El 17 de noviembre pasado la Policía Nacional informaba de una operación conjunta realizada con los Mossos d’Esquadra con catorce detenidos vinculados al cártel de Sinaloa por el secuestro y asesinato de un albano-kosovar que había acudido a Cataluña para mantener una reunión con los jefes de esta trama. Semanas más tarde, otros dos individuos, familiares del líder de la organización en España, eran arrestados también en Hungría en relación con estos hechos y entregados hace sólo unos días a España.Hasta hace poco este era un tipo de investigación que asumían en exclusiva los agentes de la Unidad Central de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) o sus compañeros especializados en secuestros de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), ambas de la Comisaría General de Policía Judicial. Sin embargo, el hecho de que la organización mafiosa exigiese el pago del rescate en criptomonedas hizo que se incorporara a las pesquisas el Grupo I de Delitos en el Ámbito de las Telecomunicaciones y Criptoactivos –el Grupo de Criptos, coloquialmente– de la Unidad Central de Ciberdelincuencia .El trabajo de los agentes especializados en esta moneda virtual fue decisivo para la resolución de la investigación. A través de sus pesquisas en la blockhaine , pero también en el plano físico, con sus correspondientes vigilancias, escuchas y seguimientos, consiguieron seguir el rastro del pago de 32.000 dólares por parte de familiares de la víctima en un monedero virtual de criptomonedas , que habían hecho siguiendo las instrucciones de los secuestradores. Éstos estaban convencidos de que de esa manera podrían mantener el anonimato.Noticia Relacionada OTAN, Defensa y Guardia Civil estandar Si Los ataques del hacker de 18 años comenzaron en la pandemia por aburrimiento Pablo Muñoz Comenzó los ataques en la pandemia, cuando era menor, porque se aburría con sus juegos de ordenador y buscaba retosEse exceso de confianza les perdió, porque los especialistas del Grupo de Criptos no sólo consiguieron identificar a las personas vinculadas con estas transacciones, y por tanto con el secuestro, sino también perfilar el papel que cada uno de ellos tenía en la organización. « Somos investigadores –insiste el inspector Francisco, que está al mando del novedoso grupo policial–; los identificamos por su actividad en la red, pero también corroboramos nuestras pesquisas con las técnicas policiales habituales».En este caso no se pudo evitar el asesinato del albano-kosovar –cuando se incorporaron al caso ya había sido ejecutado–, pero las relaciones con los especialistas en secuestros han alcanzado en estos meses una intensidad extraordinaria. «En los casos en los que intervenimos trabajamos al mismo nivel que el resto de los compañeros, y eso supone estar presente en toda la investigación», explica el jefe del grupo policial.Seis agentesPor supuesto, también hacen operaciones en solitario, centradas en delitos contra la propiedad intelectual , estafas y cualquier modalidad de crimen organizado en el que los criptoactivos jueguen un papel esencial . Son solo seis policías, tres de ellos, incluido el jefe, ingenieros y el resto con conocimientos muy profundos en la materia.Las investigaciones, en su plano virtual, se centran en los ‘exchange’ , las plataformas de compraventa e intercambio de criptomonedas, una especie de casas de cambio virtuales. En ellos están alojados los ‘wallett’ , billetes de moneda también virtual donde cada uno custodia su dinero en cuentas anónimas. O eso creen los delincuentes. El éxito principal del Grupo I es que sus agentes son capaces de ‘desanonimizar’ los criptoactivos; es decir, ponen nombre y apellidos a quienes operan con ellos. «Piensan que no vamos a ser capaces de identificarlos, y a nosotros nos viene bien que lo crean. Siempre llegamos hasta ellos y siempre recuperamos parte del dinero. Es trazable. Los más activos son los que suelen tener una responsabilidad mayor en los grupos criminales», explica el policía. Al fin y al cabo, los jefes son los que manejan los criptoactivos, como también sucede en el mundo real con el dinero.En cuanto al perfil de los malos, su edad, dicen los expertos, oscila entre los veinte y los cincuenta años . Son los criminales en lo más alto de la jerarquía, en su mayoría extranjeros, quienes se han asentado en España. Buscan el sol, la seguridad y también la calidad de vida.Desmontar las ‘exchange’Pero los agentes no solo ponen esos nombres y apellidos a los que están detrás de las monedas virtuales. También han colaborado en operaciones internacionales que han conseguido desmontar las ‘exchange’ que utilizaban poderosas organizaciones criminales, lo que es un salto cualitativo en las investigaciones. Los resultados no dejan lugar a las dudas: «No paramos, tenemos 30 investigaciones abiertas, 20 de ellas judicializadas . Algunas las tenemos que priorizar porque no llegamos a todas», dice el inspector Francisco. En los dos últimos meses han hecho 60 detenciones y 20 registros. En cuanto a dinero, han recuperado activos por valor superior a 700.000 en el último año. En todo caso, los resultados son, en ocasiones, imprevisibles. Hay veces que se espera intervenir mucho, y luego hay muy poco, y otras veces sucede al contrario.Una de las dificultades con las que se encuentran estos investigadores es que los ‘modus operandi’ de los delincuentes y la tecnología con la que trabajan cambian cada poco tiempo, de modo que se enfrentan a nuevos retos de forma continua. La colaboración internacional –«con Estados Unidos es excelente, lo mismo que el trabajo que se hace en Europol», afirma el inspector– es fundamental para obtener la inteligencia necesaria para poder afrontar con éxito esas novedades. «Y también aprendemos investigando a los malos, por supuesto, aunque está claro que sabemos más que ellos ».Muy especializadosTampoco son menores los problemas que tienen estos agentes altamente especializados para explicar a los jueces cómo trabajan y por qué llegan a las conclusiones que llegan: «A veces es más difícil transmitirles los pormenores de nuestro trabajo que lo que es la investigación en sí misma», dice el agente, muy consciente de que es una materia compleja para un neófito.El desafío del Grupo I es poder mantener su actual efectividad a pesar de la constante evolución del crimen organizado . No lo tiene fácil, pero lo cierto es que de momento lo consiguen, eso sí con un cierto coste personal, porque el trabajo es muy exigente. Sus compañeros de otras unidades confían cada vez más en su potencial. Ellos asimismo son conscientes de su preparación, aunque también lo son del nivel de sofisticación de los grupos a los que se enfrentan y la ‘democratización’ que han experimentado no sólo los hackeos, sino también el uso de criptoactivos para intentar lavar el dinero de origen ilícito del crimen organizado. Un dato que también evidencia la especialización de los delincuentes: las estafas informáticas se duplican cada tres años, y con ellas, el número de víctimas. Entre las más comunes encontramos las que utilizan como cebo la imagen de una persona famosa, con la que se consigue que las víctimas inviertan y no solo pierdan dinero, sino también el control de sus dispositivos por dejar acceder a los mismos a un falso director financiero. O el método del ‘hijo en apuros’ , por el que los progenitores reciben un mensaje haciendo creer que sus descendientes están en peligro y necesitan dinero, consiguiendo, en muchas ocasiones, el envío de transferencias que después se convierte en criptos. La operación Atria- Sohan , realizada por el Grupo de Criptos, antes denominado el grupo antipiratería, supuso un antes y un después en la intervención de este tipo de monedas virtuales. El pasado noviembre el juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama envió a juicios a los cinco encausados por pertenencia a organización criminal. Están acusados de enriquecerse con la venta ilegal de contenidos audiovisuales de plataformas de pago tanto de películas y series como de retrasnmisiones de partidos de fútbol. La Fiscalía pide para ellos hasta 22 años de prisión.
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