfitrión, también europeo, lo canceló al enterarse de que el tema era relativo a China».

Leave a Reply

Your email address will not be published.