En medio de la furia en el Despacho Oval , entre reproches y gritos, Donald Trump dejó escapar algo más que su enojo con Volodímir Zelenski: una afirmación que, en otro contexto, habría causado un terremoto político. No pintó a Vladímir Putin como un adversario o una amenaza, sino como un verdadero compañero de viaje. Sus palabras fueron más que reveladoras: «Putin pasó por muchas cosas conmigo. Tuvo que soportar una caza de brujas completamente falsa». No era solo una justificación, sino un mensaje implícito sobre su vínculo con el líder ruso, admitiendo entre el caos que, con él en la Casa Blanca, la relación con Moscú ha dado un giro radical.Antes de ser presidente, mucho antes de ser estrella de la televisión, cuando apenas comenzaba a triunfar en la feroz selva de los desarrollos inmobiliarios, Trump comenzó a fijarse en Moscú . En 1987 realizó su primer viaje a la capital rusa con la idea de expandir su imperio inmobiliario. Sin embargo, su visita no fue solo de negocios. Según documentos desclasificados y relatos de exagentes de inteligencia, el viaje fue facilitado por la élite diplomática soviética con el respaldo del KGB, que en esos años buscaba reclutar figuras influyentes en Occidente. Trump y su esposa Ivana fueron recibidos con todos los honores en la capital soviética, alojándose en la histórica suite Lenin en el Hotel Nacional, un lugar altamente vigilado por los servicios de inteligencia. Recorrió varias ubicaciones para un posible hotel cerca de la plaza Roja, pero lo más significativo no fueron los acuerdos comerciales, sino el interés que la URSS mostró en él, al verlo como una figura con potencial político de cara a futuro, posible aliado.Noticia Relacionada estandar Si La Administración Trump considera cancelar de forma inmediata los envíos de armas a Ucrania Javier Ansorena Hasta el momento, EE.UU. ha aprobado el envío de armas y equipamiento militar por valor de 67.000 millones de dólares a su país aliadoEl viaje no se tradujo en negocios concretos, pero Trump comenzó aquel mismo año a pensar en la política. En septiembre compró anuncios de página completa en tres grandes periódicos de EE.UU. para expresar sus opiniones en política exterior, lo que despertó especulaciones sobre una posible carrera presidencial. Aunque un portavoz suyo descartó que se postulara para alcalde, gobernador o senador, evitó pronunciarse sobre la presidencia, avivando aún más los rumores.Donald Trump con la que era entonces su esposa, Ivana Trump, en San Petersburgo ABCAquellos anuncios eran un fiel anticipo de lo que Trump es hoy. En ellos expresaba su preocupación por que países como Japón, Arabia Saudí y Kuwait se beneficiaran de la protección y el dinero estadounidenses sin ofrecer beneficios a cambio. Trump abogaba por que «América debería dejar de pagar para defender a países que pueden defenderse a sí mismos». Trump tardaría aún tres décadas en llegar a las puertas de la Casa Blanca, pero nunca dejó morir el sueño de ver una torre en Moscú con las letras de su apellido en color dorado. Intentó construir la Torre Trump Moscú en varias ocasiones, con distintos socios y bajo diversas condiciones, pero nunca logró concretar el proyecto. Su primer intento serio fue en 2013, tras organizar el certamen de Miss Universo en Moscú, donde se asoció con el magnate ruso Aras Agalarov para un plan de 800 apartamentos de lujo.De fondo está la pregunta: ¿cuándo, dónde y cómo conoció Trump a Putin? Él dice ahora que tras ser presidente, pero eso contradice sus propias declaraciones de 2013 y 2014Sin embargo, tras la invasión rusa de Crimea en 2014 y las sanciones occidentales, el negocio se desmoronó. Más tarde, en 2015, ya como candidato presidencial, reactivó el proyecto a través de su abogado Michael Cohen y el empresario Felix Sater, buscando inversores cercanos a Putin, pero la iniciativa quedó enterrada en medio de la campaña electoral.El plan más ambicioso preveía un rascacielos de lujo, el más alto de Europa, con un hotel, oficinas y residencias exclusivas, pero Trump solo pondría su nombre a cambio de comisiones sobre ventas y tarifas anuales de gestión. Sater intentó atraer a oligarcas rusos, como los hermanos Rotenberg, y llegó a sugerir regalar un ático a Putin para garantizar el respaldo del Kremlin. Sin embargo, el acuerdo nunca avanzó más allá de los borradores y, según el propio Cohen, murió cuando Trump ganó la presidencia. El dosier de la discordiaPor aquel entonces, 2016, circulaba por Washington un dosier, elaborado por el exagente británico Christopher Steele, que alegaba que Rusia llevaba años cultivando a Trump como un activo político y comercial, y sugería que la Torre Trump Moscú era parte de ese esfuerzo. Según el dosier, el Kremlin habría ofrecido a Trump oportunidades lucrativas en bienes en Moscú a cambio de influir en la política estadounidense en favor de Rusia.El documento también afirmaba que el FSB tenía información comprometedora sobre Trump, obtenida durante sus viajes a Moscú, incluyendo su estancia en 2013 en el Ritz-Carlton, donde supuestamente fue grabado en una situación comprometida, que incluía a prostitutas y lluvias doradas sobre la cama que usaron los Obama en una visita. Además, el dosier sostenía que el Kremlin había facilitado la comunicación y negociaciones entre Trump y altos funcionarios rusos, lo que explicaría su insistencia en construir un rascacielos en Moscú con la bendición de Putin. Esa es la caza de brujas a la que Trump se suele referir, desmentida por él y sus abogados una y otra vez. Nunca se confirmó la veracidad de estas acusaciones, la investigación del fiscal Robert Mueller estableció que la empresa Trump negoció la torre moscovita hasta mediados de 2016, incluso mientras Trump ya era el candidato republicano. La combinación de los negocios inmobiliarios en Rusia, los contactos de su círculo cercano con figuras del Kremlin y el dosier Steele alimentaron las sospechas de una confabulación entre Trump y Rusia.De fondo está la pregunta: ¿cuándo, dónde y cómo conoció Trump a Putin? Él dice ahora que tras ser presidente, pero eso contradice sus propias declaraciones de 2013 y 2014, en varias entrevistas en prensa, en las que se jactó de haber conocido al mandatario ruso. En la cadena NBC llegó a decir: «Lo conozco, tenemos una gran relación, y seguramente esté siguiendo lo que digo ahora, así que todo irá genial».
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