Prometían una experiencia apasionante en Australia —principalmente, pero también en otros 17 países— con anuncios que aparecen en redes sociales y en búsquedas, en una estrategia de marketing digital chutada con mucho dinero. Se consolidaron así como una de las mayores agencias de estudios en el extranjero . En 2023 presumían de facturar 20 millones de euros en los seis primeros meses y de 4.000 alumnos gestionados y repartidos por el mundo. Ahora, toda esa reputación de GrowPro se ha esfumado, con la publicación de que la agencia ha entrado en concurso de acreedores, una noticia que ha pillado a cientos de afectados con transferencias de miles de euros hechas y los sueños de aprender inglés y pasarlo bien rotos. Ahora, en vez de agruparse para compartir pistas de trabajos a tiempo parcial, restaurantes o alojamientos, se unen para aprender qué estrategia legal seguir para que les devuelvan el dinero.La web de GrowPro sigue activa. Tiene 14 oficinas repartidas por el mundo, varias de ellas en Australia, de Sydney a Melbourne o Brisbane. No sólo ofrecían cursos de inglés, también había de marketing o de educación infantil. Este viernes en su blog han publicado una entrada sobre los 10 países más felices del mundo.Noticia Relacionada estandar No Cada vez menos catalanes castellanohablantes de cuna se identifican con su lengua Esther Armora Un 49,2% tiene el castellano como lengua materna pero solo un 40,4% se identifica con ellaGoiko Llovet , el fundador de la empresa, ha pasado de ser uno de los emprendedores estrella de los últimos años a protagonizar el enfado de cientos de clientes afectados que sólo sabrán de él ya en términos legales en un juzgado de lo mercantil de Valencia, de donde es la empresa que estuvo alojada en la Lanzadera de Juan Roig, donde encuentran un hueco los emprendedores de más proyección. Hace un par de años, en una entrevista en un podcast, Llovet explicaba el secreto de su éxito: «imagen de marca y la comunidad que hemos creado». Una comunidad que hoy se resquebraja. «Les he transferido 5.000 euros, me he quedado a cero»Camila Verger soñaba con el plan australiano. Empezaba el curso el 7 de abril, el mismo día de su 30 cumpleaños. Les ha transferido 5.000 euros. La última cantidad, hace cuatro días. «Me he quedado a cero. Llevaba un año preparando todo. He vendido muebles, la bici. Me quería ir tres años. Mi plan se ha ido a la mierda y ahora no sé qué hacer con mi vida». Esta chica de Palma de Mallorca conoció a GrowPro porque «me salían sin parar en Instagram». Las campañas de marketing digital eran muy agresivas, pagadas con un dinero que ahora no pueden devolver a los afectados. Hace apenas dos días, algunos de ellos recibieron un correo de la compañía. «Sin embargo, los recientes cambios en las políticas migratorias de Canadá y Australia han tenido un impacto significativo en nuestra situación financiera, lo que nos ha llevado a tomar la difícil decisión de detener las ventas. Es importante destacar que, aunque no podremos gestionar nuevas inscripciones, seguiremos brindando soporte a todos aquellos que ya han iniciado su proceso con nosotros», les decían, después de contar en un primer párrafo su trayectoria de éxito durante años. María, camarera en un pueblo de Córdoba, lo recibió apenas unos días después de haber hecho una transferencia de 1800 euros, el 7 de febrero. La comercial que le había atendido ha quitado su foto del perfil de WhatsApp, le dijo la última vez que estaba agobiada, que había silencio en la compañía, que estaba recibiendo muchas quejas de afectados y nunca más ha vuelto a responder. Cuando vio que en TikTok se explicaba que la empresa estaba en concurso de acreedores no daba crédito: «Creía que era un bulo». Llevaba meses ahorrando para la aventura pero, a diferencia de Camila, ella no ha dejado su trabajo porque tenía previsto ir en septiembre. De hecho, en instagram, la empresa ha colgado anuncios hasta hace muy poco.«No formaron adecuadamente a su personal»Pero la reputación de GrowPro no era solo cuestión de chutar dinero en redes sociales y buscadores. Goiko Llovet, su fundador, ha contado en muchas entrevistas su historia de éxito. Hace apenas dos años, en el podcast Emprende Aprendiendo, empezaban con el dato de que la empresa contaba entonces ya con 200 trabajadores. El crecimiento no sólo ocurrió en España. La empresa empezó a captar a estudiantes de Latinoamérica. De hecho, hoy, en redes, se pueden leer peticiones de ayuda de mexicanos a los que la empresa no contesta. Ante la incertidumbre, Goldy Australia, Alejandro Pérez, de otra empresa que gestiona visados para ir a Australia, ha elaborado un documento en el que informa de los pasos que deberían dar los afectados. Porque un efecto colateral de la caída de GrowPro es que afecte a la reputación de otras agencias que no están teniendo problemas en gestionar la estancia de españoles en las antípodas. Algunas, como Goldy Australia y Un Salto a Australia, se están esforzado por ayudar gratis a los estudiantes que se pueden haber quedado colgados. La tramitación de visados no es sencilla y, según fuentes de estas compañías más pequeñas, «lo que le ha pasado a GroProw es que no formaron adecuadamente a su personal, crecieron y vieron cómo empezaban a denegarles visados, pero ellos ya se estaban gastando el dinero adelantado en marketing digital». Y, la bola, acabó por explotar a finales de enero hasta acabar en un juzgado de lo mercantil. La experiencia está siendo emocionante, como prometía GrowPro, pero no con las emociones esperadas. Que se lo digan a Camila o a María. A todos los que hoy están volcando su indignación en las redes.
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