La invasión de los deportes en versión reducida

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La invasión de los deportes en versión reducida

Todos los deportes, desde los milenarios como correr, luchar o lanzar hasta los más modernos como el ‘breaking’, se han ido adaptando con el paso de los tiempos. Incluso el que parecía más chapado a las tradiciones, el fútbol, terminó sucumbiendo a modificar normas como el fuera de juego, el número de cambios o la aparición del arbitraje remoto. Mas lo que ha llevado a una revolución absoluta acompañada por las necesidades de espacios más reducidos, menor número de participantes y un tiempo limitado de juego ha sido la escisión de algunas disciplinas en unas hijas pequeñas que, una vez establecidas, se han ido ganando sus propios espacios y popularidad. Son, con todo el respeto que han logrado, los deportes en versión reducida del siglo XXI.Lo que hay que comprobar, en función de las distintas circunstancias, es si vienen a sustituir a los que ya existen o a aumentar la oferta de ocio. «Creo que hay sitio para todos, tanto para el baloncesto 3×3 como para el tradicional de 5×5», opina Vega Gimeno, medalla de plata de la nueva especialidad en París 24. «Lo que pasa es que ha aparecido una modalidad diferente, que satisface los deseos de mucha gente y que pueden ser aficionados o no al basket grande. Han visto que ya no hace falta estar delante de la televisión dos o tres horas, como sucede con algún partido de la NBA, para disfrutar de este juego. Ahora, en partidos de veinte minutos, pueden vivir la misma intensidad y emociones. Es un producto nuevo que no busca sustituir a ningún otro, sino conseguir su propio espacio».Esto lo lleva intentando el fútbol sala desde hace años, pero no le está resultando fácil lograrlo. En el caso del baloncesto es la propia Federación Española la que alienta la doble opción, mas en el de la pelota pequeña hay muchos más impedimentos, según denuncia Miguel Rodrigo, uno de los entrenadores españoles más prestigiosos, que dirige actualmente a la selección de Tailandia. «Al contrario de lo que sucede en Brasil, donde el futsal se considera una primera parte del aprendizaje de los jugadores en edades tempranas, en España se le ve como un enemigo al quitar jugadores al fútbol siete, que es de donde se nutren los equipos de fútbol. Y así es muy difícil que podamos encontrar nuestro hueco, porque contra el fútbol no se puede competir», se lamenta.Rodrigo incide en esa labor de formación brasileña. «Allí, hasta los doce años juegan al sala; luego, a los trece y catorce, ya lo mezclan con el campo y a partir de ahí suelen mantener un día de cancha. Es la forma de ir adaptando el deporte a los niños y no al revés. Cuando son pequeños, todo es a su escala y, al crecer, dan el salto. De esta manera han salido futbolistas tan increíbles como Neymar, Marcelo, Ronaldo o Ronaldinho, con unas bases técnicas impresionantes», resalta.Esta forma de aprender a lo mínimo es la clave del ‘karting’, una modalidad con personalidad propia que nadie quiere dejar de practicar. «Todos los pilotos de Fórmula 1 están deseando tener días libres para volver a montarse en esos coches en los que iniciaron sus carreras», explica Roldán Rodríguez, expiloto probador de la máxima categoría del automovilismo. «Se trata de vivir nuestro deporte en estado puro, con unas parrillas amplias y coches muy igualados en los que prima la habilidad del piloto sobre las ayudas técnicas. Aquí se disfruta de veras de lo que es competir y se sientan las bases del futuro, además de servir para el presente. Conducir los ‘karts’ cuando ya se es profesional permite seguir con todos los sentidos en guardia. Es una preparación fundamental», confirma.Algo similar sucede con el ‘Pitch & Putt’, la adaptación del golf a recorridos exiguos, con hoyos que no superan los cien metros y en los que el juego corto es básico para cumplir los tres golpes exigidos en cada una de las banderas. Thomas Artigas fue campeón del mundo de esta especialidad, pero ahora se acaba de hacer pro y jugará el año próximo en el Alps Tour absoluto. «Creo que ambas