Los méritos de ‘Anora’ en la noche de las decepciones

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Los méritos de ‘Anora’ en la noche de las decepciones

Si la decepción fuera un metal precioso, la ceremonia de los Oscar sería la mina más grande del planeta. Es el sentimiento más fuerte y repetido de la noche, aunque sea de un modo casi imperceptible, sutil, fugaz, como el que tuvo Demi Moore cuando oyó el nombre de Mickey Madison. Es mucho más potente el peso de la decepción que el de la alegría, aunque se quiera mostrar menos…, el de ocho actores, ocho actrices, nueve películas…, decepción principal y decepción para el reparto entre candidatos y millones de seguidores de la gala en todo el mundo.Noticia Relacionada estandar No La noche de Karla Sofía Gascón: sin alfombra roja y dos chistes por sus tuits Fernando Muñoz La española entró por la puerta de atrás al Dolby Theatre para evitar polémicas. El presentador, Conan O’Brien, se metió con ella en el monólogo inicialQue tres de los grandes Oscar, Mejor película, Mejor Director y Mejor Actriz, fueran para ‘Anora’, Sean Baker y Mikey Madison fue un mazazo de desilusión para ‘The Brutalist’ y su director, Brady Corbet, o para ‘Cónclave’, que tenían esperanzas de conseguirlo. Probablemente ‘Emilia Pérez’ y su director, Jacques Audiard, ya llegaron desilusionados a la gala, pero igualmente contribuyeron a sacarle ese metal precioso de la decepción a la noche porque ni siquiera consiguió el de Mejor Película Internacional, y eso sí dolió. Y aún fue menor de lo que se merecía el destrozo que causó ‘Anora’, pues se le negó su Oscar de Actor Secundario a Yura Borisov, que con Mickey Madison tienen uno de los grandes momentos de interpretación del año al final de ‘Anora’. Lo ganó Kieran Culkin, por su simpático papel en ‘A real pain’.El éxito de ‘Anora’ y de Sean Baker es indiscutible, aunque haya quien pretenda discutirlo o quitarle algún tipo de mérito. Es una película modélica , con una historia en su interior que se deja ver como comedia a pesar de que lleve dentro un denso grumo de drama y tristeza. ‘Anora’ es incluso más que una comedia, es una ‘screwball’ del siglo XXI, con su locura de guion, sus excesos de texto, erotismo y comportamiento infantilón, y tiene el dobladillo lleno de sentimientos y dignidad. Es fresca, descarada y libertina, también airada y combativa, y si alguien (o millones de alguien) prefería que el Oscar lo consiguiera otro título, tal vez ‘The Brutalist’ o ‘Conclave’, o ‘La sustancia’, puede consolarse e incluso cambiar de idea viendo ‘Anora’ otra vez y ya sabiendo que los académicos de Hollywood nunca resbalan. Nunca, ni siquiera cuando patinan.

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