El Imserso prepara una experiencia piloto para internacionalizar los viajes para mayores pese al rechazo frontal del sector turístico, que calcula un importante perjuicio para las empresas participantes tras años de denuncias de «abandono» del programa en España por la negativa del Ministerio de Derechos Sociales a ajustar los precios a la realidad inflacionista. La dirección del Instituto para Mayores y Servicios Sociales quiere que los beneficiarios tengan la opción de viajar a destinos fuera de nuestras fronteras, pero también que turistas sénior de otros países de la UE puedan optar a venir a nuestro país durante la temporada baja con las mismas subvenciones que los nacionales, una idea que el sector hotelero cree que va en contra de su negocio y del espíritu con el que se creó el programa hace casi 50 años.La propuesta fue trasladada por parte de la directora general del Imserso, Mayte Sancho , a los empresarios durante el Consejo de Turismo de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) celebrado el pasado martes. Sancho no ofreció mayores detalles del asunto más allá de la propuesta en sí, ni tampoco habló de tiempos de ejecución, por lo que no está claro si el proyecto estará presente entre los paquetes que licitará en los próximos meses el organismo, correspondientes al programa de Turismo Social, según señalan a este periódico fuentes presentes en la reunión.Noticia Relacionada Mañaneros estandar No Cucarachas y mala comida: el viaje al «infierno» de unos jubilados Mari Carmen Parra Un grupo de jubilados denunció en el matinal de La 1 las pésimas condiciones que se habían encontrado en el hotel que habían contratadoLa directora general del Imserso se encontró con la oposición del sector hotelero, representado por la patronal nacional Cehat y otras regionales como Hosbec (Benidorm y Comunidad Valenciana), que creen que sería perjudicial para el programa una fuga de plazas hacia otros países, pero también el que se incentive que ciudadanos de naciones vecinas puedan venir a España a un precio más bajo que el que marca el mercado. Para los hoteleros se trata de un arma de doble filo porque necesitan a los mayores españoles para poder tener abiertos los hoteles en invierno y mantener la plantilla, y que sean los visitantes foráneos los que dejen el beneficio económico con su estancia durante la temporada baja.Por lo que en la práctica, la puesta en marcha de esta propuesta podría conllevar la posibilidad de que se pierdan plazas a favor de otros países, tras años siendo recortadas, y que ciudadanos de otros estados europeos que ya vienen durante el invierno pagando precios muy por encima de los del Imserso busquen venir subvencionados, en un momento en el que el sector está logrando desestacionalizar los flujos turísticos incluso en los destinos de sol y playa, y se apunta a llegar a los 100 millones de turistas foráneos en 2025 tras atraer a 94 el año pasado. No sería el único efecto contrario para las empresas. Los hoteleros también temen a que la internacionalización del programa pueda afectar a la relación que los establecimientos tienen con los turoperadores , de quienes dependen buena parte de sus ventas. «Se corre un riesgo importante de que estos extranjeros que están viniendo a un precio de mercado o superior al final acabe siendo una referencia y nos digan, ‘oye, si estáis aceptando alemanes o franceses o portugueses a este precio, el resto de mis clientes los tenéis que aceptar al mismo’. Y eso supondría que no podríamos seguir trabajando con el Imserso porque el programa en algunos casos lo que nos cubre son camas sobrantes que no teníamos ocupadas», explican fuentes del sector. Las mismas fuentes recuerdan que igual propuesta a la del departamento que dirige Pablo Bustinduy , ya fue ejecutada entre 2009 y 2013, -fue puesto en marcha durante la segunda legislatura del socialista José Luis Rodríguez Zapatero -, bajo el nombre de Turismo Senior Europa y la batuta del Ministerio de Turismo (a través de Segittur), «y fue un fracaso». En su primera temporada, ocupó 50.000 plazas de un total de 80.000. Luego fue menguando hasta que en su última edición solo llegó a ofrecer unos 24.000 puestos para foráneos durante la temporada media y baja. El programa llegó a seguir adelante pero ya sin subvenciones del Estado.Del otro lado, sobre la propuesta de llevar a viajeros sénior españoles a otros destinos europeos , los mismos informantes también creen que la propuesta caerá por su propio peso por la falta de reciprocidad entre el dinero que piden los hoteles españoles y los extranjeros. «A ese precio es imposible encontrar plazas fuera de España, es absolutamente inviable». TermalismoPor lo pronto, se trata de un tema en estudio pero no es la primera vez que la directora del Imserso deja caer esta idea. Ya en el último Fitur, celebrado hace apenas un mes, Sancho habló de internacionalizar el programa y llevarlo a países vecinos como Francia y Portugal. Lo dijo durante su participación en un debate junto a Miguel Mirones, presidente de la Asociación Nacional de Balnearios (Anbal) , en el que explícitamente se habló de traspasar las fronteras con el programa de Termalismo . Los balnearios, en cambio, sí están abiertos a esa opción porque dependen en mayor parte del cliente español, y están interesados en atraer al extranjero, y dicen estar dispuestos a crear un grupo de trabajo para colaborar con la entidad pública, según detalla el propio Mirones en conversación con este periódico.Con todo, el problema para el sector turístico reside en que estas propuestas llegan mientras se sigue sin atajar el verdadero asunto crucial para las empresas que trabajan con el programa que no es otro que la rentabilidad de continuar en el mismo. En la misma reunión mantenida en la CEOE , los representantes hoteleros le transmitieron a Sancho la necesidad «urgente» de actualizar el programa, tanto en su diseño como en precios, tras años de intentos fallidos para revisar las tarifas.Presión por los preciosYa antes de la pandemia los hoteleros empujaban al Imserso para que se hiciera un estudio de costes que acercara las tarifas a la realidad económica, y con la escalada inflacionista vivida en los últimos años, recrudecieron su presión, aunque sin resultado. En consecuencia, durante las últimas temporadas, numerosos alojamientos han dejado de trabajar con el programa , muchos de ellos incluso renunciando a mantener sus puertas abiertas durante el invierno, con el golpe que eso supone para el empleo en zonas que beben exclusivamente del turismo. La nueva licitación que prepara el Imserso para la próxima temporada del programa de Turismo Social, cuyo diseño aún se desconoce, tampoco apunta a ser una gran revolución en términos de tarifas, teniendo en cuenta las dificultades que añaden la falta de unos nuevos P resupuestos Generales del Estado . En contra de las empresas también juega el escepticismo de Sancho respecto a la denunciada ausencia de rentabilidad del programa. «Algo ganaremos todos, si no no tendríamos programa», llegó a decir en septiembre del año pasado la directora del Instituto de Mayores durante una entrevista en RNE.
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