Desde La Moncloa no han cejado en su empeño obsesivo de conquistar todo lo conquistable desde que fuera ocupada por su actual inquilino allá por junio de 2018, un proceso que se ha acelerado a pasos agigantados desde el susto de las últimas elecciones generales, en julio de 2023, que se acentuó más si cabe tras los resultados de las gallegas y se disparó después visto lo que salió de las urnas vascas y catalanas. Un sin parar oigan : Tribunal Constitucional, Consejo de Estado, Fiscalía General del Estado, CIS, Tribunal de Cuentas, CNMC, CNMV, RTVE, EFE, Prisa, Renfe, Paradores, Correos, Aena, Indra, Hispasat, Hipódromo de la Zarzuela… sin olvidar su brazo inversor armado, adalid de la reconquista en el ámbito privado, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).Hoy, la deriva política huele a fin de ciclo y para entonces el PSOE quiere dejar atado y bien atado el mapa empresarial de España . Después, cuando los que lleguen detrás intenten cambiar las cosas solo habrá que poner las compañías en modo reivindicativo y plantearlo como un escándalo de gobernanza, sobre todo, con los independientes camuflados, con lo que el giro sanchista lampedusiano se habrá completado virtuosamente: todo cambiará para que nada pueda cambiar. Lo de siempre, vamos. Pues bien, reitero, copado ya prácticamente lo público, el plan para el tejido productivo privado no se ha quedado atrás, y hoy con el tiempo más apremiado que nunca se les amontonan los asaltos. Y, tras años presumiendo de tener un escudo normativo que garantizaba la estabilidad y autonomía de nuestras empresas estratégicas, ha resultado del todo imprescindible meter al propio Gobierno en las tripas de esas mismas compañías para preservarlas ante los oscuros deseos de malvados invasores externos. Al final, para Sánchez ‘el reconquistador’ y los suyos la perra gorda, que estos últimos no se quedan tampoco atrás, no. Como ejemplo, los ministros de Transportes, Óscar Puente, y de Economía, Carlos Cuerpo, que añoran tener su propio campeón nacional ‘político’, ¿y por qué no? Si uno se empeña, y la sigue, y tiene el respaldo de quien lo tiene que tener, la consigue. Ya escribí que el ejemplo a seguir iba a ser Telefónica , entonces un mero anuncio, pero también la señal más que suficiente de las que a todas luces eran sus intenciones. La clave: el engaño como ‘modus operandi’ a nuevos compañeros de viaje. En bandeja se les puso. Un caballero blanco lo más parecido posible a la SEPI pero privada. Razón: el mundo La Caixa liderado, aún, por Isidro Fainé, y su propio brazo armado: Ángel Simón; abriendo camino al organismo presidido por Belén Gualda. El resultado ya lo saben: SEPI 10%, Criteria casi 10% y los ‘peligrosísimos’ saudíes de STC, ídem de lo mismo. Después, cambio súbito de presidente –Marc Murtra, ex-Indra, el elegido, un afín catalán a unos y a otros y bien avenido con el nuevo mundo Illa– y a otra cosa mariposa hasta que toque pedir sillas en el consejo. En esas están.El procedimiento es siempre el mismo. Una supuesta razón de Estado, estratégica y en favor de la soberanía nacional, para inyectar fondos de los españoles en empresas cotizadas y, desde ahí, desplegar una fabulosa técnica invasiva. Banca, transportes y, más recientemente, telecomunicaciones, con Telefónica –decía–, cautiva y entregada ya, son los ejemplos más palmarios de cómo el aparato socialista okupa el accionariado, desplaza el tejido profesional y lo suplanta rápidamente por acólitos. Si el ejecutivo saliente acepta y calla, claro, porque todos cuentan con que el invadido no preste reacción aturdido por el golpe. Y eso no abunda.También ya me aventuré a preguntarles si se imaginaban que la SEPI se ofrecería para entrar en Naturgy como agente estabilizador de su consejo y para meter en cintura al fondo australiano IFM. Y en esas estuvieron, con Fainé de nuevo abriendo las aguas, si bien estas no llegaron a su cauce. ¿Y ahora? Parece que vuelve la sombra de los también arabes de Taqa –asesorados por el socialista Pepe Blanco con Acento–, que ya intentara lanzar una opa ‘a pachas’ con Criteria , aunque no lograron entenderse. Cuestión de poder. De momento, Francisco Reynes ha lanzado una autoopa para comprar un 10% del capital de Naturgy para luego revenderlo en Bolsa y así paliar el escaso capital que cotiza libremente (free-float) que tanto le ha penalizado en su gestión, lo que podrán aprovechar sus accionistas como GIP (ahora en manos de BlackRock), y CVC (en alianza con Corporación Alba), para vender parte de sus acciones, como llevan deseando hace tiempo (tienen más del 20% cada uno); o IFM, con cerca del 17%, que podría seguir comprando títulos porque sigue siendo su deseo; como Criteria Caixa, el primer accionista, con cerca del 27%. ¿Y la SEPI pa’cuándo? Nada es descartable visto lo visto. Pero el IBEX 35 se les queda corto y, de momento, tras el anuncio de la compra del 29,7% de Talgo por Sidenor, el ministro Puente cuenta ya con el consentimiento de Moncloa para estudiar la forma de que, una vez que la vasca aterrice y consolide su posición, la SEPI entre con una posición significativa de ese 70% que queda aún pendiente de vender. Y algo más ambicioso aún que subyace por ahí: ¿puede ser que el próximo objetivo sanchista sea directamente la Fundación ‘la Caixa’? No lo pierdan de vista. Como recordatorio, en Caixabank (a través del FROB) aún permanece el Estado (18%) y no se va ni con agua caliente… Con el control del mayor conglomerado industrial del país de un plumazo tendrían ese 27% de Naturgy, el consabido 10% de Telefónica, un 31,2% de Caixabank, el 9,10% de Inbursa… Se está quedando un bonito panorama empresarial al servicio del Gobierno, que no del Estado. La gestión ha sido desplazada por el politiqueo. La brillantez en la hoja de servicios por los servicios prestados a la causa. España no tiene peso internacional ninguno, y el sanchismo lo sabe mejor que nadie, y cuando habla de campeones nacionales oculta el segundo apellido de su plan ‘polítizados’. Esto va de la necesidad de crear grandes más grandes en Europa para después entregar tus empresas bandera a futuros compradores europeos a cambio de posiciones en mesas de negociación continentales para que el Gobierno dé apariencia de poderío. ¿Alguien ve las compañías españolas de teleco, energía o defensa comiéndose a sus rivales alemanes, franceses o italianos? Justo al revés, me temo. Ahí está la clave. Esto sí que va como un cohete.
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