Cuando el autor de esta frase: «¡Es que controla hasta el aire que respiro!» y la autora de esta otra: «No se entera de nada, le tengo que pedir hasta las citas del médico» forman parte de una misma pareja y hablan así el uno del otro es que algo está fallando en su relación . Como explica la psicóloga y sexóloga Raquel Graña @intimasconexiones , creadora del canal ‘Íntimas conexiones’; esta dinámica en la que uno pone la atención en el otro como si fuera su hijo o su responsabilidad hace que ambos miembros de la pareja dejen de estar a la par y el cuidador se sitúe por encima del otro porque crea saber «lo que le hace bien» o «cómo debe comportarse». Pero la realidad, como aclara Graña, es que cada persona es responsable de sí misma, de sus acciones y conductas y que si la atención se centra más en el otro es probable que esa persona deje que sus emociones dependan de los demás: de sus reacciones, sus respuestas o sus sentimientos. Esto puede crear una dependencia emocional y a menudo puede pasar, como plantea la psicóloga, que esa persona llegue a padecer el «síndrome del cuidador» , pues esa implicación excesiva puede hacer que pierda el foco de su vida si, por cualquier circunstancia, se acaba la relación con la persona a la que cuidamos o protegemos de esa manera. «El foco deberíamos ser nosotros, sentirnos bien y a gusto y, a partir de ahí, ya nos podremos relacionar con los demás. Pero nuestra vida no debe girar en torno a lo que hacemos por la pareja», argumenta. Aunque la implicación que tiene este tipo de relación desde el punto de vista psicológico y sexual es algo que depende de cada caso, la psicóloga destaca algunas pautas comunes: a nivel psicológico, si siempre se está pensando qué necesita el otro, cómo se comporta, dónde está o cómo debería hacerlo, esto implica que se le está tratando como un niño pequeño . Y a nivel sexual, si solo se satisfacen las necesidades del otro, se realizan las prácticas que le gustan y nunca se pone foco en lo que uno necesita realmente, la relación será desigual y frustrante.Noticia Relacionada reportaje Si Las nuevas parejas: hasta que otra historia nos separe Raquel Alcolea Relaciones abiertas, parejas LAT, familias ensambladas… el modelo monógamo tradicional se enfrenta a otras fórmulas de convivencia y de relación que se caracterizan por una mayor negociación de la intimidad y un aumento de las rupturasCómo cambiar esa dinámicaAntes de nada, lo más importante es que las personas que forman parte de esa dinámica sean conscientes de lo que está pasando. Por un lado, la persona «controladora» tendría que cuestionarse por qué siempre tiene que estar pendiente de las necesidades de la otra persona para que el otro se sienta mejor y qué debe hacer para dejar que las solucione por su cuenta y se comporte como un adulto. Para ello, según plantea la psicóloga, es importante que sea consciente de que si no las soluciona, no pasa nada, porque ese será el camino que esa persona está eligiendo. Y por el otro, aquella persona que se siente controlada debería ser consciente de cuándo y cómo sucede y qué es lo que puede haber detrás. Y es que, tal como revela la fundadora de Íntimas conexiones, la responsabilidad es de ambos , no de uno solo pues los dos se están convirtiendo en dependientes del otro, de una forma o de otra.Para cambiar esa dinámica ambos deben darse cuenta de que la relación no es tan satisfactoria como quieren creer y deben reflexionar sobre si la relación es equitativa , está más o menos equilibrada o hay una relación de poder, según aconseja Graña, quien indica que «el que se deja hacer y deja que se lo solucionen todo» debe volverse más dependiente y la persona «cuidadora» o «protectora» que quiere controlar todo necesita dejar volar a su pareja para que se responsabilice de sus decisiones, de sus actos y de sus aprendizajes (en el caso de que no sepa hacer algo).Así influye en el sexoAunque en este tipo de relaciones habría que trabajar las dinámicas y la comunicación antes de abordar las cuestiones íntimas, la psicóloga apunta que en este tipo de dinámicas el sexo se usa para volcar frustraciones o tapar malentendidos y que a menudo actúa como disfraz de lo que hay debajo.Uno de los errores principales en este sentido, es que uno adopte los gustos del otro. Es algo, que según precisa Graña, puede estar bien para probar o compartir pero no para anularse o fusionarse en los deseos exclusivos del otro. Así, según indica, se puede tener la mente abierta, ser flexibles y jugar con la comunicación, pero es necesario cuestionarse si eso forma parte de nuestros gustos o solo de los del otro. Según recuerda la sexóloga, para que apetezca tener relaciones eróticas, lo habitual es que las mujeres necesiten más consciencia , más tiempo y más cuidado en otras áreas de la relación; mientras que en el caso de ellos, según describe la experta, el comportamiento suele ser más mecánico, más de desahogo sin necesidad de que exista una conexión emocional fuerte.Noticias relacionadas estandar No Adrián Chico, sexólogo: «No todo el mundo necesita encontrar el amor romántico para ser feliz» Melissa González estandar Si Alimentos afrodisiacos: ¿Cómo podemos favorecer el deseo sexual? Elisa EscorihuelaComunicación asertivaAntes de abordar la parte erótica, hay que gestionar la comunicación en pareja. Para que la relación sexual sea saludable y satisfactoria la sexóloga propone que la pareja se comunique para llevarse bien, entenderse, comprenderse y entrar en niveles más profundos de la relación y que no se queden en las conversaciones superficiales del día a día. Para ello es importante hablar desde la asertividad , no desde la agresividad o la pasividad. Algunas fórmulas interesantes pueden ser: «Mira cariño, esto me sentó mal el otro día, ¿Qué podemos hacer para solucionarlo como equipo? Entiendo tu punto de vista, lo respeto, este es el mío».Claves de una relación sexual sana Hablar mucho. No solo de lo que gusta, también de lo que les gustaría probar. Ser flexibles. Explorar nuevas caricias, contactos, no siempre centrarse o cerrarse a lo mismo. Los «rapiditos» están bien, a veces son necesarios, pero también buscar ese tiempo de calidad que une a las parejas.Trabajar el erotismoUna vez que se ha trabajado con la comunicación, la sexóloga revela cómo abordar el trabajo erótico. Para ello propone que ambos busquen una música sin letra que les conecte, que preparen un ambiente con velitas o luces cálidas, que cierren los ojos y que dejen que los cuerpos hablen. «Ese dejar que los cuerpos hablen es una práctica que he creado a lo largo de estos años para que las parejas se conecten a un nivel mucho más profundo: sin vista, sin habla, solo sintiendo los cuerpos», explica Graña. De esta forma, como precisa la experta, las parejas se expresan de un modo que no esperan, quitando peso a la parte racional y dejando que los cuerpos se muevan cómo les apetezca. «Pueden acariciarse, moverse o simplemente quedarse apoyando un peso contra el otro. No tiene por qué desencadenar en quitarse la ropa y tener un contacto genital. Tiene que ver con la energía, con la conexión más profunda, es ir más allá de lo que nos han vendido que es el sexo», propone.En definitiva, una comunicación asertiva y profunda que permita romper las dinámicas dañinas o descompensadas y deshacer las relaciones de poder dentro de la pareja es un paso necesario antes de intentar profundizar en el erotismo y la sexualidad.
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