La lucha para que no separen a sus padres con alzheimer: «No recuerdan su nombre pero sí que se quieren»

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La lucha para que no separen a sus padres con alzheimer: «No recuerdan su nombre pero sí que se quieren»

Desiderio y Soledad contrajeron matrimonio en 1966. En Plasencia. Antes de eso, ya llevaban años juntos. Han pasado la vida uno al lado del otro. De manera incondicional. Tanto que ni el dichoso alzhéimer , con el que ambos conviven, les ha hecho olvidar que esa persona que tienen al lado es fundamental. Por encima de nombres, que a veces bailan , de recuerdos difusos, saben quién es su compañero de vida.Así es como José habla de sus padres. «Tienen más de 80 años, pero es como si tuviesen 15, se pasan el día dándose besos y abrazos , como adolescentes», asegura. Y es, seguramente, ese amor incondicional , el que transmiten sus padres, el que la ha hecho emprender una cruzada, una batalla, digna de un buen hijo.José empezó, el pasado año, a recoger firmas para evitar «que separasen a sus padres». Todo porque ambos, pacientes de alzhéimer, pero en distinto grado, arrancaron el proceso para encontrar plaza residencial, pero sin que se considerase un detalle poco desdeñable, que son, efectivamente, un matrimonio. Había plaza, pero no juntos: «No pueden separar a mis padres , llevan toda la vida juntos, qué menos que tener un retiro digno».Noticias relacionadas estandar No El trasplante de células madre de ratones jóvenes retrasa el alzhéimer en ratones viejos R. Ibarra estandar No Los 10 mejores neurólogos españoles elegidos por otros especialistas del cerebro Cristina GarridoTodavía hoy, este matrimonio vive en casa de su hijo . Y es él, obligado a jubilarse por una situación de dependencia, el que los cuida y supervisa, algo que, dice, seguirá haciendo si no encuentra la solución que busca: «Si tengo que renunciar a la plaza que nos dan, lo haré, no nos vale nada que implique separarlos». Piensa que, si la enfermedad no les ha hecho perder su vínculo emocional , tampoco puede hacerlo la burocracia. Soledad «apenas habla», pero no puede estar lejos de Desiderio. Y, al contrario, lo mismo. Sin su mujer, él «no va a ninguna parte».La de Desiderio y Soledad, desde luego, es una unión indisoluble, como entiende su hijo y las más de 90.000 personas que han apoyado , con su firma, la causa. Firmas que, este jueves, fueron entregadas oficialmente en las oficinas de la Junta de Extremadura, en Mérida, con el fin no solo de evitar que los separen a ellos, sino también con el objetivo de que esta situación no se vuelva a repetir para nadie.José ante las oficinas de la Junta de Extremadura en Mérida este martes, momentos antes de entregar las firmas Miriam BañónLa Junta «estudia la situación»José Hernández, el «hijo coraje» y protagonista de la historia, asegura a este diario que la situación que viven sus padres no ocurriría en otras regiones como Aragón o Cataluña. Por eso, exige al ejecutivo extremeño que modifique la normativa , para que matrimonios en situación de dependencia puedan pasar los últimos años de su vida juntos.En este sentido, después de registrar oficialmente las más de 90.000 firmas que ha recogido estos meses, la Junta de Extremadura ha confirmado que «estudia la situación». Tanto es así que el próximo martes, responsables del SEPAD se reunirán con José, que dice no perder la esperanza, aunque, matiza, quiere celeridad en las respuestas: « Mis padres no tienen una vida para esperar », lamenta.¿Dónde radica realmente el problema de esta historia? En el grado de dependencia que sufren ambos. Desiderio tiene reconocido un grado 2, que le permite el ingreso en una residencia pública. Sin embargo, Soledad solo tiene reconocido el grado 1 , pese a que, recientemente, le han transmitido la posibilidad de que podría alcanzar un grado 3.Hasta la fecha, la propuesta de la administración ha sido ofrecer plaza a Soledad en una residencia concertada, con un coste de 3.000€ mensuales, una cifra imposible de asumir para la familia. Sobre todo, si, como es el caso de esta familia, no se recibe ningún tipo de ayuda: «¿Quién se puede permitir pagar ese dinero cada mes…?».Todo resulta en una situación que, mirando a otras comunidades autónomas, José no es capaz de entender : «Se supone que los españoles somos iguales, pero esto en otros sitios no ocurre», sentencia.Más casos en ExtremaduraA las puertas de las oficinas donde ha terminado registrando esas 90.000 firmas, un emocionado José atendía a los medios para, entre otras cosas, anunciar que, consiga o no consiga evitar la separación de sus padres, su campaña seguirá adelante porque no es «un caso único» . Asegura que vecinos suyos le cuentan que separaron a sus padres o abuelos y que terminaron «muriendo de pena». Advierte, de hecho, que si la reunión del próximo martes no le aporta la solución que persigue, continuará dando pasos y llevará su lucha «hasta donde haga falta». Sobre todo, porque, dice, «los estudios y el sentido común» le respaldan : «Esto no puede depender de lo que piense cada comunidad autónoma».Lo que es cierto es que la batalla de José atrajo, desde el primer momento, la atención, la empatía y la solidaridad de sus vecinos de Plasencia, de los extremeños y de buena parte del país. A través de change.org consiguió recoger, solo el primer día, 40.000 firmas. Aquello fue en octubre. Cuatro meses después, ha logrado duplicarlas hasta alcanzar la imponente cifra de 90.000. «Los años de convivencia, los años que han pasado juntos, tienen que ser considerados como un baremo», reclama. Él, subraya, seguirá «luchando hasta el final» para que los papeles, la burocracia y una normativa «contraria al sentido común» no rompa lo que no ha sido capaz de romper ni el paso de los años, ni las adversidades ni tampoco, y en última instancia, una enfermedad tan cruel como el alzhéimer.

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