Un Museo Patio Herreriano ‘en construcción’

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Un Museo Patio Herreriano ‘en construcción’

Realmente, no termina de despegar el Museo de Arte Contemporáneo Español de Valladolid. El proyecto, que se materializa en 2002, tenía algunos puntos fuertes: por ejemplo, la Colección Arte Contemporáneo, que puso en marcha Julián Trincado en 1987 impulsando el mecenazgo de un numeroso grupo de grandes empresas, luego fue coordinada por José Félix de Rivera y María Corral y consta hoy de más de mil buenas piezas, cedidas al Museo; el legado de Ángel Ferrant, que reúne 34 esculturas, 406 dibujos y más de 35.000 documentos; y el archivo de la Galería Buades, que le aporta calidad a su centro de documentación.Noticias relacionadas estandar Si crítica de: ‘La cólcedra al filo del alba’, de Teresa Lanceta: los remiendos de la memoria en 1MiraMadrid Carlos Delgado Mayordomo estandar No El Patio Herreriano itinera «por los senderos de la vanguardia española» Henar DíazPero el Herreriano ha tenido siempre problemas severos de presupuesto –que a los pocos años de su apertura llegaron a ser dramáticos, con los ‘recortes’ que impuso el crack de 2008 y la apuesta suicida por el MUSAC – y de dirección. Polémicas aparte, el crítico Javier Hontoria, nombrado en 2019, es el primer director que obtiene la plaza mediante concurso público. En resumidas cuentas, el Herreriano no puede producir exposiciones de gran calidad e impacto, pese a que su sede, su actual director y su colección lo merecen. Ahora mismo hay cinco que nos llevan hasta allí..«Estar en la pintura»’Llaurats’ (surcos), de Joan Hernández Pijoan (1931-2005) está dedicada a la última etapa del artista (de 1988 a 2004), es decir, en opinión de los comisarios –Hontoria y el pintor Nico Munuera, que le conoció bien y del que heredó «la noción de estar en la pintura»–, aquella en la que Pijoan arriba a «un, hasta la fecha, inédito equilibrio entre síntesis iconográfica y delectación matérica» y aborda «la Naturaleza sucinta de las imágenes en el marco de una jubilosa reflexión en torno a lo pictórico». Lo cual es cierto: la materia de Pijoan es de una untuosidad y una sensualidad inconfundibles y el carácter perfectamente primitivo de sus iconos –sucesiones de líneas, zigzags, tramas; nada que no podamos hallar en la pared de una cueva o en un petroglifo, o en la pintura de un aborigen, un pigmeo o un esquimal y, naturalmente, de un niño–, grabados siempre en la pintura fresca –esos surcos temblorosos, febriles– le relaciona con sus contemporáneos ‘bruts’ y con lo eterno en el arte.’Gravas y arenas’, de Lara Almarcegui (1971) podría ser la exposición que más ‘le pega’ a Hontoria, crítico especializado en el concepto de paisaje, autor de varios libros fundamentales y alma de las publicaciones especializadas de la Fundación César Manrique. Así, se señala en el catálogo que el trabajo de Almarcegui «coincide con algunas cuestiones que han definido el programa del Patio Herreriano en los últimos años, fundamentalmente aquellas relacionadas con la mirada crítica al concepto de territorio». Se trata, en este caso, de una crítica al modelo urbanístico moderno desarrollada a partir de la documentación del proceso de extracción masiva de minerales –gravas y arenas– que la artista ya llevó a Basilea en 2018, cuando colocó una enorme montaña de grava en la Messeplatz.Por todos los senderos. De arriba abajo, propuestas de David del Bosque; esculturas del conjunto de Santos Torroella; y obras de la muestra dedicada a Damaris Pan Museo Patio HerrerianoEn la Sala 0 –la dedicada a artistas emergentes, fundamentalmente castellano-leoneses– expone David del Bosque (1976), un gran escultor minimalista a quien conocimos hace muchos años, cuando realizaba impecables esculturas geométricas de aluminio con luz y que ha venido trabajando con diversos materiales industriales –el dibond o los lacados– y reflexionando sobre la relación entre los elementos propios del plano –fundamentalmente la línea– y su proyección en el espacio. ‘Superposiciones y desplazamientos’ es su trabajo más esencial y versa sobre la perspectiva como símbolo (Panofsky), trampa e ilusión.Damaris Pan (1983) es una resistente que sigue creyendo en la pintura; para desarrollar una obra compatible con su muerte –mil veces certificada–, parte de «una renuncia palmaria a las convenciones que la rodean, como las que todavía sitúan a la representación y a la abstracción en la pugna de siempre». El título, ‘Oalddilal V’, una palabra absurda y sin significado, define esta obra inclasificable y potente, que en todo caso se refiere siempre a «los gestos afectivos que dan forma a lo cotidiano».Nueva tanda de exposiciones en Patio Herreriano Hernández Pijoan. ‘Llaurats’. Hasta el 23 de abril. Cuatro estrellas. Lara Almarcegui. ‘Gravas y arenas’. Hasta el 9 de marzo. Tres estrellas. ‘Anudar el tiempo. El fondo Rafael y María Teresa Santos Torroella y sus ecos en la Colección Arte Contemporáneo’. Colectiva. Hasta el 27 de abril. Tres estrellas. Damaris Pan. ‘OALDDILAL V’. Tres estrellas. David del Bosque. ‘Superposiciones y desplazamientos’. Hasta el 16 de marzo. Cuatro estrellas. Museo Patio Herreriano. Valladolid. C/ Jorge Guillén, 6Finalmente, ‘Anudar el tiempo’ está dedicada al fondo del histórico crítico de arte Rafael Santos Torroella (1914-2002) y su esposa Teresa y a «sus ecos en la Colección Arte Contemporáneo». Consta de 135 obras y 200 documentos procedentes del Ayuntamiento de Gerona y destacan, además de numerosas publicaciones históricas, dibujos de Dalí, la escultura de Ferrant o las pinturas primeras de T àpies¸ Ponç y Cuixart.

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