«¿Cómo se hace el esperpento? Ese es el Santo Grial». Así de contundente se muestra Roberto Enríquez , protagonista de la puesta en escena de ‘ Los cuernos de don Friolera ‘, de Ramón María del Valle-Inclán , que se estrena el próximo martes en los Teatros del Canal . «¿Cómo se interpreta, cómo se visualiza, cómo se representa, cómo se desarrolla desde el siglo XXI? -añade Ainhoa Amestoy , directora de la función-. Ese ha sido uno de nuestros retos. El espectáculo navega del expresionismo a la nueva objetividad, entroncado con la actualidad. La realidad se nos presenta de forma exacerbada, cruda e implacable, y se ahonda en los sentimientos más profundos del ser humano». También Lidia Otón se suma a la pregunta: «¿Cómo acercarnos al esperpento? ¿Cómo hacerlo hoy en día y alejarnos de la caricatura?» Ella misma se responde: «Hoy en día ves en los telediarios a muchos fantoches; nosotros tenemos que interpretar a fantoches, no debe ser tan difícil cuando los tenemos continuamente delante de nosotros y están dirigiendo el mundo».Hace cien años exactamente que ‘Los cuernos de don Friolera’ se publicó de manera íntegra; se había publicado cuatro años antes por entregas; forma parte, junto con ‘Las galas del difunto’ y ‘La hija del capitán’, de la trilogía ‘ Martes de Carnaval ‘. La obra cuenta la historia de don Friolera, un militar celoso que sospecha que su mujer, doña Loreta, le engaña con Pachequín, el barbero. Obsesionado con su honor y su reputación, trama un plan para matar a los dos amantes y restaurar así su dignidad.Ainhoa Amestoy abre con este espectáculo su período como directora residente de los Teatros del Canal. Cuenta con un amplio reparto que encabezan Roberto Enríquez (don Friolera), Lidia Otón (doña Loreta) y Nacho Fresneda (barbero). Completan el elenco Ester Bellver, Pablo Rivero Madriñán, José Bustos, Miguel Cubero e Iballa Rodríguez. «Valle-Inclán es el autor más relevante del teatro español desde el Siglo de Oro hasta la actualidad », proclama la directora, que se refiere a él como «un autor crítico, renovador y arriesgado, que escribió su teatro en libertad porque no quiso ceñirse al gusto del público ni a los empresarios». ‘Los cuernos de don Friolera’ es uno de los textos que mejor presenta el género que el autor gallego inventó: el esperpento, que la Real Academia Española define como «concepción literaria creada hacia 1920 en la que se deforma la realidad acentuando sus rasgos grotescos».«Hemos tratado de comprenderlo y de arriesgarnos con Valle-Inclán», dice Ainhoa Amestoy, que añade que hay varios temas que engarzan la obra con el siglo XXI, y que ella ha tratado de poner de relieve en su puesta en escena: «la violencia machista , un asunto que hay que llevar al escenario; las ‘fake news’, esos bulos que nos rondan: la obra parte de un bulo que hace entrar al personaje protagonista en una espiral de locura. También, y éste ha sido uno de nuestros pilares, habla de la identidad, de cómo nos dejamos llevar en exceso por aquello que los demás exigen y piensan de nosotros y de cómo nos transformamos por esa mirada externa».Y es que la directora cree que el esperpento es el género de este momento , del siglo XXI, el género que nos representa, y ese grotesco lo encontramos habitualmente en nuestras vidas, en los medios de comunicación. Hablemos pues desde el esperpento». Su puesta en escena, añade, ha seguido un carácter expresionista con ciertos toque simbólicos. «En esa búsqueda del esperpento contemporáneo hemos ahondado en la verdad absoluta de los conflictos de los personajes y en ella hemos encontrado el ámbito grotesco que defiende el género». La puesta en escena incluye, añade Ainhoa Amestoy, las acotaciones. «Nos hemos dado ese gusto para poder escuchar el dominio de la palabra, la musicalidad y la fuerza que tiene Valle». Noticia Relacionada estandar Si ‘Luces de bohemia’, monumental e irregular Diego Doncel Eduardo Vasco dirige la obra de Valle-Inclán en el Teatro Español, con Ginés García-Millán y Antonio Molero como protagonistasCoinciden los tres protagonistas en el privilegio que supone para un actor representar a Valle-Inclán. « Es un genio y sus obras deberían representarse de manera ininterrumpida, porque su repertorio es rico e inmenso a más no poder», asegura Roberto Enríquez. «Todas las gamberradas que soltamos las escribió Valle. No nos hemos inventado nada y, si él era así de gamberro, ¿cómo tenemos que ser nosotros?».
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