Una clínica de estética del distrito de Carabanchel de la capital, regentada por una médico general colombiana y colegiada en Madrid, ocultaba un auténtico «quirófano de los horrores», en el que se hacían de forma clandestina, y en pésimas condiciones higiénicas, intervenciones quirúrgicas del calado de liposucciones, aumentos de pecho y hasta ligaduras de trompas. En el local se encontraron heces de animales, compresas con restos de sangre y medicamentos caducados, que según todos los indicios eran suministrados a las pacientes. «Jamás habíamos visto algo similar; las pacientes corrían serio peligro de muerte «, ha asegurado esta mañana en rueda de prensa el inspector jefe de la UDEV Central de la Policía, Juan José Castro, que ha dirigido la investigación.Las pesquisas comenzaron a finales de enero, después de que la Policía recibiera dos denuncias sobre esta clínica: la primera, presentada ante la Dirección General de Inspección y Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Madrid, y la segunda en la Comisaría de Carabanchel , a donde acudió una victima. En ambas se informaba de la existencia de esta clínica, que se anunciaba en redes sociales y en la que al parecer se realizaban cirugías y tratamientos estéticos en un quirófano ilegal.La mujer que acudió a la Policía relató que se había sometido a uno de estos tratamientos y que como consecuencia de ello había tenido una sepsis. Curiosamente, la propia responsable de la clínica acudió con ella a un centro hospitalario público para que la atendieran, aunque al mismo tiempo le ofreció volver a operarse gratis . La condición, por supuesto, era que no contase a los médicos el origen de sus dolencias.Noticia Relacionada estandar Si Desarticulada una red que suministraba productos ilegales de medicina estética en varias provincias de Andalucía ABC de Sevilla Con origen en Corea, se distribuían por Málaga, Cádiz, Córdoba y SevillaLa víctima accedió a ello y volvió a operarse, y de nuevo volvieron los problemas de salud. Otra tuvo que regresar al hospital, y como siempre desde la clínica le volvieron a ofrecer operarse gratis o devolverle el dinero. Eso sí, el compromiso era que no podía denunciar. Esta vez ya no aceptó y denunció los hechos en comisaría.La UDEV Central acumuló las dos denuncias y tras analizar su contenido se puso de inmediato en marcha. Las vigilancias sobre la clínica , que se prolongaron durante varios días, casi 24 horas cada uno de ellos, demostraron que había un gran trasiego de clientes, por lo general mujeres de entre 40 y 50 años de origen latino. Precisamente esa gran actividad del centro investigado hacía necesaria una actuación fulgurante , pues era evidente que había un peligro real de que se produjera una desgracia por esa mala praxis en operaciones que son delicadas y requieren de la presencia de profesionales con titulación específica e instalaciones adecuadas y homologadas de forma oficial. Las pacientes pagaban entre 1.200 y 4.000 euros por intervención, dependiendo de su perfil y de la dificultad de la misma.En cuanto se tuvo constancia de todo ello, el 6 de febrero se decidió realizar una primera inspección de la clínica en la que participó tanto la Policía como la Inspección Sanitaria de la Comunidad de Madrid . Los peores augurios se cumplieron: por allí andaban animales sueltos, en concreto un perro y un gato, las heces estaban en el suelo sin limpiar, se detectaron los primeros medicamentos caducados, documentación comprometedora … Y además, y era otro dato sospechoso, las responsables del local impidieron el acceso de los agentes a varias habitaciones vacías.Reutilización de gasasLos encargados de la investigación solicitaron entonces al juez de guardia el correspondiente mandamiento de entrada y registro, que el magistrado concedió. Si los primeros hallazgos ya eran preocupantes, los que lo siguieron lo fueron aún más. En una de las habitaciones, al fondo del inmueble, encontraron un quirófano clandestino, sin ventilación , que disponía de una camilla, diversos aparatos para hacer intervenciones quirúrgicas, más medicamentos caducados en un congelador en el que también se guardaba pollo y guisantes, viales, compresas con restos de sangre… También contaban con una máquina para esterilizar el material y gasas que, al parecer, eran reutilizadas. «Nos quedamos de piedra» , explica el inspector-jefe Castrop, con más de 15 años de experiencia en estos temas.También detectaron un trastero con medicamentos y más documentación, cuyo análisis lleva a la Policía a sospechar que en esas condiciones tan lamentables se han llegado a hacer operaciones tan delicadas como es una ligadura de compras o un aumento de pecho… De momento se analiza lo sucedido en los seis últimos meses , pero la investigación va a tener que remontarse a más atrás porque hay indicios de que la clínica actuaba desde hace años.Una de las cosas que llamaba la atención era que había dos puertas para acceder al inmueble, propiedad de la médico colombiana y que además era su domicilio. Una de las entradas llevaba directamente al centro estético; la otra también conducía hasta él, pero también daba acceso al quirófano clandestino y al resto de estancias .En relación con estos hechos fueron detenidas cuatro personas: la médico colombiana que dirigía la clínica, otra mujer que se presentaba como tal pero que no tiene documentación que lo acredite, y otras dos que ejercían la función de enfermeras, igualmente sin título . Además, hay otras dos imputadas: una anestesista, que sí ejerce como tal, y una enfermera, que colaboraban con las anteriores. Todas son de origen latino y entre ellas hay colombianas, bolivianas y peruanas. El juez ha clausurado la actividad sanitaria del centro. Más barato¿Por qué una mujer se exponía de forma voluntaria a este riesgo? Primero, porque en la publicidad del centro en redes sociales se aseguraba que el personal contaba con la titulación necesaria; en segundo término, porque era mucho más barato que ir a una clínica de cirugía estética que cumple con todos los requisitos legales; y tercero, quizá también por la propia cultura de las víctimas, ya que este tipo de situaciones en sus países no son infrecuentes .A las detenidas se les acusa de los delitos de intrusismo laboral -la médico no tiene la especialidad de cirugía estética-, estafa, delitos contra la salud pública y contra los consumidores . Los investigadores analizan abundante documentación, entre ella un cuaderno con indicaciones del funcionamiento administrativo del centro, fotografías de los tratamientos realizados, agendas con horarios de las supuestas enfermeras, fechas de las citas y 3.350 euros.Además la Policía trata de localizar más víctimas -algunas de ellas ni siquiera cogen el teléfono al tener noticias de la operación- y ha puesto un teléfono al que se puede llamar de forma anónima las 24 horas del día para denunciar: 628711298.
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