La decisión más difícil de de Abel Jordán

España ha encontrado de golpe una mina de diamantes. Nuestra selección de atletismo se ha convertido este invierno en una potencia mundial de los 60 metros vallas. Un trío de ases que ha cubierto sobradamente la ausencia de Orlando Ortega.Los tres nuevos mosqueteros de las vallas, Quique, Asier y Abel, se mostraron ayer a un gran nivel en Gallur. Llopis voló dos veces y registró dos récords de España mostrando que este invierno es el atleta más fiable. Asier ha recuperado su tono, la alegría que parecía haber perdido en los últimos meses. Y Abel se dibuja como la gran esperanza de futuro. Una maravillosa promesa pero con una decisión pendiente. To be or not to be. Vallista o velocista. 100 metros ó 110. Cualquier aficionado al atletismo sabe que Abel Jordán tendrá que tomar una decisión. En la élite mundial no es factible combinar la velocidad y las vallas a largo plazo. Los entrenamientos son diferentes y las exigencias técnicas de cada prueba requieren una especialización. Abel, de sangre cubana, crianza madrileña y formación californiana, es uno de esos talentos que surgen de forma extraña, inesperada. Es veloz, flexible, alto. Su técnica de salida es magnífica, algo impropio para su estatura. Es explosivo y muy ágil sobre la valla. En España, salvo quizá Carlos Sala, no hemos conocido esta duplicidad velocista-vallista jamás. El futuro del flamante campeón de España de velocidad se antoja espectacular… pero en algún momento deberá afrontar la decisión final.Willie Gault fue un gran vallista estadounidense que corría los relevos 4×100 con su país. Ése puede ser un camino para Abel. Los que lo conocen bien afirman que Abel Jordán ama las vallas. A nivel mundial es quizá la mejor opción. Y la gran paradoja es que, en el viejo continente, la mejor opción parece la opuesta. Jordán viaja a los Europeos con el mejor crono… pero en 60 metros lisos.