opciones son complementarias y que todos los golfistas deberían alternarlas, pues permite que siempre estés fino con los palos más precisos. A todos nos gusta pegar un golpe de trescientos metros pero luego hay que rematar en el ‘green’ y si ahí no tienes destreza no harás un buen resultado», apunta el alicantino.En cuanto a compaginar lo grande con lo pequeño, el exseleccionador nacional de rugby Seven, Tiki Incháusti, lo tiene claro. «En nuestro caso es compatible con el rugby XV, pero es completamente distinto. Un buen ‘rugbier’ de XV no tiene por qué destacar en el siete, pero uno bueno aquí lo será también en el otro. El rendimiento en el Seven siempre es más elevado porque hay que cubrir más áreas, los jugadores han de ser más exquisitos y no pueden taparse con los otros», indica.El pádel gana en licenciasPor su lado, el pádel comenzó siendo una variante del tenis y ahora cuenta con una personalidad propia, hasta el punto de haberse convertido en el deporte de moda (más de 100.000 licencias en España frente a las 91.000 del tenis). Comparte algunos fundamentos técnicos con el tenis pero su evolución ha respondido más a la demanda de la gente, al ser una alternativa que combina diversión y facilidad de aprendizaje. El exnúmero 1 mundial de las cuatro paredes, Paquito Navarro, recalca las similitudes y diferencias entre ambos. «Aunque son deportes diferentes, son totalmente complementarios. Ambos trabajan habilidades similares como la coordinación, la lectura del juego y la condición física. Muchos tenistas encuentran en el pádel una forma de desconectar y disfrutar desde otra perspectiva. Y yo mismo, en mi adolescencia, estuve varios años entrenando al tenis como complemento del pádel, que me apasionaba. Al final, ambos se nutren de la misma locura por la raqueta/pala, pero cada uno tiene su personalidad y su público», indica. Y ahora viene pegando con fuerza otra suerte reducida del deporte de la raqueta, el pickleball.Más crítico se muestra Benjamín Vicedo, olímpico español de voleibol que fue también profesional de voley-playa, una adaptación reducida del primero que surgió hace un siglo como un deporte que se adapta al medio (arena). «En mi opinión, los niños deben hacer lo que les guste y, sobre todo, hacer todo tipo de actividad física. Por ello, en edades tempranas se pueden realizar las dos disciplinas y luego el progreso y la especialización les pondrán en el camino correcto. Sin embargo, con el paso de los años lo que antes se podía complementar se ha transformado en excluyente. El profesionalismo de ambos deportes excluye el poder dedicarse a ambos durante una temporada. El medio es diferente y el tipo de entrenamiento se hace mucho más específico. Para triunfar en el alto nivel hay que focalizar el trabajo y elegir uno u otro», explica.Cada modalidad pequeña busca su propio espacio y los expertos coinciden en que no deben tratar de competir con sus progenitores, sino vivir por su cuenta. Así, Vicedo señala que en el voley «ahora mismo cada uno camina por su lado, con temporadas, tanto de uno como otro, que no tienen casi descanso», mientras que para Navarro «el objetivo del pádel no debe ser competir con el tenis, sino encontrar su camino y brillar por su cuenta. Ambos deportes tienen espacio para convivir, y el crecimiento del pádel no tiene que ir en detrimento del tenis».Esta visión la comparte Gimeno al reconocer que «no creo que el 3×3 haya llegado para desbancar al 5×5, al final ambos son baloncesto. Cada uno seguirá su camino y creo que las aficiones se decantarán por una u otra, pues los públicos son diferentes. Pero siempre saldrá ganando el basket». También por separado triunfarán las especialidades del rugby. «El XV con sus Mundiales y el Seven con los Juegos tienen la repercusión asegurada», indica Incháusti. Por su lado, el fútbol sala seguirá buscando sacar la cabeza con guerreros como Rodrigo. «A pesar de todas las trabas de que nos pone el fútbol seguiremos ocupando nuestro hueco porque, ante todo, somos luchadores», advierte. 156.338 federados en España le dan la razón.

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