Si el Madrid de Hezonja fue el que consiguió el pase a las semifinales, fue el de Tavares , como antaño, el que alcanzó la gran final de la Copa, la decimoprimera en los últimos doce años para los blancos, tras minimizar al Gran Canaria (63-80), que vivió con miedo siempre que el caboverdiano protegió el aro que debían atravesar. Firmó una obra maestra el pívot, siete puntos, 11 rebotes y dos tapones, una actuación defensiva tremebunda que dio al Madrid seguridad cuando era sobrepasado por los amarillos en el primer tiempo. Bien protegidos, los merengues comenzaron a despegar poco a poco gracias a Campazzo , Hezonja y, en última estancia, Llull , que disfrutó en el cuarto final como un niño. En el duelo por el título espera el Unicaja, su archienemigo en el baloncesto nacional durante los últimos años. Fue el alto nivel defensivo de ambos bandos el que escribió el guion de los primeros minutos. Albicy era un incordio para Campazzo , Ndiaye para Brussino, Tobey para Tavares… opresivo escenario que se tradujo en solo una canasta en los primeros cuatro minutos, obra de Thomasson, buena su bandeja tras un robo de balón. No se descorchaba el marcador y eran los canarios los que mandaban, mal el Madrid , soso, temeroso de meter la mano en los balones divididos. Peor fue su hacer en ataque, autor de solo seis puntos cuando quedaban tres minutos para acabar el cuarto. Como los blancos no arrancaban, aprovecharon sus rivales para firmar un fantástico parcial, liderado por Homesley y Conditt , que les permitió acabar el primer acto con ventaja (16-10). Llull y Feliz dieron algo de dinamismo a los blancos, pero la mejoría era insuficiente. Los amarillos defendían a las mil maravillas, soterrados los talentos de Tavares y Hezonja bajo el aro, y en ataque, sin alardes, ejecutaban un baloncesto sencillo pero efectivo, en busca de faltas de tiro y aprovechando los espacios desde la línea de tres. Homesley y Salvó seguían con sus picotazos y la diferencia era ya de 14. Resoplaba Campazzo porque su hacer era de los peores que se le recuerda y era Hezonja el único que daba alguna buena noticia a Mateo, que no encontraba la tecla ni por asomo. Noticia Relacionada baloncesto | copa del rey estandar Si El Barça de Peñarroya cava su propia tumba en Gran Canaria Pablo LodeiroLa gloriosa defensa de Tavares y, sobre todo, las canastas del croata, recondujeron la fallida ruta del Madrid, ejército de dos hombre que menguó la diferencia a solo tres tantos en un santiamén. El Gran Canaria, por su parte, pasaba por un muy mal momento en ataque, perdía demasiados balones y no conseguía imponerse en ningún duelo individual. El parcial era desolador, de 1-14 , pero los isleños se las ingeniaron para llegar al descanso por delante (31-30). Renacido volvió Campazzo del intermedio, autor de dos triples que supusieron una inyección de adrenalina para los suyos. Además, liderados por la bestia caboverdiana, cerraban muy bien los pasillos interiores, obligados a lanzar los canarios desde la distancia, una faceta en la que no estaban nada finos. Un triple de Abalde confirmó la evidencia, el Madrid se había desperezado, ya vencía por ocho y estaba lanzado a por la final. Sin embargo, cuando más lo necesitaban los locales, devolvieron el golpe Tobey y Homesley a la americana, con contundencia y fuegos artificiales, acciones que fueron seguidas de un espectacular intercambio de triples del que salieron vencedores los pupilos de Mateo, que estaban cerca de rematar la faena (47-55). Llull no hizo prisioneros y abrasó a los de Lakovic en el último acto, autor de 10 puntos que convirtieron una cómoda victoria en un espectáculo madridista.
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