Davidovich desaprovecha dos bolas de partido ante Kecmanovic y cae en la final del ATP de Delray Beach

Home People Davidovich desaprovecha dos bolas de partido ante Kecmanovic y cae en la final del ATP de Delray Beach
Davidovich desaprovecha dos bolas de partido ante Kecmanovic y cae en la final del ATP de Delray Beach

Persigue Alejandro Davidovich un primer título ATP con tesón; pero le falta una última pieza en el puzle que no acaba de encajar. Lo ha tenido muy cerca en Delray Beach, con dos puntos de partido en su poder, pero se le evaporó por la mano de Miomir Kecmanovic , 25 años y 56 del mundo, y por esa pieza de cordura, templanza, confianza y concentración que le falta todavía al malagueño.Sucede un partido al más estilo Davidovich. Un talento de muy buena mano que aprisiona con su derecha hacia el fondo al serbio. Un jugador emocional que desaparece en el segundo set, donde solo consigue seis puntos. Un tenista con un juego tremendo, pero que le pierde la frustración. 3-6, 6-1 y 7-5. Tan cerca de la cima y tan lejos de nuevo.ATP 250 Delray Beach Final Alejandro Davidovich 6 1 5 Miomir Kecmanovic 3 6 7Llegaba esta final en una carrera de momentos brillantes y oscuros propia del crecimiento de un tenista muy talentoso que deslumbró en categorías júnior. Con ese estilo agresivo y algo alocado, llamó la atención desde ese triunfo mayúsculo en Wimbledon júnior en 2017, pero le costó encontrar su sitio entre los mayores. Le faltaba ese puntito de consistencia que hace alcanzar las cimas. Y también de confianza en sí mismo, pendiente de cumplir unas expectativas que no se creía capaz de lograr. Todavía le falta ese último paso, muy pequeño, pero que supone la diferencia entre un título y ser finalista: la madurez, el control de las emociones -buenas y malas-, el tenis, el orden y las decisiones a la hora de poner la pelota en juego. Y así, se le escurrió su primer título ATP; tras un estupendo torneo en el que doblegó a Taro Daniel (6-2 y 7-6 (2); Mackenzie McDonald (6-2, 5-7 y 6-0); Taylor Fritz (7-6 (4) y 7-6 (5)), y Mateo Arnaldi (6-4 y 6-4) antes de tropezar ante su propia frustración y las dudas sobre sí mismo ante un Kecmanovic que se vio hundido pero encontró un resquicio para levantarse y fulminar las esperanzas del español.«Felicidades, Miomir, has levantado dos bolas de partido. Has luchado muchísimo, así que te lo mereces, tú y tu equipo. No estaba en una final desde hace tres años, pero vuelve a ser con un final no feliz. Seguiré intentándolo», comentó el español El malagueño ya había probado una final ATP, y de todo un Masters 1.000: en Montecarlo en 2022, pero, después de marear a todo un Novak Djokovic en segunda ronda, los nervios, las dudas sobre sí mismo y el vértigo de la final lo hicieron padecer más ante sí mismo que ante Stefanos Tsitsipas, campeón a la postre. Es uno de los deberes que arrastraba Davidovich desde su llegada a la élite, ese castigarse demasiado en las derrotas, ese dejarse arrastrar por la euforia en otros momentos. Un vaivén que lo llevó hasta los cuartos de final de Roland Garros 2021, a la posición 21 en 2023, pero también a un 2024 en el que apenas pudo sumar tres victorias consecutivas en ningún torneo.Rubio, ojos azules, hijo de un boxeador ruso, pero nació en Rincón de la Victoria y el acento malagueño no lo puede disimular. Rompió con su entrenador de siempre, Jorge Aguirre, a finales de 2024, año en el que también contó de forma puntual con Fernando Verdasco en su banquillo, y apostó por el extenista Félix Mantilla y David Sánchez. Por el momento, ha rozado esta primera alegría en Delray Beach.El español martirizó en el primer set con su derecha rápida y angulada, se dejó llevar en un segundo set en el que sumó solo seis puntos de treinta jugados, y lo tuvo todo a favor previo paso por el vestuario para reordenar las ideas en un tercer set en el que pasó de todo.Pareció encontrar el sentido, la concentración, la madurez, 31 ganadores. Pareció olvidar el enfado, hallar la calma. Un ‘break’ ilusionante y un 5-2 que presagiaba una alegría de las grandes después de tanto tiempo de ambiciones frustradas. Pero sucedió el peor de los finales. Con dos bolas de partido al resto, se le atenazó el brazo. Kecmanovic peleó y se llevó el juego. Y con su propio servicio, el español cometió tres errores de bulto que catapultaron al serbio, que ya jugaba con ventaja: su raqueta libre y las dudas del rival, en las que se fue enredando punto a punto, error tras error (48, por 33 de su oponente). Esas dudas inoportunas y esa falta de confianza que siguen acompañando al malagueño. Y de tan cerca, de nuevo tan lejos. Vuelve a estar en una final, por lo que el camino es el correcto; falta esa pieza, ese pequeño paso para alcanzar la cima por fin.

Leave a Reply

Your email address will not be published.