La obra teatral ‘The Years’, (Los años) adaptación de la novela de Annie Ernaux , ha despertado intensas reacciones en el público desde su estreno. Dirigida por la noruega Eline Arbo y protagonizada por la británica Romola Garai, la puesta en escena se ha convertido en un fenómeno, especialmente por el impacto visceral que produce una de sus escenas más controvertidas: una recreación cruda y detallada de un aborto ilegal . La directora y el elenco aseguran estar sorprendidos por la cantidad de espectadores que, desde el pasado verano, han llegado a desmayarse durante la representación, un fenómeno que, curiosamente, ha sido mucho más frecuente entre los hombres.La obra, que comenzó su andadura en el Almeida Theatre con una serie de presentaciones cuyas entradas se vendieron al completo, ha sido objeto de controversia y discusión en medios y redes sociales. La producción, aclamada por la crítica , se trasladó al West End debido a su éxito, concretamente al Harold Pinter Theatre, donde estará hasta el 19 de abril.Arbo se ha mostrado intrigada por el efecto que han tenido los «trigger warnings» . Según la directora, estas «advertencias de contenido gráfico» de la producción, que buscan preparar al público para una experiencia intensa, parecen tener el efecto contrario al deseado: en lugar de proteger, exacerban el sentido de anticipación y la incomodidad previa. Noticia Relacionada reportaje Si Atención, sexualidad en ‘Harry Potter’ y suicidio en ‘Romeo y julieta’: los avisos para no herir la sensibilidad invaden la cultura Javier Ansorena En EE.UU., patria de lo ‘woke’, es ya imposible huir de las advertencias sobre posibles heridas a la sensibilidad. De las películas de Disney a los musicales de Broadway, los ‘trigger warnings’ se han convertido en una presencia ubicua contra la que el arte empieza a rebelarse«Mi experiencia es que hay más reacciones cuando hay advertencias que cuando no las hay. Es una manera de que el teatro se disculpe a sí mismo, pero hace que el público esté tan consciente de lo que va a ver, que se intensifica la incomodidad», explicó Arbo al ‘Financial Times’, tras señalar que en Ámsterdam, donde la obra se presentó antes de su llegada a Londres, no se utilizaron advertencias de contenido y, curiosamente, no se registraron desmayos ni reacciones extremas en el público.La escena en cuestión muestra a Garai describiendo gráficamente la experiencia de un aborto clandestino. Aunque la representación no es particularmente explícita en términos visuales, la narración es tan detallada que logra impactar profundamente a la audiencia. En una entrevista con ‘The Sunday Times’, Garai comentó que la reacción del público ha sido «muy visceral». «Curiosamente, la escena no es muy gráfica , pero la descripción es muy detallada y eso es lo que le llega a la gente», señaló la actriz. «Las personas no están acostumbradas a que se les presenten los hechos crudos sobre el aborto. Ya sea porque les repugna la acción o porque están tratando de protegerlo como un derecho de las mujeres , no sienten la necesidad de entrar en ese tipo de detalle».La reflexión de Arbo y Garai apunta, según ellas, a una problemática más profunda: la invisibilización histórica de la experiencia femenina en el arte y la cultura. Annie Ernaux, autora de la novela en la que se basa la obra, ha sido una pionera en dar voz a esta realidad, enfrentando la cultura del silencio que ha rodeado el tema del aborto durante décadas. En su libro autobiográfico ‘El acontecimiento, Ernaux escribía: «No creo que haya un solo museo en el mundo cuyas colecciones incluyan una obra titulada ‘El estudio del abortista’».Cultura del silencioEsta ausencia de representación no es casual. Durante el siglo XX, artistas como Frida Kahlo , Paula Rego y Tracey Emin intentaron trasladar su experiencia corporal al arte, pero sus obras fueron marginadas o ridiculizadas. Rego, por ejemplo, dedicó una serie de pinturas al aborto, mostrando la crudeza de una realidad que muchas mujeres han vivido en silencio. En palabras de Ernaux, su objetivo ha sido crear un lenguaje para una experiencia que «no tiene lugar en el lenguaje» .El impacto de ‘The Years’ en el público masculino , en particular, revela algo significativo: muchos hombres parecen estar confrontando por primera vez la realidad de lo que implica un aborto . Aunque algunos han acompañado a sus parejas en el proceso, es evidente que la narrativa dominante ha mantenido esta experiencia en la sombra, como un problema privado y vergonzoso. En una época en la que el aborto sigue siendo objeto de debate, y en la que las representaciones de la experiencia femenina han comenzado a ocupar un espacio central en la cultura, ‘The Years’ se erige como un hito. Al igual que otros proyectos inspirados en la obra de Ernaux, como la película ‘El acontecimiento’ o el aclamado ‘Retrato de una mujer en llamas’ de Céline Sciamma, la obra contribuye a visibilizar una realidad oculta.La obra continuará su recorrido en el West End hasta el próximo abril, y queda por ver si habrá más desmayos antes de que finalice la temporada. Pero más allá de las reacciones inmediatas, el verdadero valor de ‘The Years’ reside en su capacidad de incomodar, de remover conciencias y de poner en primer plano una experiencia que merece ser escuchada y sentida. Como concluye Arbo: «Si eso resulta chocante o incluso escandaloso, entonces ya era hora de que ocurriera».
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