Si hay algo que ha caracterizado a la Conferencia de Seguridad de Múnich en sus 66 ediciones hasta el momento, es la libertad y falta de cortapisas con las que se permiten expresarse aquí los líderes globales de la defensa. Vladímir Putin ya causó revuelo en 2007, cuando sermoneó a Estados Unidos de que «querer regentar el mundo de manera unipolar es ilegítimo e inmoral». También prescindió de las normas básicas de la diplomacia Trump en 2017, cuando se lanzó contra la OTAN y tachó abiertamente de aprovechados a los socios de la Alianza. Pero la contundencia con la que el vicepresidente estadounidense J.D. Vance leía este viernes la cartilla a los gobiernos europeos era hasta ahora inédita. En su, discurso destinado a sentar las bases de la relación entre la nueva Administración estadounidense y Europa, se sirvió de un tono de bronca en el que despreció los planteamientos más básicos de la defensa en este continente. «Desde que he llegado a Múnich he mantenido muchas conversaciones, múltiples contactos, con muchos de los que estáis en esta sala, en los que se me pide ayuda para la defensa. Pero lo que no consigo ver con claridad es de qué necesitáis defenderos aquí. El enemigo no es Rusia, ni es China. El enemigo de Europa viene de dentro«, advirtió, refiriéndose extensamente al hecho de que en Europa se gobierna a menudo de espaldas a los votantes. Noticia Relacionada estandar No El vicepresidente de EE.UU. amenaza a Rusia con sanciones y el envío de tropas a Ucrania si no hay acuerdo de paz Vance recalca que el despliegue de militares en Ucrania si Rusia no negocia de buena fe es algo que «está sobre la mesa»Vance citó varios ejemplos, como la primera vuelta de las elecciones presidenciales anuladas en Rumania o, sin citarla, la complicada formación de coalición en Austria, después de que ganase las elecciones en septiembre la extrema derecha del FPÖ y siga sin haber un gobierno. «Si de lo que quieren defenderse los gobiernos europeos es de sus propios votantes, entonces no hay nada que Estados Unidos pueda hacer por ustedes», aleccionó.Anteriormente, en los pasillos y durante las entrevistas bilaterales, Vance había sido muy correcto e incluso dio la impresión, a la delegación ucraniana por ejemplo, de ser especialmente receptivo a sus demandas. Bien es cierto que, en materia de defensa, varias delegaciones europeas comentaban que iba directamente al grano en las conversaciones, sin dejarse agasajar como estaban todos intentando, y que insistía una y otra vez en el asunto del gasto en defensa. Difícil diálogo«No se puede hablar con ellos si no llevas un cheque de gasto en armamento entre los dientes», ironizaba un diplomático europeo sobre el primer desembarco de la Administración Trump en Múnich. Este punto, por tanto, estaba asumido por la audiencia antes de que empezase su discurso. Pero, cuando trajo a colación sus preocupaciones por la grave amenaza que percibe en Europa para la libertad de expresión, los ilustres asistentes a la Conferencia de Seguridad comenzaron a revolverse en sus asientos. Vance acusaba directamente a Europa de negarse a escuchar lo que dicen realmente los votantes y venía a decir que los gobiernos europeos son más peligrosos que el de Putin. «Hay un nuevo sheriff en Washington, eso es cierto», ironizó con tono chulesco. Y admitió que, bajo el liderazgo de Donald Trump, habrá diferentes puntos de vista sobre Europa desde el otro lado del Atlántico, «pero lucharemos como siempre para defender el derecho a expresarlos en el espacio público».El murmullo en la sala era ya perfectamente perceptible cuando se dedicó a restar importancia a las intromisiones de Elon Musk en la campaña electoral alemana en curso, que tanta indignación han causado en el país anfitrión de la Conferencia. También criticó reiteradamente que en Europa, en su opinión, se tache de bulo toda expresión de ideas que no concuerde con la corriente dominante. Se quejó de que los políticos utilicen aquí un «vocabulario soviético» para desacreditar puntos de vista que no comparten con términos como «desinformación» o «información falsa». Además, apuntó que «si una campaña de 200.000 dólares en las redes sociales puede derribar tu sociedad democrática, entonces deberías pensar seriamente sobre qué bases está asentada tu democracia y en lo bien que realmente entiendes la voluntad de tus votantes».Prioridad: la inmigraciónVance se permitió orientar la política europea, recordando que su prioridad debería ser luchar contra la «inmigración masiva», y reprochó que los partidos políticos contrarios a la inmigración estén excluidos de los gobiernos de toda Europa. «No hay lugar para cortafuegos», cargó contra el cordón sanitario al que el resto de partidos políticos alemanes mantiene sometida a la derecha radical de Alternativa para Alemania (AfD). Justificó esta alusión recordando los reiterados ataques violentos llevados a cabo en Alemania por refugiados. «¿Cuánto más tenemos que sufrir para comenzar a actuar?», se preguntó, «os esperan difíciles decisiones». Y, aun sin haber terminado de hablar, en Berlín reaccionaban ya el portavoz del Gobierno, Steffen Hebestreit, denunciando «interferencia electoral», y el ministro de Defensa, Boris Pistorius, quien calificaba directamente el discurso de Vance como «inaceptable».A Vance le resbalan estas reacciones, teniendo en cuenta que no se ha entrevistado con el canciller Olaf Scholz, el anfitrión, un desconocido gesto de desprecio. En cambio, sí ha fijado una cita con el líder de la oposición, el conservador Friedrich Merz, quien, según todas las encuestas, ganará las elecciones del 23 de febrero al frente de la Unión Cristianodemócrata (CDU). El vicepresidente norteamericanos se despidió citando a Juan Pablo II, «no tengáis miedo», y animando a hacerse cargo de la voluntad de los votantes. «Esa es», definió, «la magia de la democracia».Con quien sí se reunió a última hora de la tarde Vance fue con la líder de la AfD, Alice Weidel, partido que definió como socio político elegible. Los medios alemanes informaron que esta reunión tuvo lugar al margen de la Conferencia de Seguridad, ya que el partido de extrema derecha no estaba invitado al evento.
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