Segundo castigo para Bellingham en la noche más plácida del Bernabéu

Home People Segundo castigo para Bellingham en la noche más plácida del Bernabéu
Segundo castigo para Bellingham en la noche más plácida del Bernabéu

El Santiago Bernabéu se engalana para recibir una nueva noche de Liga de Campeones. Al Real Madrid le restan ocho partidos en su camino hacia revalidar su corona europea y un empate ante el Manchester City le sirve para asegurar su plaza en octavos. A pesar de ello, el lustre del que goza la Champions por Chamartín y la rivalidad forjada con los ingleses a golpe de partidazos movilizan a la parroquia blanca. Le brindan a los suyos un recibimiento de altura e inundan los aledaños del feudo merengue de humareda y colorido. Los cánticos de aliento se alternan con los negativos recuerdos hacia Guardiola y el Barcelona, incluso alguno contra Pedro Sánchez.Noticia Relacionada Champions League / Real Madrid-Manchester City estandar No Mbappé dinamita las mínimas esperanzas del City Sergi Font El galo abre el marcador a los tres minutos tras un excelente pase de Asencio y hunde a los ingleses con dos goles más. El protagonista de la eliminatoriaEl grandioso ambiente exterior no se traslada al interior del Bernabéu. Con más expectación que ruido, la afición madridista aguarda el pitido inicial. La pitada de la noche, sin sorpresas, se la lleva el técnico del City. Quien se libra de ella es István Kovács, encargado de impartir justicia. El público siente como suyas las palabras de Ancelotti sobre la mayor sensación de seguridad con los arbitrajes europeos e indulta al rumano, al contrario de lo que ocurre cuando el nombre de un colegiado español es anunciado por la megafonía.Anunciado en última posición en el once del Madrid, quien recibe una cariñosa ovación es Bellingham. Horas antes, el inglés recibe la noticia de que el recurso de su club por la expulsión de Pamplona no ha prosperado y, tras dejar atrás el debate apasionante sobre filología inglesa, Competición castiga su «fuck you» —al no ser capaz la entidad blanca de demostrar que sus palabras fueran «fuck off»— con dos partidos de sanción, Girona y Betis. Mientras, el tan querido colectivo arbitral por el Bernabéu tacha su situación de «insostenible» tras su reunión en Madrid, se declaran «más unidos y fuertes que nunca» para desarrollar su labor y muestran su apoyo a Munuera Montero.Sin tifo ni mosaico alguno para recibir a sus futbolistas, el ambiente en el estadio no responde al de las grandes noches. El optimismo por la superioridad mostrada en el Eithad se funde con la tensión que genera un encuentro de eliminatorias y, más allá de la grada de animación, la afición merengue se muestra más interesada en disfrutar del fútbol que en alentar a los suyos. Hasta que el primero gol de Mbappé hace estallar al Bernabéu e instala, casi definitivamente, la tranquilidad en él. Al revés que Guardiola, que mira desesperado a su banquillo por el regalo de Rúben Dias. Son las acciones defensivas de Asencio, que tiene bien vigilado a Marmoush, las que desatan un mayor nivel de decibelios en la noche madrileña. Al canterano se une Ceballos, también merecedor del cariño de su grada, y Mbappé, que escucha resonar su nombre después anotar su segundo tanto y dejar casi sentenciada la eliminatoria. Todo son buenas noticias para los blancos, hasta que antes del descanso Bellingham no mide del todo su entrada sobre Foden e impacta con la plancha sobre su compatriota. Kovács le muestra la temida tarjeta amarilla: es la tercera amonestación sobre el inglés, por lo que se perderá el encuentro de ida de los octavos , en el Bernabéu ante Atlético o Leverkusen.El amago de lesión del ariete galo tras chocar con Ederson desata cánticos de aliento, pero nada comparable cuando este completa su triplete y el Bernabéu es un clamor: «¡Kylian Mbappé!», un grito que se repite para despedirle en su primera gran noche europea vestido de blanco. Los octavos tras el repaso al City son una realidad y el feudo merengue es una fiesta. Al habitual cántico con tintes homófobos hacia Guardiola se le unen la petición de que se mantenga como entrenador de los ingleses y una interminable concatenación de «olés» con cada pase madridista, algo que a pesar del resultado imita la mermada grada ‘citizen’, quien también celebra el gol de la honra de los suyos, aplaudido incluso por aficionados madridistas de modo irónico. Alegría y relajación se funden en la noche más plácida del Bernabéu.

Leave a Reply

Your email address will not be published.