Han pasado veinte años desde que el complejo Azca apareció envuelto en humo. La noche del 12 de febrero de 2005, el epicentro financiero de la capital fue devorado por renegridas nubes. Se alzaban estas, concretamente, sobre la Torre Windsor , tapizada en brasas. Era sábado. Bien lo recuerda Rafael Ferrándiz, de 64 años, actual jefe de bomberos de Madrid y entonces supervisor de guardia en el histórico parque de bomberos de la calle Imperial. «Aquella noche el parque se hallaba tranquilo, a la espera de lo que pudiera surgir. En las madrugadas, los fines de semana, la ciudad se suele complicar. Y vaya si se complicó», recuerda el apagafuegos en conversación con este periódico. A las 23.19 horas, Ferrándiz y sus hombres recibieron un aviso de incendio en la planta 21 del edificio Windsor, junto al Paseo de la Castellana, uno de los mayores rascacielos de oficinas de la ciudad en aquella época, conformado por 32 plantas que alcanzaban los 106 metros de altura. 57 segundos tardaron los efectivos desde que recibieron la llamada del jefe guardia advirtiendo del siniestro hasta que abandonaron el parque. «No vamos a echar la noche en el Windsor», pensaba Ferrándiz mientras se dirigían al complejo financiero. Estaba equivocado. Desde la zona del puente de Raimundo Fernández Villaverde se divisaba, ardiendo y en pedazos, toda la fachada superior de la torre. «Recuerdo decirle a Jorge, un compañero, que se trataba de un edificio vulnerable, complicado. Era un emblema arquitectónico, pero muy antiguo. ‘Si tenemos el fuego en fachada nos hacemos con él, pero como se haya desplazado al interior…’, le decía. Y ahí estaba, devorando toda la parte superior», expresa. Eran las 23.25 horas cuando Ferrándiz llegó al inmueble, forrado en llamas. Entonces el fuego, bastante desarrollado, había reventado la cristalera de la planta 22. El entonces jefe de grupo del Parque de Bomberos número 1, ubicado en Santa Engracia, José Antonio Gómez Milara, fue el primer bombero en introducirse en aquella llamarada.Noticia Relacionada estandar Si De Madrid al infierno: el fuego que devastó la ciudad Enia Gómez Recordamos, a través de los ojos de un veterano bombero, los peores siniestros que han desolado a la ciudad de Madrid en estas últimas décadas: desde el enorme incendio nocturno en Alcalá 20 hasta la trágica mañana del 11MFerrándiz rememora aquel infierno. Los intentos de extinción que se llevaron a cabo, las instrucciones que les ordenaron, la rápida propagación del fuego, cómo explotaron los falsos techos con todos los operativos en el interior y cómo las plantas de emergencia colapsaron: «Intentamos varias veces extinguir el fuego, pero este se había propagado por todas partes. Recibimos una orden de evacuación. Nos dedicamos a hacer un ataque defensivo, haciendo un control del edificio. El objetivo era evitar que el fuego se propagara hacia El Corte Inglés y hacia el complejo de Azca». «Vimos que el edificio amenazaba con colapsar y tuvimos que desalojar», zanjaba Gómez Milara a este diario hace unos años. Las crónicas de la época cuentan que se estableció un cordón de seguridad en un diámetro de 500 metros en torno al edificio, cuyo interior –tanto subterráneo como en superficie– se declaró zona de Acceso Restringido Máximo (AR1). Las medidas afectaron a más de diez mil trabajadores, de los que 4.000 pertenecían a la torre Windsor y otros 2.100 a El Corte Inglés. Según comentó el alcalde de la capital entonces, Alberto Ruiz-Gallardón, «en los momentos pico», el Consistorio tuvo desplegados 180 bomberos y 32 vehículos, mientras que la Comunidad hizo lo propio con 25 efectivos y ocho dotaciones, «trabajando en coordinación y simultáneamente».El incendio no se extinguió completamente hasta dos días después. A pesar de los siniestros a los que Ferrándiz ha tenido que hacer frente, como el trágico 11M, asegura que se trató de uno de los incendios más fuertes ocurridos en la ciudad de Madrid, de una intervención «extremadamente compleja y delicada» y de un reto para el servicio de hace veinte años, «por la tecnología, procedimientos y recursos con los que contábamos». El siniestro propició cambios en el modelo de respuesta y planes específicos de intervención en edificios de alturaEl siniestro propició cambios en el modelo de respuesta, avances tecnológicos y planes específicos de intervención en edificios en altura. «El método de trabajo es similar al de hace unas décadas, pero ahora todo está muy pautado, hay mucho protocolo. Contamos con 140 maniobras fijas de intervención de incendio para los procedimientos comunes. Somo más competentes, nos sabemos enfrentar mejor a esas construcciones tan antiguas. A los edificios cortina actualmente se les aplica una normativa nueva que limita la propagación del fuego por la fachada», explica el entrevistado.
![El coloso en llamas que cambió el modelo 'apagafuegos' de la ciudad El coloso en llamas que cambió el modelo ‘apagafuegos’ de la ciudad](https://ayuser.org/wp-content/uploads/2025/02/rafaelbombero-RWDdtDSYfaJW7HPkEVmWzCM-758x531@diario_abc-gZGsjK.jpeg)
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