Irene Polo, la reportera moderna y fugaz

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Irene Polo, la reportera moderna y fugaz

Irene Polo fue una de las primeras mujeres en ponerse los pantalones en el oficio del periodismo, allá por el primer tercio del siglo pasado, cuando la presencia de periodistas en las redacciones era una cosa excepcional. Ella dio un paso más; no solo fue una reportera con cierto talento para palpar la vida de la ciudad, en su caso Barcelona, sino que llegó a ser jefa de redacción. «Fue la primera auténtica periodista de este país. Antes de ella, las mujeres periodistas mariposeaban en las redacciones. Irene Polo , en cambio, se tomó el oficio muy formalmente. Cuando tuvo que cubrir una huelga en la cuenca minera de Llobregat, bajó a la mina a no sé cuántos centenares de metros bajo tierra para entrevistar a los huelguistas», dijo de ella uno de sus colaboradores. Tuvo una carrera fulgurante: se abrió paso tras una formación autodidacta y, cuando se hizo un nombre, dejó el periodismo para unirse a Margarita Xirgu como jefa de prensa. La Guerra Civil la pilló fuera de España y allí en el exilio, en 1942, se suicidó. Tenía 33 años.De esos ocho años tan bien aprovechados como plumilla dan cuenta las hemerotecas. Tras una primera etapa en la que usó pseudónimos, cuando empezó a firmar con su nombre lo hizo en reportajes sobre la nueva Barcelona, una ciudad que se modernizaba de la mano de la Exposición Internacional de 1929. Frente al periodismo aburridote de sus compañeros -política, tribunales, policía… las mismas noticias de siempre-, Polo se interesó por las estrellas del cine y otras figuras populares. Su reportaje sobre la visita a Barcelona del matrimonio Natalie Talmadge-Buster Keaton hizo fortuna y hoy se sigue leyendo; también la crónica sobre su frustrada entrevista a Cambó. Hizo frente a las presiones de sindicatos y patronos en sus informaciones, y ella misma se enfrentó a la dirección de su periódico por una rebaja de sueldo. «Cinco o seis, sin embargo, nos pusimos como unas fieras, protestando y considerando que no había derecho. Los que más chillamos fuimos mis amigos M. y T., los compañeros M., F. y yo, por lo que fuimos despedidos de inmediato y no hizo falta rebajar el sueldo de los demás».’Una intrusa en la prensa’ Autora Irene Polo Edición Francesc Salgado Editorial Renacimiento Número de páginas 356 Precio 23,90 eurosEl libro ‘Una intrusa en la prensa’, con edición de Francesc Salgado de Dios para la editorial Renacimiento, recoge los 77 artículos localizados en diversas publicaciones y escritos en castellano que cubren el trabajo de Irene Polo entre 1927 y 1931. «Se trata de los años de formación de la periodista, que lleva a cabo en diversas publicaciones dedicadas al cine y a continuación en el primer diario en el que firmó artículos de forma continua, ‘Las Noticias’», indica Salgado de Dios. Un ejemplo del reporterismo de Irene Polo es su artículo sobre los hombres-sándwich. Si dos décadas antes Julio Camba les había dedicado a estos hombres-anuncio una de sus celebradas columnas, ella prefirió abordar la figura bajando a la calle. «¿Qué se ha hecho de los hombres-sándwich? Quizás el mismo hombre-anuncio que tenemos delante pueda decírnoslo. Y se lo preguntamos. […] ‘¿Usted sabe el calor que daba aquella coraza de cartón que nos cubría de los hombros a las rodillas? Además, no nos permitía andar con facilidad, y lo peor de todo es que, a la larga, acababa perjudicándonos la salud’».Entre los artículos recogidos en esta antología figuran otros dedicados a los abanicos -«este año son más pimpantes, más coloridos que nunca»- o a las sombrillas -«las de ahora son unos palos sumarios, vestidos con la enagua alocada y banal de una cretona más o menos cara o de una seda frívola»-. Irene Polo ironizó sobre el papel de los periodistas que promocionaban las películas en la prensa: los bombistas. «El bombista es un personaje interesantísimo, muchísimo más que Greta Garbo, que Ramón Novarro, que Charlot y que Adolphe Menjou; porque el bombista es el que crea todas las cosas interesantes de estas ‘estrellas’». El periodismo de hoy contado hace cien años. Contó la rivalidad entre taxistas y chóferes mucho antes de Uber y Cabify, narró la proclamación de la Segunda República y se preguntó si las mujeres llevarían pantalones. «La falda es, sencillamente, la túnica primitiva -le argumentó un diseñador-. La ingenua y torpe túnica común de las primeras edades que el hombre, más práctico, más lógico y sobre todo más libre, abandonó en seguida para adoptar el pantalón, que es la única forma de vestido razonable».En esta primera etapa de su carrera Irene Polo desarrolló un periodismo vital, según el editor de ‘Una intrusa en la prensa’. Había en ella «optimismo, celebración, curiosidad y descubrimiento del entorno». Dejó el periodismo en su mejor momento, cinco meses antes de que estallara la guerra, para hacer las Américas con Margarita Xirgu, con quien se le ha relacionado sentimentalmente. Ya no regresó a España ni al periodismo. La depresión y su mala situación personal anticiparon su prematuro adiós.

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