Un millar aproximado de personalidades empresariales, técnicas y políticas de varios continentes participan lunes y martes en una cumbre internacional consagrada a la Inteligencia Artificial (IA) convocada por Emmanuel Macron, que no puede tomar decisiones en ese terreno, condenado a cohabitar con un gobierno víctima de una crisis presupuestaria sin precedentes, corriendo el riesgo de ser censurado las próximas semanas.La cumbre parisina es la continuación de una cumbre similar, celebrada en Londres, el 2023, sin resultados prácticos llamativos. Por parte del presidente francés, se trata de una ambición múltiple, científica, diplomática, bilateral.Los investigadores europeos, americanos, asiáticos, son invitados a presentar sus «conclusiones» forzosamente provisionales sobre la evolución de la IA, sin ocultar sus riesgos, pero aspirando a proponer un «balance positivo».En el terreno diplomático, la ambición de Macron parece poco o nada realista. ¿En qué pueden ponerse de acuerdo un representante personal de Donald Trump con Oscar López , el participante español de mayor rango? En el seno de la Unión Europea, las posiciones de Francia y España no son siempre compatibles con las posiciones de otros miembros próximos a Washington. Esa ambigüedad forzosa quedará reflejada, previsiblemente, en el comunicado final, resumen previsible de posiciones irreconciliables.En el terreno estrictamente bilateral, el presidente francés está condenado al optimismo «publicitario».Macron anuncia inversiones extranjeras valoradas, teóricamente, en centenares de miles de millones de euros. Los inversores internacionales, por su parte, guardan un prudente silencio, a la espera de negociar o poder negociar las condiciones de su esperada instalación en Francia.La cumbre también tiene una dimensión estrictamente personal. Macron está literalmente solo, en la escena nacional e internacional. Pero no se resigna a esa soledad, multiplicando sus viajes, actividades, proposiciones, de un contenido concreto pasablemente aleatorio.Macron nombró a mediados de diciembre pasado a su cuarto jefe de gobierno en el último año y medio. Entre julio y septiembre, Francia estuvo sin gobierno. Michel Barnier fue primer ministro entre septiembre y diciembre. Bayrou aspira conservar el cargo hasta el verano que viene , cuando pudieran volver a convocarse elecciones generales anticipadas.Con una deuda pública y unos déficits sin precedentes en la historia del Régimen fundado entre 1958 y 1962, el gobierno Bayrou ha presentado unos presupuestos del Estado que dejan sin solventar la gran crisis nacional de fondo.Ante ese panorama, Macron espera que la conferencia mundial sobre la IA aporte cierto optimismo, presentando París como una encrucijada donde se discuten los grandes desafíos de nuestra civilización. La gran crisis de la Alianza Atlántica, abierta con la elección presidencial de Donald Trump, deja en suspenso el futuro trasatlántico de la IA. En Washington las tecnologías son percibidas como un arma de guerra contra quienes no acepten las ideas de Trump en la escena internacional. Esas nubes tóxicas planean de manera majestuosa sobre la cumbre de París. Entre los invitados del mundo de la alta tecnología asistirán el jefe de OpenAI, Sam Altman , creador del revolucionario robot conversacional ChatGPT, y el director de Google, Sundar Pichai . No está en cambio el patrón de Tesla y X, Elon Musk, enfrascado en una radical operación de reducción de la burocracia estadounidense.
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